dead in life

N✨️

Ya era el día en que Luke hablaría con mis padres. Me sentía algo insegura. La noche anterior finalmente me había pedido que fuera su novia. Dudé en responder porque me tomó por sorpresa: lo hizo por teléfono, sin nada romántico, nada como lo había imaginado. Sucede cuando idealizas demasiado a las personas. Al final, le dije que sí… pero dentro de mí me preguntaba: ¿qué hacía yo ahí, en un lugar con una persona a la que creía amar, pero que no representaba nada de lo que yo quería para mí? Y, aun así, seguía ahí.

Después de arreglar la casa y arreglarme un poco, solo esperaba a que él llegara. Se demoró bastante, pero finalmente lo fui a buscar al parque cerca de mi casa y, después, ya estábamos los dos en la sala. Lo saludé y lo invité a sentarse en la silla al lado del sofá, junto a la ventana. Entonces comenzó a contarme lo nervioso que estaba.

Habló con mi madre, que estaba al otro lado de la sala, sentada en un sillón. Ella le dijo que estaba bien, que aprobaba lo que teníamos, siempre y cuando fuéramos responsables.

Después de la plática, cenamos juntos y, cuando la noche ya estaba cayendo, Luke tuvo que irse. Lo acompañé hasta el parque, nos despedimos con un beso y regresé a mi casa emocionada, lista para contarles a mis amigas todo lo que había pasado.

Esa noche casi no pude dormir; repasaba una y otra vez en mi mente lo ocurrido. Por un lado, estaba feliz, sentía que todo iba tomando forma; por otro, había algo dentro de mí que no terminaba de encajar, como si esa relación fuera más una decisión tomada por inercia que por convicción.

Al día siguiente, cuando desperté, ya tenía un mensaje suyo:

—Buenos días, amor, ¿cómo dormiste?

Esa palabra amor se sintió extraña, nueva, casi ajena en su voz escrita, pero al mismo tiempo me hizo sonreír.

—Bien, amor, ¿y tú? ¿Cómo va tu mañana?
—Muy bien, amor. ¿Ya estás en clases?
—Sí, así es.
—Ya voy camino al trabajo. Hablamos cuando salgas, ¿bueno?
—Está bien.

Entonces apagué el teléfono. La clase estaba a punto de comenzar y necesitaba prestar atención, aunque era casi imposible teniendo de profesor al señor Estiven. La verdad, nadie en clase le prestaba atención: su manera de explicar era terrible y tampoco le importaba que algunos alumnos se distrajeran escuchando música.

De verdad me fastidiaba demasiado; su clase era bastante aburrida y su forma de enseñar dejaba mucho que desear. Al parecer, era la única que se quejaba. Los demás nunca decían nada, en especial uno: un chico que había ingresado a la clase hacía pocos días. Se llamaba Hugo, y casi siempre se la pasaba jugando videojuegos sin que el profesor dijera nada. Y no me malinterpreten, a pesar de que Hugo parecía algo perezoso, era muy divertido. Me caía bien. De hecho, había estado compartiendo con nosotras todos esos días; ya habíamos platicado con Eli, Liz y otra amiga llamada Kely. Al final, parecía que había conseguido muy buenos amigos.

Después de casi tres horas, la clase terminó. Me encontraba esperando a mis amigas en la puerta del salón, mientras recogían sus cosas.

Ya listas, comenzamos a avanzar rumbo a la cafetería acompañadas de Hugo. Íbamos por los pasillos muy emocionadas, pues quería contarles cómo me había ido con mis padres y con Luke. Una vez allí, nos apresuramos a pedir algo para comer. Hugo se ofreció a buscar la comida, y entonces empecé a hablar con las chicas.

—Bueno, la verdad, a pesar de que ambos estábamos muy nerviosos, todo al final salió bien. Llegó a mi casa, mis padres lo recibieron, hablaron con él y aceptaron nuestra relación.

Ellas notaron mi tono dudoso.
—¿Qué pasa? —preguntó Liz.
—El día anterior me pidió que fuéramos novios por teléfono… oficialmente. Nada como lo imaginé: sin flores, sin nada. Me tomó por sorpresa, yo esperaba que lo hiciera especial.
(Todas me miraron incrédulas).
—Pero no fue así —continué—. Solo dijo que después me traería flores, aunque no sé…

—Mira, hermosa —dijo Liz—, la verdad eso está demasiado raro, y más sabiendo que él sabe que tú no lo querías así. Pero trata de estar tranquila, quizá por la emoción no pensó y lo hizo de esa manera.

—De todas formas, vamos a ver si en verdad cumple lo que prometió —agregó Eli—. Por ahora, trata de relajarte.

De pronto, Kely me miró y dijo:
—Si ves que no cumple, tú decidirás.

—¿Qué decidirá? —preguntó Hugo, que acababa de llegar con la comida en las manos.

—Nada, cosas con su chico —respondió Liz por mí.

— Oh, está bien, aquí está la comida.

Después de casi dos horas compartiendo historias y chistes, lo de Luke había quedado en segundo plano. Estábamos todas distraídas escuchando a Hugo, quien nos contaba qué había estado haciendo antes de empezar a estudiar inglés. Comentó que había estudiado enfermería y que incluso había ejercido un tiempo. Nos relató una que otra anécdota de lo que se vive siendo enfermero, aunque al parecer no siguió trabajando en ello y, desde entonces, decidió estudiar inglés. Me parecía particular la forma en que contaba las cosas, pero no le presté tanta atención.

Por un momento me olvidé de todo estando con ellos. Tanto así que se me hizo tarde y no había avisado que llegaría a esas horas; sabía que me ganaría el regaño de mi vida si no me apuraba. Me despedí de todos:

—Adiós, chicas, nos vemos mañana. Adiós, Hugo.
—Sí, hasta mañana, Naho —respondió él con una sonrisa.

Ya en casa me dispuse a hacer mis deberes: estuve limpiando, cocinando y estudiando un poco. La verdad, odiaba limpiar, pero también odiaba la suciedad, así que no quedaba de otra. Tampoco quería un regaño de parte de mi madre, ya era suficiente con que supiera que había llegado más tarde de lo normal.

Después de un rato me encontré en el sofá, buscando qué ver en la televisión. Entonces se me ocurrió poner una de mis series favoritas: The Vampire Diaries. Esta sería la segunda vez que la veía. La primera había sido un año atrás y se había convertido en mi favorita de vampiros, no solo por la trama, sino también por los personajes (Damon Salvatore). De verdad, no podría existir un personaje tan salvajemente atractivo como él. Sí, estaba locamente enamorada de un personaje ficticio, pero no era la única.



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En el texto hay: romace, historia, dolor

Editado: 10.10.2025

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