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Era 2 de enero, y me apresuraba a arreglarme, ya que iría al cumpleaños de mi primo, como todos los años. Con Luke no nos habíamos visto —como ya era costumbre— y, como siempre, tenía la misma excusa. Sin embargo, ya no pensaba estresarme por eso; solo quería terminar de alistarme, ir a la fiesta y divertirme.

Ya lista, me admiré en el espejo una última vez. Llevaba puestos unos pantalones anchos color beige, una blusa blanca de tirantes y un suéter negro de botones. Me acerqué al espejo, pinté mis labios de rojo y me apresuré a salir de mi habitación, ya que mi tío John me estaba esperando para llevarme a la fiesta.

Al salir, lo saludé y me despedí de mi madre, que me había acompañado hasta afuera al verme partir.

Cuando llegué a la fiesta, noté que casi no había gente de mi edad; la mayoría eran amigos de Erika, la mamá de mi primo y sobrina de mi madre. Saludé a todos y me adentré en la casa, sentándome en una de las sillas de la sala. En ese momento se me ocurrió escribirle a Luke, aprovechando que estaba en el mismo pueblo. Pensé que tal vez podría venir… pero su respuesta me hizo arrepentirme de haber preguntado.

—Hola, Luke. Estoy en la fiesta de mi primo, ¿no te gustaría venir? —pregunté por mensaje.

—La verdad no puedo, no tengo cómo ir —respondió al rato.

—Pero si estamos en el mismo pueblo, ¿qué te impide venir? —insistí.

—No tengo cómo transportarme. Hasta allá no puedo ir.

No entendía cómo podía ser así. Era más que obvio que no quería verme, y yo era una estúpida por no querer ver las señales.

—Está bien —respondí segundos después, conteniendo mi decepción.

Inmediatamente guardé el teléfono y salí al patio, decidida a disfrutar de la fiesta sin pensar en él. Al rato llegó mi primo, y fui a felicitarlo, ya que cuando había llegado aún no estaba en la casa. Sin embargo, noté que tenía una actitud algo pesada, pero no quise entrometerme ni preguntar al respecto.

.....

Unas largas horas después, seguía en la fiesta esperando a que mi tío John se dignara a recogerme. Había estado en la reunión un rato, pero tiempo después él desapareció, y ya estaba irritada de tanto esperarlo. Sinceramente, la fiesta estuvo algo aburrida y ya quería salir huyendo de ahí.

A decir verdad, las fiestas de mi primo siempre habían sido divertidas, y solía esperarlas con ansias, pero esta vez el cumpleañero estaba de pésimo humor, lo que hacía que el ambiente no fuera precisamente agradable. Pero bueno, ya no quería pensar más en eso.

—¡Naho! —gritaron fuertemente mi nombre, sacándome de mis pensamientos.

—¿Ya estás lista o no? —preguntó John desde la puerta.

¿Que si estaba lista? ¿No era obvio?

—Sí, claro —respondí con fastidio—. La verdad, ya estaba cansada de esperarte.

_Ya no te quejes, respondió algo alterado, tanto que me quito las ganas de responder.

.........

Ya más tarde me encontraba en casa, pensando seriamente si esto era realmente lo que quería en una relación: llanto, humillaciones y más decepciones. Anteriormente había intentado terminarle, pero siempre terminábamos arreglando las cosas. Sin embargo, esta vez todo empezaba a tener más sentido; estaba empezando a ser más razonable.

En ese momento sentí vibrar mi teléfono. Lo tomé del bolsillo de mi pantalón y me dirigí a mi habitación. Al ver la pantalla, noté que era un mensaje de Luke, diciéndome que saldría. No me importó; creo que ya todo estaba claro, aunque necesitaba confirmarlo. Después de pensarlo un momento, decidí responderle.

—¿De verdad tú me amas? Porque lo dices, pero realmente no lo veo así.

—Por favor, amor, ¿cómo puedes decir eso? —respondió casi al instante.

—Simplemente digo lo que siento —escribí sin pensarlo mucho.

—¿Sabes algo? ¿Tienes tiempo para hablar por llamada?

—Sí, está bien.

A los segundos, llamó. Contesté.

—Hola, amor... ¿de verdad? —dijo con un tono indignado, como si alguna vez hubiera hecho algo que demostrara lo contrario a lo que yo sentía—. No entiendo por qué te sientes así. He cambiado muchas cosas por ti, de verdad que era un signico.

—¿Qué cosas has cambiado, por favor? —respondí molesta—. Si de verdad no das ni lo mínimo en una relación.

—Entonces, ¿para qué estás conmigo? Se supone que había amor, ¿no? Aunque sinceramente, ya no sé lo que es.

—Sabes que he tratado de dar lo mejor de mí, pero tú no lo ves. Eres una egoísta. Lo último que hiciste me hizo dar cuenta de que no me amas.

No entendía a qué se refería. Jamás había estado con alguien, y él lo sabía. Él ya había tenido experiencia; yo solo le había dicho que, si quería que diéramos ese paso, debía hacerse unos exámenes antes. Solo quería cuidarme, eso era todo. No tenía nada de malo, al contrario.

Pero él lo había tomado como una ofensa. Ahora, ¿estaba mal querer cuidarse a una misma?

—Por favor, Luke, simplemente me quiero cuidar. ¿Qué tiene de malo?

—Nada que ver, tú lo hiciste porque tus amigas te metieron esa idea en la cabeza.

—Claro que no, Luke. No te niego que sí lo hablé con una de ellas, pero fue porque soy inexperta en esos temas y necesitaba hablar con alguien. Además, sabes que me estabas presionando demasiado. Sinceramente, te lo dije para que se te quitara la idea y no me lo preguntaras más, porque ya me estabas hartando. Te dije mil veces que no estaba lista.

—Ya no intentes más, no te creo —respondió fríamente—. Sabes qué, creo que lo mejor para los dos es que nos demos un tiempo.

Lo soltó así, sin más, y me quedé en shock.

—¿Es en serio, Luke? —pregunté mientras una lágrima rodaba por mi mejilla.

—Sí, creo que es lo mejor.

—¿Cómo puedes decirme eso? —susurré. No entendía por qué reaccionaba de esa manera. Se suponía que yo ya estaba tomando una decisión, pero aun así dolía. Y lo que no entendía era por qué.

—Es lo mejor para los dos, amor. Entiéndelo. Tú no me crees nada, dudas de mí y dices que soy un mentiroso —respondió casi llorando.