De las Cenizas

Capitulo 35 "Las cartas sobre la mesa"

Encontraba alivio en el entrenamiento por estúpido que suene. Lograba despejar mi mente y reducir el peso de las cosas que se volvían mínimas al sentir el dolor en mi cuerpo por el ejercicio.

Como me amenazo me llevo al cubo-caminadora y permaneci ahí como por dos horas. Ayudo a despejarme es verdad, pero seguia teniendo en la cabeza a Gabriel que de seguro estaría moviendo tierra y mar para hacerme pagar.

  • No te vez tan jodida – se me acerco Raquel al verme entrar a la sala de entrenamiento – esperaba encontrarte peor.

Estaba recargada en la pared por el dolor de mis piernas. Camine por el pasillo tratando de no caerme por la falta de fuerza y logre llegar después de varios minutos..

  • Pues ya vez que no – me apoye en ella y comenzamos a caminar a la llave de agua.
  • Miren quien regreso – se nos acercó Dante.

La habitación estaba vacía excepto por nosotros tres. Los demás no estaban por ningún lado.

  • ¿Como te fue? – me dijo al estar frente a nosotros.
  • No me quejo – me encogí de hombros mientras llevaba otro vaso de agua a mi boca – ¿y a ustedes?
  • Nada fuera de lo normal – repuso Raquel – solo su habitual regaño.
  • Estaba molesto porque descubriste que nos mintió – se recargo en la pared alado mío – ¿Cómo te diste cuenta?

Tomé un poco más de agua y me senté en el suelo para aliviar mis piernas.

  • Al principio note algo raro en sus movimientos y el ritmo – me sincere – pero no me di cuenta hasta que pelee con el – recordé como nos movíamos – sentí aquella familiaridad y a cada movimiento comprobaba que no era una maquina si no una persona.
  • Parecía un baile por cómo se movían – se sentó Raquel a mi lado – estaban tan sincronizados que casi olvido que trataba de romperte el cuello.
  • Estas segura que es de tu distrito? – Dante se inclino frente a mí.
  • Si – mire el vaso vacío – aunque no sé quién es
  • Bueno – Raquel se recargo en mi hombro – todos te tachan de loca ya que no notaron nada de lo que dices…
  • Ey no me incluyas – rezongo Dante y se sentó en el suelo al otro lado mío – yo confió en tu instinto Victoria. Ya más de una vez eh comprobado que no te equivocas
  • Y yo – Contrarresto Raquel – pero los demás no piensan lo mismo.
  • No des las cosas por hecho – se escuchó la voz de Félix a lo lejos

Alcance ver como se acercaba con el resto del equipo empapados. Era como si hubieran estado bajo la lluvia por horas por la forma que escurría el agua.

  • Hablando del rey de roma – Dante parecía que iba a ponerse de pie, pero le tome de su camisa para que se quedara en donde estaba y este comprendió al instante.
  • ¿Entonces creen en Victoria? – les desafío Raquel.
  • Tenemos que hacerlo – le reprocho Eva algo engreída – es nuestra compañera y no creo que hubiera alterado por una estupidez.
  • ¿Y yo que pensaba que lo había escuchado todo? – contesto sorprendido Dante.
  • En fin eso no importa – suspire agobiada – tenemos un problema más grande y es Gabriel.
  • Es verdad – se enderezó Raquel – ¿estas tan segura de que nos matara?

Ezequiel soltó un bufido de burla y vi como sus pies se alejaban. Estaba claro que seguia aferrado a la idea que conocía todo acerca de la resistencia.

  • No dejara cabos sueltos – me lleve la manos a mi cabeza para masajearme las sien – es frio y calculador. Soy un riesgo para él y ahora que sabe en dónde estoy no parara hasta joderme.
  • Bueno entonces es como Dante – dijo despreocupada Raquel.
  • Entonces no hay de qué preocuparnos – se alejó Eva.
  • Gracias por la comparación – dijo serio Dante – pero ¿Por qué te quiere muerta?
  • Sabe más de lo que debería – contesto desenfadado Ezequiel – una vez que regreso a rescatarlo firmo su sentencia de muerte. Ahora vendrá por ella y nos puede matar por que debe pensar que sabemos algo.
  • ¿Y lo sabemos? – dijo Raquel intrigada.
  • Por supuesto que no – remate al instante – solo lo sé yo y alguien más allá afuera, pero a estas alturas debe pensar que estoy muerta.
  • Eso es malo – Hablo Félix por fin que me miraba seriamente – Esa persona podría ser tu seguro o tu efectiva venganza, pero no importa si te cree muerta.
  • Bueno ya que corro el riesgo de que me mate me gustaría saber por qué – soltó Eva rematando – al menos así valdría la pena.

Negue de inmediato con la cabeza. No necesitaba más personas involucradas, así como tampoco que mis opresores lo escucharan. Si Gabriel me podía sacar de aquí dejare que lo haga y ya después me las arreglare para deshacerse de él. Al final de cuentas no será la primera vez ni la última que use su poder por interés.

(al final no sabe en dónde está mi Familia así que ya no puede amenazar)

  • Eso no sucederá – suspiré y me puse de pie – ya que primero deberá entrar aquí por nosotros y si es imposible salir así que debe ser aún más complicado entrar.
  • Vaya consuelo – se sacudió el pantalón Dante al ponerse de pie – pero no creas que te vas a librar tan fácil de mí.
  • Y quien dijo que pensaba hacerlo – ignore la mirada de desaprobación de Félix – incluso empiezas a agradarme. Es una lástima que tengamos un pasado tan tormentoso.
  • Podría dejarlo atrás – trato de coquetearme Dante – si me esfuerzo…
  • Pero no eres capaz – me encogí de hombros y me alejé de ahí por la tensión que se generaba – el olvido no es para ninguno de los dos.




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