De vacaciones con la familia de mi ex

Capítulo 3.

— ¡No puedo hacer más! —escucho como al teléfono mi amado esposo le tiene que dar explicaciones a su mueva novia —te prometo que haremos todo separados.

Yo solo volteo los ojos y me cruzo de brazos, que irónico ¿no?

Cuando llegamos a casa, me dirijo directo a la habitación donde me pongo a revisar mmi armario para saber que puedo llevarme y que no, al mismo tiempo tomo mi celular e investigo en google acerca de Noruega.

Noruega es un país escandinavo que incluye montañas, glaciares y profundos fiordos costeros. Oslo, su capital, es una ciudad de áreas verdes y museos. En el Museo de barcos vikingos de Oslo, se muestran navíos vikingos preservados del siglo IX. Bergen, con coloridas casas de madera, es el punto de partida de los cruceros hacia el sorprendente fiordo de Sogn.

Noruega también es famosa por la pesca, el excursionismo y el esquí, especialmente en el centro olímpico Lillehammer

Invierno— pienso, la mejor época del año.

Saco directamente varios abrigos, bufandas, gorritos tejidos por mamá engracia, guantes a juego etc.

—Me puedes ayudar por favor con la maleta —pide Lisandro al momento de pasar a la habitación.

Solo asiento tratando de respirar profundo.

—Por cierto debes de programarte con la moza para que se tome unos días mientras no estamos.

—Ana, se llama Ana y si yo hablare con ella, solo recuerda que son días que debemos de pagarle.

—Como sea, hazle el cheque y me lo pasas a firma.

Me dirijo a su armario, para hacer su maleta si, hago todo lo que él me pide por que le cobrare cada una de las que me ha hecho.

—Ana —llamo desde la habitación —puedes venir a ayudarme.

Ella sube con una canasta de ropa que estaba recogiendo de la lavandería y aprovecha para acomodarla.

—Te comento Ana que nos iremos de vacaciones por unos días —digo sacando las cosas del armario —por lo que tendrás estos días con goce de sueldo para irte con tu familia a Tabasco.

—Si —ella da pequeños brincos de alegría —serán los quince años de una sobrina, caen de pelos estos días —dice emocionada —pero señorita —se acerca a mí — ¿irán ustedes juntos? —Refiriéndose a Lisandro y a mí —la verdad me da mucha tristeza como la trata el patrón.

—Sí, mira lo del divorcio tendrá que esperar, no tengo de otra pero mientras —saco la chequera del cajón —iré haciéndote tu cheque para que disfrutes con tu familia sin preocuparte por nada, anoto un número con 6 cifras.

—Señorita eso es demasiado.

—Lo tienes muy bien merecido además el firmara sin ver la cantidad, además —me acerco a mi tocador para sacar un collar que Lisandro me regalo en nuestro primer aniversario —tienes que darle esto a tu sobrina.

—Wow —toma la caja y la abre, al ver el collar solo se limita a decir —esto es demasiado, pensaran que me lo robe.

—Claro que no, es más déjame te doy el registro y lo firmo con mi nombre como regalo.

—Gracias señorita —dice mientras me abraza —si no es indiscreción ¿A dónde se van a ir de vacaciones?

—Al majestuoso lugar de Noruega.

—Ijoles, allá hace arto frio que ¿no?

—Sí, pero no hay nada como una cabaña calientita para disfrutar de los hermosos paisajes —contesto mientras abrazo un suéter de osos —además, la calidez de mi marido me hará sentir —empiezo a reír —moriría congelada con su calidez humana hacia mí.

Solo me mira sin saber qué hacer.

—No pasa nada, mis chistes mis traumas —comento.

Terminamos de hacer las maletas como a las 3 de la mañana, en cada una va lo necesario para esas 3 semanas, después me doy un baño y termino por no saber de mí hasta la mañana siguiente.

—Buenos días —saluda Ana mientras abre las cortinas del ventanal —ya tengo su desayuno listo.

— ¿Cómo puedes estar tan fresca a esta hora? —Pregunto mientras miro el reloj del tocador —son las 8 de la mañana —reniego tapándome de pies a cabeza con el edredón.

—El señor salió más temprano, así que podemos hacer algo que tengo en mente.

— ¿De qué? —la miro con curiosidad.

—Anoche estaba viendo una telenovela, y cuando la protagonista descubre su marido es infiel, antes de que se vaya de viaje de negocios, le corta la ropa de diferentes maneras —se tapa la boca al reírse —debería de ver lo curioso que se vio al joven saliendo con los pantalones rotos del trasero.

—Esa es una excelente idea —sonrió en complicidad.

Ella acerca las maletas a la cama, saco las tijeras y hacemos cortes sutiles en diferentes prendas incluso a uno le meto algunos pequeños alfileres a los abrigos más grandes.

—No tienes idea de lo ansiosa que estoy por ver su cara.

—Y si le pregunta ¿Qué paso?, que le dirá —pregunta.

—Ese no es asunto mío —contesto moviendo la cabeza como la chica de un programa de televisión.

Ambas nos morimos de la risa.




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