De las Cenizas

Capítulo en 70 “Espera”

 

En cuanto salí me encontré con todo mi equipo junto con el entrenador esperando ansiosos. No se había ido a cambiar y ahora que no lo veía de cercas creo que tenía un pedazo de visera colgando en su traje secándose.

  • Por fin – dijo al verme –  ¿No te hizo daño o sí?
  • No – apunte nerviosa – solo hablamos.
  • ¿Sobre qué? – arremetió de inmediato el entrenador más ansioso de lo normal.
  • Me pregunto algunas cosas de Gabriel y conversamos acerca de esta jaula – eso le fue suficiente.

Él sonrió y salió de la puerta dejándome con los que sabían que no estaba diciendo la verdad. Me rodearon para que hablara de una vez, pero no iba a ser tan sencillo.

  • ¿Estamos juntos de nuevo en esto o no? – les pregunte de inmediato.
  • Si – me contesto Raquel – seguiremos juntos hasta el final.

Sonreí aliviada y me recargué en la pared ya que esto facilitaba las cosas. Ya no debía de preocuparme por otras cosas y sería más fácil secuestrar a esos 4 o debería decir 5.

(La boda será en un par de días y después de eso será la mudanza. Tenemos que secuestrar a los antiguos y el entrenador para salir, pero eso solo será un cambio ligero de planes)

Los mire en espera de algo, pero solo me miraron sorprendidos maldiciendo en silencio. Mire a Félix, pero él estaba perdido mirando el suelo. Busque a Raquel y ella me sonreía de oreja a oreja tratando de contener su emoción.

(También sé que Gabriel está cerca y que por eso no hay aire acondicionado)

Ezequiel le dio un golpe a la pared después de escucharme. Sabía que era un problema, pero siempre y cuando pudiéramos escapar antes de que nos alcanzara el todo estaría bien.

  • Yo me encargare de los 4 – apunto Aria convencida.
  • Eso esperaba – le dije aliviada – pero a excepción de ese cambio todo sigue igual.
  • Bien – apunto Eva – solo queda esperar.

Eso fue lo que hicimos y paso un día y luego otro y otro sin cambio. Comenzaba a creer que me tomo el pelo Leonardo cuando el entrenador nos llevó de nuevo a esa habitación de rosa chillón con los sujetos para tomar medidas después del entrenamiento.

  • ¿Quieres que se largó o corto? – me pregunto el hombre que me tomaba las medidas.
  • Largo – me miro a la espera de más detalles – que no sea tan ajustado en la parte de abajo – comencé a balbucear porque no sabía a qué se refería – pero arriba si y que sea oscuro.

Negó molesto y anoto algo en su libreta que no entendía por completo.

Para ser un hombre mayor con un estilo…. Único por así decirlo por su pelo rojo y extraño corte tenía bastante autoridad y se sabía imponer. Me recordaba de cierta forma al entrenador, pero por el color rojo me recordaba a Camile.

  • Te lo dejo a tu consideración, pero quiero que tenga esas cualidades – trate de remediar y el rostro se le ilumino de inmediato.
  • Por lo que veo no te gusta enseñar mucha piel, pero déjamelo a mí que, aunque no muestres mucho lucirás ese cuerpo – chillo emocionado.
  • Mientras me permita moverme a gusto no hay problema – trate de remediar.
  • Serás la más bonita mañana en la noche – me seguro.

Fue ahí cuando casi en cuanta de que la boda seria mañana. Mire de inmediato a Raquel que estaba frente a mí y había escuchado lo mismo que yo. Nuestro ojos chocaron felices al igual que los míos. No sabía si las demás habían llegado a escuchar, pero un rato lo sabrían de lo contrario.

  • Te parece bien un morado para que convine con tu llamas? – me pregunto el hombre regresándome a la realidad.
  • Un azul oscuro me agrada más – de azul llegue y azul me quiero ir.
  • Supongo que vas a querer llevar guantes – Tomo una de mis manos.
  • Si – apunte nerviosa – si se puede que combine con el vestido.

El hombre sonrió aún más emocionado y comenzó a anotar en su libreta más cosas. Yo miré a Raquel y vi como hablaba animadamente con el hombre que le asignaron para vestirla.

  • ¿Te parece la lentejuela plata o la quieres oro? – Era todo lo contrario a lo que quería.
  • No quiero brillo – apunte tratando de ver por su libreta – nada que pueda reflejarse.

La cara del hombre se tornó extraña. Me miro divertido con una sonrisa coqueta y me escaneo nuevamente. Yo no entendía por qué, pero me limite a sonreírle y el anoto de nuevo en su libreta.

  • Quiero que sean botas bajas – escuche a Eva detrás de mí.

Voltee y la mire discutiendo con el diseñador por así llamarlo.

  • Tengo mucho que hacer ese día y me gustaría estar cómoda – le reprocho bajándose el escalón en donde estaba.
  • ¿Tendrán ese día misión? – me pregunto “Rojo”
  • Eso creemos – remedie y le asintió.
  • Ahora entiendo tus peticiones – se reprochó y siguió apuntando en su libreta – me encargare de que sea fabuloso.
  • Confió en eso – apunte y regrese mi vista al frente.




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