De las Cenizas

Capitulo 26 " Nueva jaula y compañeros de celda"

En cuanto se cerró aquella puerta se apodero de mí el miedo. No sabía que decir o hacer ya que en mi cabeza aún estaban las imágenes de tan solo unos minutos en el pasillo y seguia pensando en todo lo que dijo el entrenador acerca de mi vida y la de los demás. Si me equivocaba de nuevo terminaría en un maldito tubo de ensayo o drogada en una cama sin poder a ver a mi familia de nuevo.

  • Bien supongo que estamos solos – dijo el Samuel sacándome de mis pensamientos.

Me di la vuelta y me dirigí al comedor ya que, aunque no me agradara en absoluto el entrenador era la única persona de la que recibíamos información y si quisiera hacernos daño de verdad ya lo hubiera hecho.

  • Espérame – me tomo del brazo Raquel y nos adentramos en aquel lugar.

La habitación era gigante. Había varias mesas de forma circular rodeadas de un anillo de menor altura que debía de servir como asiento. Todo tipo de alimentos seguida de un recuadro que se conectaba con la pared.

Al entrar nos encontramos con el otro grupo que había llegado después de nosotros. Estaban formados en fila india mientras tomaban unas charolas con divisiones.  A su lado estaba aquel hombre dándoles indicaciones.  Los imite y me forme.

  • Al parecer si estaremos unidos – me susurro Raquel provocando que me girara.

Detrás nuestro en fila india se encontraba mi cuadrilla. Supongo que todos estaban tan perdidos como yo o eso quería pensar.

  • Eso espero – tomé la charola y seguí avanzando.

El entrenador del otro equipo guardo silencio en cuanto nos formamos y se dedicó a obsérvanos minuciosamente. Aquello era molesto, pero lo ignore como todos lo demás para no tener más problemas de los que puede manejar.

  • Al fondo – grito cuando el primer chico de su cuadrilla había llegado al final de la barra.
  • Mierda me asusto el hijo de puta – me susurro Raquel.
  • Es una lástima que les haya tocada alguien como Sombra para mentor – se dirigió a nosotros, pero nadie contesto – los abandona suerte y se larga a apostar que solo duraran un día

Me serví un poco de fruta picada y dos guisados con carne que encontré en aquellas bandejas con comida mientras ignoraba a ese sujeto. No sabía cuánto tiempo llevaba sin comer y tampoco sabía cuándo lo volvería a hacer así que llene mi charola a tope y me senté en la mesa más cercana.

Supongo que era de esperarse o algo parecido, pero me dejo en claro en quien si podía confiar y en quien no cuando se empezaron a sentar en otra mesa. Las mismas personas que se sentaron a mi lado en el auditorio fueron junto con las que comí en silencio mientras escuchaba a lo lejos el entrenador del otro equipo.

  • ¿Quiénes son los más fuertes de su cuadrilla? – dijo samuel con la boca llena rompiendo el silencio.
  • Uno lo tienes enfrente y los demás están en la otra mesa – le contesto Raquel con cierta amargura en su voz – Aun puedes irte con ellos.

En cuanto termino uno de los chicos de la otra cuadrilla y vi lo que hizo con su bandeja me puse de pie y lo imité. Sacudí la bandeja en el hueco que había cerca de ese recuadro y dejé la bandeja sobre una banda que se llevaba la charola por aquel agujero. Me di la vuelta y me dirigí a la mesa en donde aún estaban Raquel o Samuel.

  • Iré a nuestra sala y buscare las duchas – asintieron extrañados – o ¿quieren que los espere?
  • A mi si por favor – dijo algo apenado Samuel.
  • Está bien – me senté y miré de reojo a la otra mesa.

Hablaban entre murmullos apenas entendibles.  El único que parecía no hacerlo era Félix, pero en cuanto lo mire de inmediato regrese la vista a mi mesa. No tenía muy claro como serían las cosas entre nosotros a partir de ahora.

  • Supongo que planean como sobrevivir en unas horas – dijo Raquel al percatarse de mi mirada.
  • Yo diría que es como mantenernos al margen ya que no estamos de su lado – tenía razón samuel ya que Ezequiel por alguna razón estaba enojado conmigo.
  • Eso no es necesario – mi mirada se cruzó con la de Félix – no creo que nos quieran como enemigos, aunque si trataran de deshacerse de nosotros no la tendrán fácil – no podía descifrar nada de aquellos
  • Buen punto – se levantó Raquel y Samuel le siguió.

Los vi alejarse y cuando regresé la vista a la mesa vi cómo se acercaba Félix. El pánico se apodero de mí, pero de inmediato lo oculte. Me puse de pie y me alejé en busca de la salida.

  • Vic… – lo escuche decir detrás de mi cuando Raquel me tomo del brazo y siguió a la salida.
  • Me entere de lo que había pasado – me susurro – me costó trabajo por lo unidos que eran, pero supongo que solo mentía.
  • En eso tienes razón – dijo detrás nuestro Samuel con una sonrisa a modo de disculpa – aunque no se dé están hablando.
  • Entonces debes venir con nosotros – rio Raquel – ya que hablábamos de mucho que nos urge una ducha.
  • Sigo creyendo que tienes razón entonces – rio y Raquel lo tomo del brazo al igual que a mí y nos dirigimos a nuestra sala.




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