De las Cenizas

Capítulo 49 "Hexagonos"

El panecillo en mi mano cayó al suelo y la boca de mi estomago se cerró. El miedo se apodero obligándome casi a vomitar por la noticia.

Me acerque a él con los demás detrás mí. Salimos todos corriendo por el pasillo hasta que llegamos a otro hexágono igual al nuestro con Félix al centro.

  • ¿Qué haces? – le regaño un sujeto albino – solo empeoraras la cosas.
  • Ella es lo único…

Vi a Félix parado al centro el hexágono gritando en silencio con mis compañeros cubriendo sus orejas en el suelo. Todos estaban ahí excepto nosotros tres. Busque la puerta y trate de abrirla, pero era inútil.

  • Déjamelo a mi – Ezequiel me hizo a un lado y soltó una descarga sobre la puerta sacando humo de su cerradura.

De inmediato empuje la puerta y me adentre.

  • Félix – le llame.

El me miro perdido. Me acerque a él decidida y tome su rostro en mis manos.

  • Fe…

Me doble del dolor y termine en el suelo como los demás. Sentía como me dolía el cerebro de manera descomunal. Era algo que no había sentido nunca. Mis cuerpo tenía espasmos en cada rincón mientras sangraba mi nariz.

Gire a ver a la puerta, pero ya estaba cerrada con todos nosotros dentro. Estaba a nada de llorar cuando el dolor paro dándonos un respiro. Me puse de pie tambaleándome cuando el dolor regreso sometiéndome.

Sentía que me desmayaba de dolor, pero una vez que lo hacía al instante regresaba haciendo que me revolcara en el suelo cuando nuevamente paro.

  • Vuelves a hacer eso – le amenace tratándome de recuperar – y te juro que te hare pagar con creces esto. Me escuchaste Félix.
  • ¿Victoria? – dijo perdido mirándome.
  • Quien más estúpido – le reprocho Ezequiel.

Me puse de pie y me recargué en su pecho para luego mirarlo. En sus ojos podía ver como estaba perdido. Me miraba confundido buscando algo en mí que no encontraba aún. Fue ahí cuando me di cuenta de que no estaba bien.

(le hicieron algo)

  • ¿Qué te hicieron? – le pregunte molesta y regrese la vista a los ventanales donde estaba el entrenador mirándonos con otros dos sujetos.
  • ¿Victoria eres tú? – su pregunta me sorprendió y lo mire extrañada – contesta – me tomo por el cuello alzándome del suelo.
  • Maldito – maldijo Dante.
  • Suéltala – chillo Raquel

Le aire me falta y el dolor en mi garganta era insoportable junto con la presión que sentía en mi cabeza. Trate de luchar contra su agarre, pero fue inútil.

  • Que carajos te pasa – pude tomar aire cayendo al suelo mientras tosía.

Giré y vi como Félix temblaba por la descarga de Ezequiel.

  • De… tente – conseguí decir y este paro.

Me puse de pie tosiendo aterrada por lo que había pasado. Me acerqué molesta a Félix que estaba consiente y no pude reprimir mi impulso de patearlo.

  • Que carajos te pasa – le di en el abdomen – primero me dices que no te quieres separar de mí y luego me tratas de matar.

Mis palabras resonaron a él y vi como el temor se apodero de su rostro. Se repuso asustado mirándonos temeroso. Parecía un niño acorralado por unos abusivos que me hicieron recordar que no estaba bien.

  • Tu y yo hablaremos – le amenace – pero ahora dime quien carajos te hizo esto.

Trato de hablar, pero sus labios empezaron a temblar. Las lágrimas amenazaban a salir de sus ojos. Aquello me hizo sentir culpable por cómo había reaccionado y mi corazón se encogió al verlo tan dañado. Fui tan grosera y fría. Todo lo contrario de lo que lo fue el conmigo cuando perdí el control.

  • Fue el – dijo Aria señalando a un sujeto que discutía con el entrenador – se metió en nuestra cabeza y jugo con nosotros – rompió en llanto – nos mostró cosas que no eran verdad.
  • Ven – la llevo a sus brazos Ezequiel tratando de consolarla.
  • Cuando llegue no reconoció a ninguno – se quejó Eva recargada en la pared – estaba convencido de que mentíamos.

Las puertas de abrieron y apareció el sujeto acompañado del entrenador. Nos miró a todos con recelos y se acerco a nosotros.

  • Háganse a un lado – nos ordenó – es hora de que nos llevemos a este estorbo.
  • Jamás – Félix grito y pude ver como el entrenador y el sujeto se tiraban al suelo como nosotros hacia unos instantes también lo hicimos.
  • Félix – me gire al él y le obligue para que mirara – para.

Me obedeció y pude escuchar las maldiciones del entrenador mientras lo mirábamos.

  • Victoria están llegando más sujetos – me susurro Raquel nerviosa.
  • Maldito perro malnacido – maldijo el sujeto.
  • No te preocupes sabemos tu nombré – se burló Dante – no tienes por qué repetírnoslo.




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