De las Cenizas

Capitulo 42 "Peleas de hermanos"

Todos estábamos pasmados por lo que había dicho. Supongo que ahora comprendía el enojo de Dante. Creo que yo también estaría molesta si Isidro me dijera algo así pero estoy segura que después de un rato estaría más que feliz por salir de este maldito agujero.

  • Que carajo – dijo muy sorprendido Ezequiel.
  • Dios mío santo – susurro Eva impactada – no me lo creo.
  • Dime que carajo esperabas – le reprocho aun molesto – querías que diera brincos de alegría porque te casaras con hijo de puta como ese.
  • No – le grito molesta reponiéndose – pero si almenas que te dieras cuenta de que lo hacía por ti media neurona.
  • Pues aún estas a tiempo – le dijo un poco más calmado Dante – mándalo a la mierda y regresa con nuestra madre.
  • Tiene sentido para mí – Samuel con los ojos fijos en ellos.
  • No lo mandare a la mierda – le grito molesta – y tú no te atrevas a decirme que carajos hacer entendido Dante Santini Croyal porque desde la vez que volviste a dejar todo para matarla – me volvió a señalar – perdiste el derecho en nuestra puta familia de opinar.
  • Entonces porque carajos me pides que te entregue a ese hijo de puta – el entrenador no pudo evitar reírse – cuando ya no soy de la familia.
  • Porque eres mi único hermano – le grito aun molesta – mi úniiiiiiiiiica familia por un carajo y necesito que estés ahí – enfatizó en el ahí – entendiste.
  • No puedo – le contesto tranquilo y camino hacia nosotros.
  • ¿Y porque carajos no podrías? – le detuvo su hermana.
  • Acaso no vez que estoy atrapado en este puñetero lugar – le reprocho Dante.
  • La boda – se metió el entrenador con cautela – se realizará en el salón por orden del novio y todos estarán presentes – le señalo – eso te incluye y a todos los demás también.
  • Que carajo – dijo indignado – es enserio Octavia.
  • Claro que si – repuso muy segura – aunque te niegues estarás presente en la ceremonia y en la fiesta. Además, no podía faltar la razón – me señalo – de que conociera el amor.
  • ¿De verdad amas a sujeto? – le dijo Dante a nada de estallar nuevamente.

Ella negó con la cabeza y puso los ojos en blanco.

  • Me refiero a su hermano

(¿Qué mierda acaba de decir?)

  • ¿Mi hermano? – les dije incrédula.
  • Hay si – vi de inmediato como el rubor surgía en sus mejillas – es tan irresistible y amable…
  • ¿Tú de donde carajos conoces a su hermano? – le arrebato Dante celoso.
  • El día que los capturaron en el mercado por fin converse con el – le escuche emocionada – mi plan era dejarlo fuera de esto junto con ella – me señalo mientras le explicaba a Dante – incluso le conseguí un buen transporte, pero se tardaron más de lo que debían y la capturaron.

(¿la chica con la que coqueteaba Isidro era ella acaso?)

  • Pero tu pelo es rubio – dije confundida mientras el parecido cuadraba en mi cabeza.
  • Use peluca – me contesto – y esperaba que fuera una forma de pago el librarlos de todo eso y por salvarle la vida a Dante.
  • Que no hubiera está en riesgo si no me hubiera apuñalado – repelo aun enfadado mirándome como si fuera mi culpable todo esto.
  • No te abría apuñalado si no me hubieras tratado de matar – le reproche molesta – y yo hubiera salido a buen tiempo del mercado si no fuera por la motoneta.
  • Bueno ya no importa – su hermana me miro – mi amor está lejos en alguna parte a las afueras del desierto y Dante con vida así que ya es ganancia para mí.

Caí al suelo al escuchar que dijo desierto. El miedo se apoderó de mí ya que el campamento de Gabriel estaba en esa dirección y aunque se hubiera movido era muy fácil de encontrarlo para nosotros.  Sabía que Isidro creía en la causa de Gabriel y aunque le aleje de él eran muy cercanos. Era posible que el fuera a pedirle ayuda al haberme capturado.

  • Victoria – me levanto el entrenador – dios mío estas helada.
  • ¿Qué le sucede? – escuche a Octavia – ¿le dio algún ataque?

(Vamos Vic no te cansas de huir y tenerte que esconder)

Me enderece y me libre del entrenador mientras todos me miraban con cautela. Me acerque a la hermana que me mira estupefacta pero no temerosa. Ahora sabía que tenía que salir de este maldito lugar a como diera lugar 

  • ¿Estas segura de que fue en ese dirección? – le pregunte mientras Dante estaba cerca de mí con una gran cantidad de agua flotando a nuestro alrededor.
  • Si – me dijo serena – cerca de ahí le perdí el rastro.
  • Carajo – maldije alejándome de ella.

Mi piel no paraba de arder y para cuando me di cuenta estaba en llamas.

  • Mierda – volví a maldecir y contuve las llamas en mí.
  • ¿Están malo que haya ido en esa dirección? – me pregunto la hermana de Dante preocupada.
  • Aun no lose – suspire agobiada.
  • Si es tan impulsivo como ella – dijo el entrenador – no lo dudo.
  • Pero ya no hay nada en el desierto – trato de consolarme – me asegure de eso desde hace tiempo.
  • pero hay un rastro – las llamas querían salir nuevamente de mí.
  • Y es un nómada – dijo serio Ezequiel.
  • Lo que lo convierte en un buen cazador – dijo Samuel – y un buen rastreador.
  • Te entregare – repuso de mal humor Dante – pero asegúrate de que su hermano no vaya tras el campamento del Monte.
  • Lo iba a ser de todas formas por lo preocupada que esta – repuso molesta pero ya de mejor humor – para que este así debe ser porque no está bien mi cariño.




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