De las Cenizas

Capitulo 39 " Risas"

Nos pusimos de pie de fuimos a dejar las charolas. Pensé que nos detendrían, pero no fue así. Cuando íbamos de salida pude escuchar mi nombre y volteé. Vi a Trav y Eduardo hablando con otro sujeto mientras me saludaban. Les devolví el saludo y a pesar de sus señas para que me acerca continúe con mi camino.

Al llegar a la entrada había varios sujetos recargados en la puerta de nuestra sala. Al vernos no se movieron y nos miraron esperando algo.

  • Nos darían permiso – les dijo dulcemente Raquel – de favor.

Los tipos se rieron y miraron entre ellos. Nosotras solo estábamos desconcertadas por la amabilidad y los modales de Raquel que por primera vez encajaban con el promedio.

  • Porque no nos acompañan primero a nuestra cama.

Sin aviso previo un sujeto tomo a Aria del brazo separándola de nosotros. Soltó un chillido de la sorpresa, pero al instante el sujeto estaba en el suelo inconsciente.

  • Por dios que susto – dijo muy tranquila Aria sacudiéndose el brazo – que tipo tan desagradable.
  • Que le hiciste maldita perra.
  • Solo lo mando a dormir – le contesto Eva con descaro – parecía que no pensaba bien las cosas.
  • Malditas perras locas – maldijo su compañero tomando al inconsciente para alejarlo de nosotros.
  • Claro que si... 

Todos la miraron confundidos. Me preguntaba si yo me veía así cuando actuaba de forma completamente antinatural.

  • Ahora se podrían hacer un lado por favor – reitero Eva a los sujetos de estaban en la puerta.

No se movieron muy seguros de si mismos. Raquel y Eva me miraron en busca de ayuda. Sabía que ahora era mi turno.

  • Me cansé de los buenos modales – les dije fingiendo fastidio – se mueven de la puerta por un carajo

Los sujetos rieron divertidos por mi actitud. Lo cual me fastidio de verdad. Hice una seña y las raíces que aseguraban la puerta crecieron y atraparon dejándolos inmóviles. Me acerque a ellos tranquilamente.

  • No quería hacerlo de esta forma – le acaricie la mejilla a uno que me miraba aterrado lleno de pánico – pero no me dejaron opción…
  • Alto – grito un sujeto desde un balcón de arriba – déjalos ir.
  • ¿Y porque lo haría? – le cuestiono Eva – Si fueron muy groseros con nosotros.
  • Lose y pido disculpas en su nombre – el sujeto de piel morena era bien parecido y estaba en el 5 piso – algunos de ellos son parte de mi clan.
  • Interesante – se me acerco Raquel divertida – ¿qué opinas Victoria?
  • Es una lástima que no me pueda divertir – toque una de mis raíces y esta se esfumo en ceniza dejando caer al suelo a los tipejos – pero de todas formas una disculpa es una disculpa.

Los sujetos en cuanto tocaron al suelo salieron corriendo despavoridos. Había aún mucho más público del que recordaba rodeándonos y podía sentir la presencia de los chicos detrás de la puerta. Teníamos que entrar antes de que de verdad esto se saliera de control.

  • Les gustaría subir a tomar un trago – se ofreció amablemente – en agradecimiento por dejarlos ir – se explico
  • Lo lamento, pero declinaremos su invitación – le contesto muy segura Aria – estamos muy cansadas. Lo mejor sería que nos retiraramos.

(Cuanta clase y refinamiento de la nada)

  • Coincido – apunto Raquel que luchaba por contener su risa – estamos agotadas y lo único de nuestro interés por ahora es descansar.

Ahora yo luchaba por contener la risa. Las cuatro éramos todo menos educadas y refinadas. El actuar de esta forma burlándonos de nosotras mismas y el sujeto del balcon nos arrebazaba. Era cuestión de segundos para hacer muertas de la risa.

  • Es una pena – reitero el sujeto que tenía los ojos clavados en Eva – espero que en otra ocasión sea posible. Estaría encantado de charlar con tan únicas señoritas.
  • Si como sea – Eva le ignoro – Victoria nos harías el honor.

Sonreí divertida por su reacción – será un placer – le seguí el juego y abrí la puerta por la mitad. Entramos y rápidamente mientras cerramos la puerta. No paso ni un segundo y ya estábamos en el suelo riendo a carcajadas por lo sucedido.

  • Que carajo están bien – dijo extrañado Samuel saliendo de la cortina que tapaba la cama.

Ninguna le pudo contestar y seguimos riendo de nuestro chiste hasta que paso un tiempo y nos recuperamos.

  • Eso fue muy divertido – dijo Aria entre risas – hay que repetirlo.
  • Será un placer – le dijo Eva y reventamos en risas nuevamente.

Los chicos nos miraban más que confundidos desde el sillón mientras nosotras estábamos en el suelo riendo.

  • Permítanme sugerir que la próxima vez – reventó en risa nuevamente Raquel para contenerse nuevamente – aceptemos la invitación y hagamos una cata de su licor.




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