De Taxista a Presidente

El candidato

El calor pálido del café con leche se perdía en la mañana del bar. Beto metió en la taza la segunda mitad de la segunda medialuna y le dio una mordida certera. Levantó la mirada y la dejó caer en el televisor que estaba sobre la barra, eternamente encendido. Era esa época sofocante para ver la tele, época de campaña electoral.

                Entre los desparejos cortos publicitarios de los partidos políticos se destacaba uno.

Se veía una plaza modesta, al atardecer.

Por un costado aparecía caminando el candidato a presidente Alberto Castellar. Era un tipo delgado y prolijo, vestido con un saco y una camisa blanca sin corbata.

Casi de inmediato aparecían corriendo dos chicos de escuela pública. Ellos se acercaban artificialmente a Castellar y él les sonreía y los tomaba por los hombros. Miraba a la cámara y empezaba a hablar con la seguridad de lo ensayado.

- Ellos son el futuro de nuestro país. Por eso, en estas elecciones, pensá con el corazón y elegí más y mejor educación.

Castellar ponía énfasis calculado en las palabras más y mejor. Una música de violines empezaba a percibirse. Desde los costados se sumaban a la caminata una poco verosímil maestra veinteañera y un obrero con casco amarillo brillante.

- Más y mejor trabajo- continuaba Castellar en perfecta sincronía.

Una mujer policía y un soldado con una ametralladora lustrosa se unían al grupo.

- Más y mejor seguridad.

El conjunto de personajes se detenía, Castellar daba un paso adelante, separándose de los demás, y terminaba su discurso impostando una mirada profunda a la cámara y una sonrisa solemne.

- Más y mejor Argentina.

La música desbordaba en un clima épico y trillado. La imagen pasaba a mostrar un fondo blanco donde aparecía escrito en letras azules exactamente lo mismo que decía un locutor:

- Por el cambio, para presidente: Alberto Castellar.

                Beto saludó con un gesto automático al mozo del bar y salió a la calle. Se subió a su taxi, dispuesto a seguir su jornada de trabajo.

                En la ficha que colgaba del respaldo del asiento se veía su foto, cincuentón, poco pelo, barba rala, y al lado de esa foto estaba su nombre. Alberto Castellar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.