De las Cenizas

Capítulo 63 "Frustración"

El mismo camino de siempre, la misma gente y el mismo clima. Por más que intentaba no lograba hacerme a la idea de esperar por escapar de aquí. Las horas se hacían eternas y me preguntaba si me había creído el agente.

  • ¿En qué piensas? – me tomo por sorpresa.
  • Nada en especial – a pesar de todo seguía poniéndome muy nerviosa a su lado – ¿y tú que haces aquí Fermín?
  • No es obvio – me mostro su costal lleno de frutos del desierto – me estoy escondiendo de Gabriel.

Hice una mueca y asentí. Yo hacía lo mismo cada vez que podía, pero era imposible teniendo en cuenta que aprovecha cada oportunidad que tenía para vender su gran mentira. La personas que le creían comenzaron a tratarme diferente como si fuera él y si necesitaba algo o estaba ocupada siempre ofrecían ayuda con la intención de que no hiciera nada una vez que la aceptaba.

No había mucho que hacer en este lugar y en lo poco que podía ayudar trataba de perder la mayor parte de mi tiempo posible para no estar con ese par. Ya tenía suficiente con los comentarios de algunas señoras preguntándome cuando quedaría embarazada.

  • Que tengas suerte con eso – mire alrededor – de los dos parece que a ti jamás te va a soltar.
  • No lo creo – el rubor coloreo sus mejillas – no es el tipo que renuncia a…
  • Sus juguetes – le completé y el asintió – es tan egoísta que, aunque no los utilice no…
  • Deja que nadie más juegue con ellos – Asentí.

No me refería a eso, pero era lo mejor para mantener mi perfil bajo ahora que las cosas estaban pintando bien.

  • Ahí están – giré y lo vi acercarse a lo lejos.
  • Corre – le tendí la mano para que me diera el costal – es ahora o nunca.

Asintió y me dio el costal corriendo lejos hacia los matorrales. Escuché los gritos de Gabriel y no pude evitar sonreír como corrió tras el tratando de alcanzarlo hasta que recordé con quien jugaba de la misma forma.

 

La luz pegó en mi rostro y me enderece. Por primera vez me había despertado sin necesidad de que alguien más lo hiciera. Me quiere de encima el brazo de Félix y fui al baño. Para cuando salí todo estaba igual excepto por el calor que hacía.

Abrí la ventana con la cortina cerrada con la esperanza de que entrara el aire, pero solo entro más calor. Era tan grande que no entendía porque no me desperté antes si apenas era soportable.

  • Cada vez pinta más a infierno – me susurre.

Me quité la sudadera y fui en busca de algo más ligero.

  • ¿Qué haces? – me pregunto adormilado Félix.
  • Cambiándome – comencé a buscar algo ligero.

No había mucho de donde escoger ya que la toda la ropa era de tela a prueba de fuego que era muy gruesa. Había una camisa de manga corta delgada que era de malla y holgada. Como estaba vendada por completo era como si llevara una camisa por abajo y aunque fuera negra y se transparenta no dejaba ver nada.

  • Ven a aquí – tiro de mí y apenas había podido meter una mano.

Sin darme tiempo me aseguro entre sus brazos.

  • Félix me estas aplastando – me queje.
  • No es cierto – seguía teniendo los ojos cerrados.
  • Suéltame que aún no termino de cambiarme – abrió un ojo y alcanzo a ver mi brazo atrapado.
  • Con una condición…
  • Si lo que sea, pero ya suéltame – le dije retorciéndome para que me soltara.

Se enderezó de inmediato. Me enderece y lo mire extrañada. No sabía en qué problema me había metido esta vez.

Me ayudo a sacar mi brazo por la manga mientras lo miraba cautelosa. Me acomodé la camisa y cuando pensaba levantarme tiro de mis pants para quitármelos.

  • ¿Que crees que haces? – lee mire extrañada.
  • Mi condición era ayudarte a cambiarte – sus ojos brillaban.

(Yo y mi boca que no sabe callarse)

Me deje caer sobre la cama y rápidamente me quite los pants yo sola. Esto no le agrado, pero antes de que pudiera hacer algo tome un short pescador que estaba al alcance y me decidí a ponérmelo cuando me los quito de la mano.

  • Yo lo hago – nuestras miradas chocaron.

No había rastro alguno de duda. Tire de ellos nuevamente y metiendo mis pies en ellos cuando el tomo mis manos. Nuestros no nunca se desviaron mientras subía el pantalón. Yo estaba segura de que en algún momento iba desviar la vista, pero no fue así.

  • Creo que puedo abrocharlo yo sola – le quiere los ojos de encima y mire el seguro.

Él quitó las manos de la mías y se alejó de mí. Cuando alcé la vista vi cómo me daba la espalda sentado en la cama.

Félix me gustaba mucho pero no sabía cómo reaccionar cuando estaba cerca de mí. Todo el tiempo que hemos estada juntos fue tan intenso que ahora que no es así no sé qué hacer ahora que todo es diferente.

  • Lo siento – no sabía exactamente como remediar esto – es que no estoy acostumbrada a esto.




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