Esa noche descanse en el suelo ya que no me acomodaba en la cama estos últimos días. El calor de la habitación se encerraba cada vez más y estaba a nada de quitarme la ropa y tirarme en el suelo, pero sabía que el entrenador en la mañana no pararía de molestarme.
Félix se acostó antes que yo y aunque dejo un espacio para mi preferí no tomarlo. Me recosté cerca de la puerta con una manta por si hacia frio más tarde y me dejé llevar con la idea de que pudiera estar algún día fuera de este lugar.
Fue la primera vez que no soñé con nada. Todo fue oscuridad que le dio la calma necesaria a mi alma después de tanta agitación. Era embriagante sentir aquello, pero a la vez tormentoso ya que mi mente no paraba de cuestionarme acerca del porqué y el ahora. Me confundía sentirme así ya que no sentia que lo merecíera a pesar de que hubiera ya pasado tanto tiempo .
Durante toda mañana nadie volvió a tocar el tema acerca de escapar y en el desayuno ninguno hablo más de lo necesario. Imagine que nos separaríamos como el primer día, pero nadie se alejó y cuando llego el momento de entrenar en el cubo nadie se contuvo como antes. Ahí supuse que querían permanecer ocultos con mi ayuda.
Comencé a arrastrarme para llegar a el pasillo y tomar agua. Era algo que se estaba volviendo habitual y no importaba cuanto tardara conforme pasaba el tiempo la marca de Leonardo me daba fuerzas como para que a medio camino me pudiera poner de pie.
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al verla entrar con aquel característico traje rojo pero lo que me sorprendió aún más es como abrazo al entrenador por la espalda y le beso la mejilla. Estaba incrédula por lo que veía y el desenfado del entrenador al permitir que se le acercara así.
Cruce la mirada con Aria que estaba igual de perpleja que yo por ver al entrenador tan cariñoso con Camile. No podía creer que fueran tan cercanos y mucho menos que tuvieran una amistad así porque a lo que recordaba Camile tenía novio.
Recobré el sentido común y comencé a arrastrarme por el piso detrás de ellos. No cabíamos todos por el pasillo así que estaba detrás de Dante y Samuel mirándoles el trasero. Creo que tenía a Ezequiel y Aria detrás mío lo que era algo incomodo porque no paraba de pensar si me estarían viendo el trasero de buena forma o mala como yo lo hacía con ellos.
Al terminar el pasillo rompí fila de inmediato y traté de ponerme a la par con los demás para llegar a la llave de agua. Escuchaba las risas de Camile y entrenador por cómo nos arrastrábamos, pero eran insignificantes alado de cuanto deseaba tomar agua.
Como éramos demasiados que tomábamos turnos para llenar nuestro vaso en el orden en que habíamos llegado a la llave. Para cuando todos habíamos saciado nuestra sed y vuelto a poder ponernos de pie formamos media una media luna mientras Camile y el entrenador luchaban por demostrar quien tenía la batuta en sus besos desenfrenados.
Su comentario no les afecto en lo más mínimo. Incluso diría que les dio más animo ya que le entrenador manoseaba el trasero de Camile apretándolo hacia él y la abraza de la cintura mientras se besaban con mucha más ansia.
Dante se dispuso a caminar cuando Camile dio salto y el entrenador la atrapo llevándola, cargando a la habitación de nado mientras se besaban sin pudor. Era muy obvio que la habitación de nado iba a estar inhabilitada por un buen rato así que di media vuelta y me dirigí a los aparatos a hacer ejercicio.