De Taxista a Presidente

La acción

En su oficina de la Casa Rosada el presidente Aguirre miraba un video en la pantalla de una laptop. Se la había alcanzado su colaboradora, Ernesta, y en ella se veía a Beto en Palermo dando su literal paso al costado. La cantidad de visitas y de comentarios en la página era abrumadora, la mayoría le pedía a Beto que no abandone la idea de ser presidente.

            Al terminar el video Aguirre se quedó pensativo, como otro jugador de ajedrez. En lugar de analizar posibles movimientos trató de ponerse mentalmente en el lugar de alguien que decía públicamente algo así e inmediatamente entendió sus razones.

- A este lo apretaron – le dijo a Ernesta con total seguridad.

            Ella solía ser la que daba las respuestas a las preguntas más insólitas del presidente, la que marcaba caminos, planeaba estrategias, definía rumbos. Pero todo este asunto se había desarrollado en contra de sus sugerencias y recomendaciones, por lo que tácitamente había quitado su colaboración y, en todo lo concerniente a Beto, se limitaba a obedecer y preguntar. Lo que la empezó a incomodar era que no estaba segura de si Aguirre se había dado cuenta de esto, pero siguiendo su línea de conducta preguntó automáticamente.

- ¿Y ahora qué hacemos? Si es que hacemos algo.

            Aguirre se paró y se abrochó el saco.

- Llamameló.

            El jugador de ajedrez había movido y presionado el botón del reloj.




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