Desperté y todo seguia en oscuridad. No sabía cuanto tiempo había pasado. Mi cuerpo dolía, pero era aún mayor el dolor de culpa por no haber podido escapar a tiempo de este lugar. Si no hubiera regresado con Félix por Eva y Dante hubiera tenido podido esconderme mejor o a ver llegado más lejos.
Estas al fin de cuentas son las consecuencias de hacerle caso al corazón en vez de pesar la cabeza. No me sentiría tan mal si no hubiera pasado aquel beso y tal vez no estaría aquí o quien sabe, pero ya no puedo cambiar las cosas.
Pasaron varias horas hasta que la caja se detuvo. Después de eso podía sentir como se movía muy poco y alcanzaba a escuchar ruidos sordos que no me decían nada acerca de en donde estaba. No sabía cuantos de nosotros habían sido capturados nuevamente, pero esperaba y fuesen pocos. A pesar de que nuestra prisión era por así decirlo de lujo ni a mi peor enemigo le desearía esto.
El cambio en la iluminación me cegó de inmediato ya que estaba en completa oscuridad. Escuche otros quejidos parecidos, pero apenas enfocaba mi mirada un par de guardias me tomo del suelo y me llevaron cargando a otra habitación.
Como en mi anterior jaula tenían algún fetiche por los colores ya que todo en este lugar era de color gris, aunque en diferentes tonalidades y como si fuera un Déjà vu se repitieron mis visitas al doctor y me chequeos la única diferencia es que estaba sola.
Por arder en llamas mi chamarra era un hilacho viejo quemado y estaba bastante sucia. La nota con la que venía el anillo no había sobrevivido a mi fuego, pero el anillo seguia aun conmigo. Llegados a un punto me obligaron a deshacerme de la chamara que me cubría el torso ya que también se había quemado mi camisa. Sobra decir que no me sentía muy cómoda, pero a nadie le importaba.
Me dejaron en una habitación hexagonal en donde se encontraba para mi sorpresa Ariadna y un chico que no había visto antes. Ariadna está en desplomada en suelo llorando. Trate de acercarme, pero me dijo que parara cuando se dio cuenta de mis intenciones y me limite a regresar cerca de donde entre.
Al paso de unos minutos aparecieron Ezequiel y Dante. Lo cierto es que nadie tenía muchas ganas de hablar y aunque había cosas que quería preguntarles no era el momento. El nivel de incomodidad se elevó cuando Félix junto con Eva entraron a la habitación. No sé que esperaba mi cabeza cuando lo vi. Tal vez que vendría mi pidiéndome perdón o que explicaría que carajos sucedió, pero ni siquiera me noto. Esto me dolió, pero lo oculte en los más profundo de mí.
La última en llegar fue Raquel que estaba muy molesta y lloraba en silencio a mi parecer de impotencia. El silencio era más que incómodo.
Nadie contesto. Su voz me parecía tan irritante en estos momentos que mi mala cara como muchas otras se hicieron presentes.
Solo esperaba el momento justo para que esto acabara y nos volvieran a separar porque esto estaba jodidamente de la mierda. Para el colmo podía sentir la mirada clavada de Félix a mi costado y tenía la de Ezequiel frente a mí. No sabría decir si esto se debía a mi falta de ropa o alguna otra razón en específico, pero seguia siendo igual de incómodo.
Lo ignore ya que no sabía a qué carajos se refería, pero me podía hacer una idea después de todo. Caminamos un rato en silencio hasta que llegamos a una pequeña habitación en donde estaban dos hombres de edad avanzada con batas blancas y unas jeringas.