De Un Sueño a la Realidad

Capítulo veintinueve: Tenía mi propio plan.

Al día siguiente se organizó el funeral de Josh Blair, Jimmy Baker y Ariza Springfield. El FBI dio todos los preparativos y fueron enterrados en el cementerio donde se encontraba el búnker y donde todas las tumbas de agentes federales yacían.

      La mayoría no pudo dormir bien luego de la misión. Conan estaba en el hospital, se había fracturado una pierna y tenía rotas un par de costillas por su caída luego del impacto. Había intentado salvar a Jimmy, pero fue demasiado tarde. Seth también estaba en el hospital, inconsciente, pero todos sabían lo protegido que estaba.

      Christian tuvo que decir unas palabras, honrando a sus amigos, así que cuando llegó su momento, aunque los nervios intentaron retenerlo, lo hizo, por ellos.

      —Todos sabíamos lo peligroso que era enfrentarnos a esto. Estoy seguro de que ellos lo sabían también —y así prosiguió, hablando sobre las cualidades de los tres fallecidos, espantando las lágrimas de vez en cuando. Observando a los asistentes, especialmente a los padres de Josh, Mikaela Brooks, los padres de Jimmy, Jamie y el abuelo de Ariza.

      Cuando finalizó, las tumbas fueron bajadas y tres agentes se encargaron de enterrarlos. Todos los chicos que pertenecieron a la misión echaron una rosa en cada una de las tumbas. Una vez más, comenzaron a dar el pésame y cuando todos se marcharon, los chicos bajaron al búnker.

      —¿Qué hiciste, Christian? —preguntó Jeremy, de la nada, parecía enojado—. ¿Qué carajos hiciste anoche? Lo tenías. Él lo estaba pidiendo. Esa era nuestra misión, matarlo. Tú debías hacerlo. ¿Ahora Josh, Jimmy y Ariza perdieron su vida por nada?

      Nadie dijo alguna palabra. Hubo un tenso y triste silencio.

      —Yo no pedí que esto sucediera. No es mi culpa que todos los que están ahora mismo, aquí y también los que se han ido, estuvieran involucrados en algo como esto —habló Christian, mirando fijamente a Jeremy—. No quería que esto ocurriera, Jeremy. No quería asesinar al padre de Angel y Cassandra.

      —Ni siquiera…

      —Sí. Ni siquiera teniendo la excusa de que asesinó a mi hermano. Acabé con eso, Jeremy —levantó la voz, molesto—. No iba a vengarme por Matt. Él no lo merece, sólo debe descansar en paz. Como Jimmy, Josh, Ariza.

      Hubo otro silencio.

      —Seth Cook es un buen hombre. Sus hijos son prueba de eso —continuó hablando el castaño—. ¿Sabían que parte del FBI no tenía idea de qué ocurría? Esa parte consistía también en el director, Benjamin Davis. Densmore era aliado de Seth. Los hombres que estaban con él no eran agentes, eran personas que sí merecían lo que le hicimos, asesinos reales, ladrones…

      —¿Entonces qué era todo esto? —preguntó Jeffrey.

      —El suicidio de Seth. No sé cómo… no sé por qué, pero lo era. Él me rogaba para que lo hiciera, para que acabara con todo de una vez —Christian se relamió los labios—. Star. Tu padre, junto con su aliado, Misha, habían construido esa bomba para enviarla a algún lado de América —dijo, la chica frunció el ceño, confundida y sorprendida a la vez—. Maryon. Tú misma sabes que tu padre era el líder de un grupo que asesinaba personas a sueldo.

      —¿Cómo sabes todo eso? —preguntó Star, lágrimas se habían acumulado en sus ojos—. No lo entiendo. ¿Acaso fingiste todo? ¿Qué estabas preparado para cumplir con tu parte? ¿Todo eso de «estoy comprometido con la misión que me han dado»?

      Christian miró a Angel, quien estaba sorpresivamente callado. Este miró al castaño, esperando a que respondiera la pregunta de Star, de verdad no tenía idea de nada. Entonces comenzó la historia.

 

Dos semanas después de dudas y un duro entrenamiento en el instituto, Christian tuvo una idea. Había un chico turco, Acar Demirci, había escuchado de Caylee que tenía una colección de teléfonos celulares y que además de eso, funcionaban. Christian pensó que, si lo estaban observando, su teléfono estaba pinchado, así que le pidió un viejo móvil a Acar, claro, a cambio de lo que él quisiera, lo que fue cubrir su turno en la tarea de limpieza de platos en la cocina junto a cierta suma de dinero. Christian accedió sin problemas.




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