De vacaciones con la familia de mi ex

Capítulo 1.

8 años después

— ¿De verdad quieres esto? —pregunto junto al tocador donde me estoy terminando de arreglar para ir a la cena familiar.

—Como te hago entender que esto ya no tiene sentido —contesta mientras veo por el espejo como esta en el teléfono hablando con alguien más (su nueva conquista).

—Pero no podremos anunciarlo hoy, es cumpleaños de tu abuela, y sabes que no podemos hacerle pasar una mala noche.

—Ya será la siguiente semana, pero entre más pronto para mi mejor —termina de decir cuando sale de la habitación.

Yo me quedo pensando en todo lo que hemos vivimos, fueron momentos mágicos en mi vida, desde los 17 años estar con él, y que ahora ya nos tengamos que divorciar, eso me hace sentir muy mal dentro de mi ser, me veía con el envejeciendo juntos, me veía con el cuidándonos el uno del otro en el asilo donde terminaríamos por que no tendríamos hijos y no tendríamos quien nos cuidara.

Nuestro matrimonio se dio a los 23 años, unas semanas después de terminar la universidad, no queríamos estar separados ni un momento, quisimos unir nuestras vidas lo más pronto posible para tener tiempo de sobra en disfrutar de nosotros.

Estábamos demasiado enamorados.

Él se graduó de abogado y yo de licenciada en mercadotecnia, nuestro trabajos no son muy alejados de lo que hace el otro, pero si nos quitó mucho tiempo cuando pusimos en práctica nuestro título en el ámbito laboral.

Los horarios extensos nos fueron alejando un poco como pareja y cuando por fin teníamos tiempo para nosotros preferíamos hacer actividades que no nos relacionaran, él se podía a jugar video juegos y yo tomaba clases de pilates.

Nuestro matrimonio soñado y perfecto se derrumbó de inmediato.

—Llevo el regalo de mamá Engracia, pero ¿no prometiste llevarle su pastel favorito sin azúcar? —pregunto al entrar a la sala donde lo veo recostado enviando una selfie.

—Ah cierto, tendremos que pasar a la pastelería.

—Lisandro, se tuvo que haber pedido con anticipación, dudo que tengan un pastel así para 100 personas listo en el mostrador —reclamo un poco molesta, ya que anote en el pizarrón del refrigerador, le deje recado con su secretaria y puse recordatorios con Alexa.

—Da igual, del que sea llevare, no es tan importante.

—Claro que lo es, no es cualquier cumpleaños, son los 100 años de mamá Engracia ella aun con su memoria te lo pidió.

—Ya, deja los dramas, solo pediré el de ella y para los demás pediré del que sea.

Salimos de la casa con una parada a la pastelería, para su suerte solo encuentra un pastel para 10 personas y compra unas planchas más grandes para los demás invitados.

Yo me quedo en la camioneta esperando, cuando en la pantalla del carro se ve una llamada entrante de Alejandra, la cual de inmediato el rechaza, me imagino que al darse cuenta que está conectado desde donde estoy no quiso tomar la llamada.

Yo reviso mi celular tratando de distraerme, veo videos en la plataforma más descargada, los videos más usuales que me salen son, duelo en el matrimonio, como superar el miedo al abandono, como estar feliz contigo sin depender de nadie más.

para ti nunca había estado tan lleno de videos motivadores.

¿Cuándo se perdió el amor?

¿Cuándo dejo de amarme?

¿Cuándo deje de ser suya?

Preguntas invaden mis pensamientos mientras vamos camino a la haciendo de su familia, no me quiero imaginar lo que su familia va a decir cuando les digamos nuestros planes de separación.

—Quiero tu mejor sonrisa –me pide antes de bajar de la camioneta.

Ahora viene la transformación, veo como da la vuelta al carro para abrirme la puerta, me da su mano y entrelazamos los dedos para irnos juntos, pide que bajen las cosas y nos vamos a encontrar con su familia que están en el patio trasero.

—Ya llegaron mis niños— dice su madre, mi suegra que desde el primer día me acogió como una hija.

—Hola —extiendo mis brazos para envolvernos en uno solo, su perfume de Coco Chanel llena mis fosas nasales por completo.

—Madre —sigue mi esposo—ya pedí que bajen los pasteles de la camioneta —comenta Lisandro mientras camina entre todos para ir a hablar por teléfono.

—Negocios —dice mi suegra —no me gusta que en las reuniones tenga que ver cosas del trabajo —bufa mientras me lleva de la mano a terminar de saludar a toda la familia.

Cuando por fin termino hasta de saludar al perro Goliat camino entre todos para ir a encontrarme con Lisandro.

—Ya te dije que la próxima semana será oficial, dame tiempo —trata de susurrar.

—Dile que no sea desesperada —alzo la voz entre el pasillo —que pronto serás libre —termino para regresarme a donde están todos listos para la comida.

—Espera —dice al alcanzarme y tomarme del brazo —no seas así, bien sabes qué.

—Lo que sea —le interrumpo —deja ese celular y enfócate en tu familia por favor, no en mí, en los demás que creen que todo es negocio contigo —me zafo del brazo y lo dejo solo.




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