De las Cenizas

Capitulo 27 "Peleas"

  • Mi nombre es Eduardo – escuché detrás de mí – soy del equipo Sam.

Volví a parar por su declaración y di media vuelta. Alado suyo estaba el otro chico. Me acerqué a ellos y los escaneé rápidamente

  • Soy Victoria – señale al entrenador que le susurraba algo a Nara que ya había vuelto a la realidad – soy parte del equipo de ese imbécil.
  • Lo sabemos – río el chico que lo acompañaba y luego se posó a mi lado muy rápido – ¿Todo tu equipo es tan único como tú?
  • A sus lugares – grito Sam al vernos conversar – no es momento de charlar.
  • Soy Trav – me susurro el chico a mi lado para luego aparecer en un parpadeo en su lugar.

Me dirigí en silencio a mi lugar como el otro chico mientras Nara maldecía en silencio. En entrenador trataba de calmarlo, pero no lo consiguió hasta que le susurró algo que desfiguró su rostro por un segundo para después aparecer una sonrisa macabra como la del entrenador.

  • Otros tres al frente – grito en el entrenador al verme sentada en el suelo con los pies cruzados entre mis compañeros.
  • ¿Qué te dijeron? – me pregunto Ezequiel cuando me senté en el suelo.
  • Nada que te interesé – le solté molesta y crucé los brazos mientras miraba a los otros equipo poniéndose de acuerdo.
  • Si no nos dices te dejaremos afuera – me amenazo y esto hizo que desatara una risa descarada en mi cara.
  • Enserio – le dije con sarcasmo mirándolo a los ojos – quiero ver que lo intenten porque sabes es más fácil que yo los deje afuera que ustedes a mí.
  • Maldita perra loca – maldijo Ezequiel y se alejó de mí.

Regresé mi vista a los otros equipos y mis ojos se cruzaron con los de la chica del equipo de Sam. Seguí teniendo a su alrededor aquel polvo flotando. Ninguna de las dos desvió la mirada y empezó una batalla entre nosotros.

Vi como alzo la mano y todo su equipo asintió. Empezó a caminar al centro con la mirada aún clavada en mí.

  • Dante sigues tu – escuché a Ezequiel decir aún con enfado.
  • Félix – maldije al instante al decir su nombre por impulso – ve tu – traté de remediar.
  • ¿Porque iría? – me cuestiono Eva en apoyo a Ezequiel.
  • Por ella es uno de los más fuertes – la chica ya había llegado al centro y seguíamos sosteniendo nuestras miradas – o porque no vas tú Ezequiel. Sería bueno que una chica te patee el trasero.

Escuche la risita de Raquel detrás de mí. Aquello me hizo sonreír, pero la chica rubia me lo tomo para mal y desvío su mirada. Él patrón de su polvo cambió de sentido y velocidad.

  • Si ve tu Ezequiel – me volteé y le sonreí – creo que estará encantada de golpearte.
  • ¿De qué hablas? – me pregunto Ariadna preocupada por Ezequiel.
  • Vete a la mierda – estaba molesto – ira Dante.
  • Así que eres una gallina que usa a los demás para sobrevivir – mis palabras lo sorprendieron – ahora entiendo como escapaste tantas veces de la cárcel.
  • No te desquites con él por mi culpa – se me acerco Ariadna y trato de apoyar su mano en mi hombro.
  • No eres tan importante – me alejé para que no me tocara – solo que los chicos que están ahí son fuertes. No nos podemos quedar atrás o le dirán a los demás.
  • Iré – avanzo Félix, pero lo tome del pantalón y lo pare.
  • Creo que Ezequiel debe hacerlo – fije mis ojos en los suyos – para eliminar cualquier duda de debilidad de mi parte.
  • Rápido – grito el entrenador. Ezequiel avanzo y solté a Félix del pantalón.

Lo seguí con la mirada hasta que de nuevo me crucé con los ojos de la chica que me alzó una ceja al ver a Ezequiel. Aquello me produjo una sonrisa y encogí los hombros a modo de indiferencia.

Permaneci en mi lugar y se repitieron las mismas instrucciones. Nuevamente se unieron para inmovilizar a la chica. Esta no uso sus habilidades al principio y el polvo flotaba sin orden, pero al momento de que Ezequiel electrocuto al chico y lo dejo tirado en el suelo la chica río. El polvo empezó a girar en a su alrededor con mayor velocidad.

Le dio una buena paliza tengo que reconocer y esto me trajo un poco de satisfacción. Esta vez sí había gritos de apoyo de nuestro equipo además de que Ezequiel era buen peleador, pero aun así apenas se podía mantener en pie.

  • Te quieren dejar atrás – me susurró Dante rápidamente al pasar a mi lado.

Actué con indiferencia, pero aquello me era muy coherente. Ahora entendía por qué no me apoyaron y porque me mandaron primero pensando que me lastimaron lo suficiente. Todos apoyaban a Ezequiel que ha dejado claro que no está de mi lado si continúo sin hacerle caso.

  • Toma agua – me ordeno el entrenador y me señaló una llave que había salido de la pared junto con vasos.

Me puse de pie de mala gana y mientras de nuevo los entrenadores participaban en el combate. Tome un vaso y lo de llene de agua. A simple vista no tenía nada de raro, pero cuando me la llevé a la boca me di cuenta de su peculiar sabor a frutos rojos.




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