De las Cenizas

Capitulo 18 "Sinceridad en el corazon"

Al principio di como unas veinte vueltas al patio, pero no fueron de gran ayuda. Al ver esto el entrenador por así decirlo comenzó a ponerme ejercicios como la última vez.

El disfrutaba gritarme y yo poder alejar de mi mente esa noche. Perdí la noción del tiempo y de en donde me encontraba. Sentía un gran alivio cuando la ceniza salía de mí y mis manos ardían en flamas moradas a voluntad. El enojo desapareció, así como también la tristeza.

  • Ve a comer – me dijo el entrenador – nos veremos en la mañana.
  • Está bien – vi como su propia sombra se lo trago y a esta la absorbió el suelo desapareciendo de la habitación

La puerta que conectaba al comedor se abrió. No me había percatado de que esta se había cerrado, pero supuse que era obvio porque jamás nos molestaron. Cuando entre solo encontré mi plato de la comida en el comedor. Todo el lugar estaba vacío. No sabía si irlos a buscar o comer.

Me senté en comedor y comí en silencio pensando en una nueva forma de salir de aquí.

  • Gracias por hacerme las cosas más fáciles – escuche a Eva detrás mío.
  • No sé a qué te refieres – le conteste algo fastidiada.
  • Pensé que me iba a ser difícil separarte de Félix, pero por lo visto ya te estás haciendo cargo de eso tu misma.
  • Como siempre lo que sale te tu boca no tiene sentido para mí – me levante de la silla y le hice frente – pero supongo que debo empezar a acostumbrarme.
  • Solo es cuestión de tiempo para que Félix se dé cuenta de lo que perdió y regrese a mi – tomo mi vaso de agua de la mesa y me lo tiro en la camisa.

Estaba a punto de tomarla del pelo y hacer que se su rostro chocara con el vidro de la mesa cuando Félix apareció entre nosotras.

  • ¿Qué carajos crees que haces Eva? – le dijo furioso.
  • Félix – le imploro en busca de apoyo, pero una vez que se dio cuenta de que no lo iba a recibir cambio su postura – no puedo creer que te interese una chica como ella que te oculta un pasado como el suyo.

Ambos estaban muy cerca. Era una situación incómoda de por sí y ver sus rostros a centímetros no es algo que me guste mirar. Todos los demás nos miraban a lo lejos. Se respiraba una tensión horrible.

  • Ya una vez lo hice además que tan malo es que aprenda de mi error – no reconocía al Félix que estaba frente a mi – su pasado no es mejor que el tuyo ambos lo sabemos así que deja de hablar estupideces y aléjate de ella sino quieres que hable.

Vi como Dante se acercaba y antes de que llegara a nuestro encuentro me aleje de ellos. Escuche a lo lejos al voz de Eva y Félix discutiendo acerca de mí, así como la de Dante tratando de tranquilizarlos mientras los demás solo estaban parados mirando.

Subí a mi habitación y me quité la camisa mojada. Trate de llegar al baño, pero me quede a medio camino tirada en el suelo. No podía respirar y el aire me era insuficiente. Mi garganta era un nudo y mi cabeza dolía. Mi piel empezó a arder. Sabía que esto no estaba bien así que dirigí toda energía a mis manos y vi como escupían fuego morado que alcanzaba el techo. Duro tan solo unos segundos, pero comprendí que los sentimientos van de la mano con el poder que hay dentro de nosotros.

  • ¿Estás bien? – estaba en la puerta Ezequiel.
  • Eso creo – dije tratando de regularizar mi respiración mientras miraba al frente – ¿Qué quieres?
  • Perdón por lo que dije en la alberca – escuché como se acercaba – no tenía el derecho de decir aquello. Espero y nos perdones.
  • Ella tiene boca no es cierto – me puse de pie de mala gana y caminé a él.
  • No pudo venir ya que está en medio de la pelea – me sorprendió escuchar que Ariadna estaba en también en la discusión.
  • Voy a bajar y parar esto antes de que nos castiguen – camine al closet y tome una camisa de Félix mientras bajaba.

A medio camino me arrepentí ya que no sabía como carajos iba a detener esto. Escuchaba los gritos de Eva diciéndole a Félix que me dejara mientras Dante la tiraba de loca. Me dio un poco de risa escuchar a Dante ya que después de todo se había dado cuenta que no le querían. Escuché como Lucas y Raquel se quejaban de que como estuve a punto de casarme con un soldado apoyando a Eva mientras los otros repetían que no sabían los hechos o que nos castigarían.

Cuando baje vi al entrenador cerca de la puerta de entrenamiento que estaba cerrada. Nadie parecía prestarle atención o darse cuenta al menos de su presencia. Todos estaban discutiendo. Ni siquiera a mí me estaban prestando atención cuando quede a la vista. Caminé al entrenador y este me tendió una carta cuando estuve lo suficientemente cerca.

  • No sabía que ellos dos estuvieron juntos – dijo divertido mientras miraba como discutían – hacían buena pareja.
  • Ya lo creo – tome la carta que estaba sellada por primera vez
  • Deben abrirla al anochecer cuando la luz se torne roja – me miro por primera vez a los ojos – no antes ni después entendido.
  • Si – conteste y la guarde en la bolsa de mi pants.




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