De las Cenizas

Capítulo 68 "Secuelas"

 

Mire la comida y trate de comer lo juro, pero el al primer bocado sentía que me ahogaba y no podía tragar. Lo mismo pasaba con el agua que me ponía en una situación difícil porque moría de sed.

El ahogarte continuamente por una eternidad mientras luchas por respirar atada dejo a mi cuerpo muy mal. Por el tiempo o por mi miedo podía seguir sintiendo los espasmos al tratar de tragar.

  • ¿Estas bien? – me pregunto Félix dándose cuanta de mi existencia.
  • Si – me gire para abrazarlo cuando Ezequiel me fulmino con la mirada para que me detuviera.
  • Lo siento – me susurro.

Odia tener que fingir no sentir nada para evitar que se aprovecharan de nosotros.

  • Parece que te fue peor que a nosotros – me dijo Eva tratando de aliviar el ambiente.
  • No lo se – le conteste picando mi comida con el tenedor.
  • No parece que te hayan operado – al escuchar a Samuel no pude evitar verlo confundida – creo que no te fue tan mal

Al parecer a todos nos habían destrozado. De diferente manera eso era seguro, pero ahora entendía su comportamiento. Raquel estaba fija como estatua viendo a la nada inmóvil mientras los demás se movían ocasionalmente perdidos en la nada, pero presentes.

  • Me metieron al “ataúd de la morgue” – les dije tragando saliva que era un vistazo al infierno – y sigo viva así que no lose.
  • A me revisaron la garganta y me hicieron no sé qué… mientras atragantaba con mi propia sangre – me contesto Eva fija en la nada – en estos momentos por más hambre que tenga no se si pueda tragar si vomitar.
  • Ya somos 2 – a completo Aria en un susurro – estuve gritando por un buen rato que se desgarro mi garganta.

Hice una mueca y tomé un poco de agua a sorbos con los que tosí ahogándome de nuevo. Acudieron a auxiliarme mis compañeros, pero me recupere bastante rápido ya que esta vez si podía sacar el agua de mí.

  • Al parecer tu tampoco puedes comer – me susurro Dante señalando mi plato – ¿también gritaste mucho?

No sabía si lo hacía en burla o de verdad le importaba. Tenía cara de pocas pulgas como nosotros, pero no sabía que carajos le pasaba. De hecho, no entendía que carajos me estaba pasando porque aún tenía en mi la sensación de estar atrapada en esa maldita cama.

  • No – le conteste y trate de cortar mi comida lo más fina posible para tragar – me estuve ahogando todo ese tiempo sin fin mientras estaba postrada en una cama con agujas llegándome a los huesos desangrándome.
  • Carajo – soltó Aria – no me puedo imaginar cómo se siente eso.

Era un dolor que no se deseaba ni siquiera a quien me lo hizo. Era desolador y tan solo en recordar cómo se sentía hacia temblar de nuevo mi cuerpo. No sabría si soportaría de nuevo eso sin volverme loca.

Aun no puedo sacar de mi mente la idea de morir para no tener la posibilidad de que me hagan eso de nuevo.

  • Ojalá nunca lo sientan – lleve un bocado minúsculo a mi boca y luche por no atragantarme.

Tenía miedo inmenso a tragar porque mi cuerpo reaccionaba involuntariamente como lo hacía mientras estaba postrada doliéndome de la misma forma.

Un ardor combinado con dolor me consumía cuando la comida pasaba por mi garganta que sentía ganas de vomitar

  • Victoria – me llamo Ezequiel. Salí de mi cabeza y lo miré – Raquel no está bien y hemos llegado todos a la conclusión que es mejor dejarla atrás.

No entendía que carajos estaba diciendo. Lo más increíble era su reacción porque ella seguía igual desde que llegue viendo a la nada. Mire a ver a Samuel que jugaba en silencio con su comida mirando su plato.

  • Pues yo no lo hare – le contesté y volví a llevar un poco de comida a mi boca.
  • No lo entiendes – intervino Eva – tu no la viste… era una maniática.
  • Está enferma de la cabeza – la apoyo Aria.
  • Lo mismo puedo decir de ustedes dos – le dije molesta – tú te delitas hurgando en las cabezas de las personas sin su consentimiento y de ti ni hablar ya que el simple hecho de poder joder te divierte. Cualquiera pensaría que están mal de la cabeza.

Me miraron ofendidas, pero no contestaron. Ezequiel en cambio se puso de pie y le cambio el lugar a Aria para poder estar más cerca de mí.

  • Esta mal de la cabeza – me susurro Ezequiel desesperado para que lo comprendiera – tan solo vela ahorita está en blanco y con la psicópata esa que cambia de forma… se volvió un monstruo.

Estaba claro que no iban a dejar de joder con eso.

  • Solamente ella sabe lo que le hicieron – le gruñí – no sabemos si fue peor que a nosotros y como le afecto.
  • No lo entiendes – le apoyo Félix – No es normal y no te han dicho que le hizo a la cosa esa.

Puse los ojos en blanco y pensé en levantarme de la mesa para irme a llorar, pero no podía ya que seguía muy débil.

  • Eso que importa – les conteste harta – Acaso de han olvidado de cuando algunos de nosotros pierden el control.




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