Capitulo 46 "Referencias"
- Dios mío mi espalda está destrozada – se quejó Samuel.
- Al menos no te arrastro un perro gigante por toda la habitación como un muñeco de trapo – le conteste mientras me masajeaba mi hombro.
- Vamos chicos eso fue muy divertido – Raquel de verdad parecía que se había divertido.
- Lo fue solo para ti – le contesto agobiada Eva – que podías escapar caminando en las paredes.
- Creo que estoy medio sordo por las veces que usaste tu chasquido – le reprocho Ezequiel masajeándose su oreja.
- Es verdad – se quejó Félix – no parabas de usarlo cuando un náufrago estaba cerca de ti.
- Lamentó enterrarme demasiado tarde que no pasa nada cuando te toca – le reprochó a Aria que la aquejaba más la culpa.
- No quiero imaginar cómo será mañana – coincidía con Samuel.
- Vámonos a descansar de una vez – todos nos paramos de la mesa siguiendo a Dante.
Al entrar en la sala no pude evitar dejarme caer en la cama. Estaba desecha. Este había sido el entrenamiento más pesado de todos. Creo que todo debido a que los náufragos recordaban a la perfección como luchar y que los perros no se cansaban ni un poco. Además, fue una sorpresa que a los hurones les gusta jugar mordiendo los putos de presión del cuerpo.
- ¿Quién fue el último en llegar? – pregunto Samuel recordándonos la carrera.
- Yo dormiré en el suelo – me levante de la cama y tome una manta.
- Pero tú no perdiste – me reprocho Ezequiel.
- Lose – me acerque a la puerta – pero hace días que no puedo dormir bien y cuando lo hago en suelo para mi suerte no tengo pesadillas. – me encogí de hombros – Además no quiero malacostumbrarme.
Me senté cerca de la puerta mientras todos me miraban extrañados. Era algo incomodo tener tantos ojos encima. Me recosté y cubrí con la manta cuando mis propias raíces empezaron a crecer a voluntad alrededor mío como si me protegieran.
- Estas segura de que estas bien? – me pregunto Raquel amable.
- Si – bostece cansada – no te preocupes.
- Dormiré contigo en el suelo – me contesto decidida acercándose a mí.
- No es necesario – me enderece y mis ramas retrocedieron – duerme con Samuel. Te aseguro que estaré bien – le sonreí – anda y no te preocupes más.
- Yo dormiré con ella – interpuso Félix levantándose del sillón – no te preocupes Raquel.
- Ahora si lo estoy – le reprocho – primero colapsas y recuerdas algo muy importante, después ustedes dos se pierden en el entrenamiento, llega la clase del demonio y ahora resulta que Victoria quiere dormir en el suelo como anoche por alguna extraña razón – nos regañó – claro que debo preocuparme porque algo no anda bien.
- Bueno ahora que estamos hablando de las cosas que no encajan – interpuso Eva – me podrías aclarar ¿qué relación tienes con Félix?
(Y dale con eso)
- Por cierto, ya que se tocaron estos temas tan íntimos – apunto Raquel recostándose en el suelo – Eva tú y Dante podrían follar aún más en silencio en la madrugada de favor.
- ¿Follan en el baño en silencio? – pregunto Ezequiel sorprendido.
- Es mejor que no follar y hacerlo en el sillón – le contesto Dante lanzando varias indirectas.
(A la mierda que tengo el sueño pesadísimo)
- Somos pareja – le contesto Félix despreocupado acercándose a mí.
- En primera – mire a Félix con desaprobación – no hables por mí y – me puse de pie y mire a Raquel – estoy bien solo hace demasiado calor en las noches y el suelo es frio.
- Claro y soy verde – interpuso Dante convencido de que ocultaba algo.
- ¿Acaso nos traicionaras? – interpuso Aria.
- Que¡ No¡ – negué con la cabeza confundida – en serio no entiendo porque se preocupan tanto.
- Nos preocupamos porque actúas raro – me reprocho Ezequiel – y tratas de ocultárnoslo.
Estaba tan acostumbrada a actuar sola y apenas compartía algunas cosas que no entendía en que punto termine así. Comprendía su preocupación, pero no podían hacer nada.
- No quiero acostumbrarme vale – me miraron aún más confundidos – todos sabemos que Gabriel está más cerca y que puede llegar en cualquier momento.
- No estoy entendiendo nada – me interrumpió Samuel – nos estas diciendo que te vas a entregar a Gabriel.
- No¡ – dios santo esto era cada vez más complicado – pero una vez que llegue tendremos que salir corriendo y empezar de cero mientras nos recuperamos. Volveré a dormir en el suelo y podre sentir frio y hambre de nuevo. Y... solo no quiero que mi cuerpo se resienta y avance más lento.
- ¿Por eso quieres dormir en el suelo? – Raquel se dio un sape en la frente.
Le asentí con la cabeza al ver que por fin habían comprendido a lo que me refería.
- ¿Ósea que dormiremos en el suelo cuándo salgamos de aquí? – pregunto Eva preocupada con una mueca.
- O cariño – la abrazo Dante – el suelo que conoces sería el cielo cuando tienes que acampar.
- No sabemos en donde nos encontramos – me encogí de hombros – y quiero estar lista. Si me tengo que colgar de un árbol para descansar no quiero que me cueste treparlo.
- Bueno entre más rápido nos vayamos acostumbrando mejor – Aria fue por una manta y se tendió en el suelo.