Capitulo 61 "Una declaración de amor"
Parece que se va a adaptar bien después de todo. No esperaba que participara en el castigó, pero qué bueno que lo hizo. Ojalá esos imbéciles reflexionen un poquito con lo que les espera.
- La recibieron bien – le escuche alado de mí.
- Siempre las reciben bien – apunte y me aleje para asilar todo de nuevo – ¿Por qué no me dices que haces aquí?
- Solo quería charlar eso es todo – era el peor mentiroso que había conocido en mi patética vida.
- No le quiere y por los videos de vigilancia al parecer no hay un día en el que no piense en ti – le dije la verdad para ahorrarnos la patética vergüenza entre nosotros.
- Que pesado eres – se quejó – pero nada ha cambiado.
Le gustaba complicarse la vida sin razón. Si el estuviera aquí ya lo habría hecho entrar en razón o al menos lo hubiera golpeado para que se diera cuenta de su error. A este paso todo se quedaría tal cual comenzó.
- Muévete que tengo que cerrar – le dije fastidiado.
Me obedeció y salió de la habitación.
- Nunca renunciaras a este lugar verdad.
- Sabes que no – cerre la puerta – mi lugar siempre estara aquí a su lado.
- ¿No quieres o no puedes olvidarla? – puse los ojos de inmediato en blanco.
- Hago esto porque se lo debo, quiero y puedo. A diferencia de ti yo si tengo el valor de hacerle frente a mi deseo.
Mis palabras parecieron afectarlo. Por un momento pensé que me golpearía, pero su sus ojos se perdieron en el pasillo. El que ella estuviera cerca sacaba a la luz su lado más blando. Me preguntaba si así sería con el pero era difícil de imaginarlo con buena cara sin mandar al demonio a cualquiera que se le pusiera al frente. Supongo que jamás lo averiguare.
- Señor – vi a Greta correr alterada hacia nosotros.
- ¿Qué paso? – le cuestione de inmediato.
- Llego un mensaje de la señorita Camile – dijo con respiración entrecortada – le avisa que Celeste la engaño y que esta con sus cachorros.
- Que carajo – le arrebate el mensaje.
La hija de puta de Celeste me tendió una trampa y se está haciendo pasar por mí al frente de tus cachorros. Una vez que me libere del bueno para nada de Aquiles iré a detenerla. No esperes que hable con esa basura después de lo que hizo.
Escuche como silbo detrás de mí en burla.
- Si que es un problema.
- Te puedes ir Greta – le entregue el mensaje y regrese la atención a la cerradura.
Por más rápido que cerrara este lugar no llegaría a tiempo a detener a Camile. Era seguro que iba a ver una fuerte pelea e iba a quedar al descubierto mis cachorros. Los de arriba se aprovecharán de que no estoy y los vacunarán con el rastreador.
- Si quieres puedo ir yo – ya conocía ese tono.
- ¿Cuánto me costara? – le pregunte de inmediato.
- Tómalo como un pequeño favor – me acechaba como todo un cazador.
- ¿Quieres que lo aleje de ella? – sabía que con eso lo iba a frenar.
- No me importa lo que haga de su vida – apunto molesto – con que sea feliz me basta.
- Pues no es feliz – terminé de cerrar y me dirigí a la siguiente barrera – ¿qué vas a hacer al respecto?
No dijo ni un carajo. De verdad le importaba tanto que prefería dejarla con otro para que fuera feliz en vez de intentarlo él. Era la cosa más estúpida que podía hacer pero no yo podía hacer milagros. Bastante ya estaba haciendo en estos momentos como para también jugar a ser cupido.
- Se que me arrepentiré, pero está bien – enserio que me iba a arrepentir de esto – hazte cargo a ese horrible camaleón.
- Bien – aquella sonrisita aprecio en su rostro.
- No sabes que …
Antes de que pudiera detenerlo salió corriendo del lugar.
(¿qué has hecho?)
Cerre tan rápido como pude y regresé. Al llegar mi temor se hizo realidad.
- ¿Qué mierda hiciste? – le grite al verlos recostados en las camillas.
El muy hijo de perra me ignoro mientras acariciaba el rostro de Victoria. Me acerque a el quite su mano de encima para que me viera.
- No te pongas así – dijo agobiado – tarde o temprano iba a pasar y que mejor que yo para hacerme cargo.
- Le colocaste…
- No – me interrumpió de inmediato – soy más listo de lo crees sabes.
- ¿Y Camile? – le pregunte aún más tranquilo
- Te atreves a darme consejos de amor cuando tu estas mucho más jodido que yo – se puso de pie – porque no le dices que es lo que sientes por ella de una buena vez.
- Tiene novio – repuse de inmediato.
- Eso nunca te importo – arremetió acorralándome – ¿Qué paso con la sinceridad?