La mirada de Cailín se quedó en la mía, pero yo no tuve una reacción eufórica, sino que una sonrisa se dibujó en mi rostro, ni siquiera se me pasó por la cabeza la apuesta con Thomas. Era una niña, una dulce niña con la que compartiría el resto de mi vida.
– ¿Estás bien? –Me preguntó Bree.
–No puedo creerlo –Sonreí, me puse de pie y besé a Cailín. –Te amo –La miré.
– ¿Estás feliz? –Me preguntó ella.
–Sí, es sólo que estoy en estado de shock, no sé cómo reaccionar –Reí.
Bree nos felicitó, nuevamente escuchamos los latidos de su pequeño corazón y le dio algunos tips a Cailín para evitar las náuseas. También le pidió que no se enfrentara a emociones demasiado bruscas.
Cuando entramos al auto, Cailín abrochó su cinturón, yo no podía dejar de mirar su vientre que poco a poco crecía.
–Estoy muy enamorado de ti –Dije sin pensarlo, ella sonrió mirándome sorprendida.
–Yo también lo estoy de ti –Respondió.
–Y estoy seguro que me enamoraré de ella también –Aseguré.
–No lo dudo, sé que serás el mejor papá del mundo Caín.
–Intentaré serlo cada día.
– ¿Sabes lo que me tiene más preocupada? –Comentó mientras conducía. –Es que ahora deberás depilarte con cera caliente.
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–Es varón –Le dije a Thomas en cuanto nos preguntó. No llamó por teléfono sino que se hizo un tiempo para venir a vernos.
El mejor amigo de mi mujer entrecerró sus ojos juzgándome
–No te creo nada Caín –Me reclamó. –Es más, estoy tan seguro de que es niña que he comprado esto –Abrió una bolsa que traía del centro comercial y de ahí sacó accesorios de colores claros y un vestido azul con blanco.
– ¿Para qué gastas dinero? Es varón.
–Ya sé –Rodó los ojos. –No quieres depilarte.
–No es eso –Bufé. –Cailín, dile que es chico.
– ¡Caín!
–Tanto que quieras que sea chico, será lesbiana –Rió Thomas.
Nos contagió su sonrisa y luego decidí decir la verdad.
–Está bien, es niña, pero no me depilaré –Dije de inmediato. –En mi defensa, no sé cómo demonios adivinaste de que era una niña, nadie puede hacer eso.
–Intuición maternal –Alzó sus cejas.
–Thomas, tú no eres mamá –Reclamé.
–Estás quitándome mis sueños, no seas hijo de puta –Continuó burlándose. Cailín reía a carcajadas de nuestra conversación mientras tomaba helado de piña con algunas frutas encima.
–Está bien, voy a depilarme.
–Yo te depilaré y justo ahora –Me dijo Thomas poniéndose de pie.
–Pero no me depilarás los testículos –Lo señalé.
–Eres un marica, si era varón dijiste que yo tendría que depilarme ahí abajo.
–Sí, pero tú no pusiste esas condiciones.
Thomas comenzó a preparar la cera en el living mientras me removía de un lado a otro, Cailín mantenía su teléfono en la mano para grabarme, no podían ser tan infantiles, no sé en qué momento acepté que Cailín tuviera un mejor amigo homosexual y que fuese tan imaginativo.
–Tienes suerte de estar lleno de tatuajes y tener pocos pelos –Reclamó Thom. –Levanta el brazo –Me indicó.
–Las axilas no, Thomas –Le pedí.
–Ya tiéndete en el suelo y levanta el brazo.
–Demonios Cailín, haz algo –Le pedí mientras ella me grababa con su teléfono riendo a carcajadas.
–Thomas no seas tan cruel con mi esposo –Le pidió. –Se ve rudo, pero es un unicornio por dentro, Thom.
–No dolerá nada –Rió nuestro malicioso amigo.
Levanté mi brazo y no dejé que pusiera la paleta con cera en mi axila por un largo rato, hasta que me encontró desprevenido y llenó mi axila derecha con cerca.
– ¡Esta mierda está caliente! –Grité.
– ¡Dios que exagerado! –Exclamó Thomas mientras ponía su mano en mi axila asegurándose de que estuviese lista.
–Debes relajarte, Caín –Escuché a Cailín decirme detrás de su teléfono.
– ¡¿Cómo quieres que me relaje?!
– ¡No debes gritarle! ¡Está embarazada! –Me regañó Thom. –Está bien, no te relajes.
Intenté relajarme, pero mi cuerpo estaba rígido como si de una roca se tratara. En cuanto sentí que Thomas iba a sacar la cera cerré los ojos, contuve la respiración por inercia y de un tirón Thomas retiró la cerca de mi axila, fue como si hubiesen arrancado mi piel.
– ¡Hijo de... –Me detuve en seco y miré por debajo de mi brazo, parecía el trasero de un bebé. –Esto sólo lo hago por mi hija, imbécil –Reclamé. –Me ha dolido mucho, ya basta.
– ¿Dejarás que te deje sólo con una axila depilada? –Me preguntó Thomas.
–Eres un inmaduro, Thom.
Cailín y Thomas reían a carcajadas porque realmente yo estaba enojado con ambos.
–Vamos de nuevo –Thomas se posicionó como si realmente lo hiciera profesionalmente.
–Prometo que voy a denunciarte Thom, le diré a todos que eres el peor en esto. –No dirás eso o voy a sacarte una ceja con cera –Acercó la paleta a mi rostro y yo me alejé bruscamente.
Finalmente me depiló la otra axila mientras yo gritaba y me revolcaba el dolor. Las piernas no me dolieron demasiado porque tenía pocos pelos, pero aun así dolía. Al final de la "sesión" con Thomas y sus carcajadas que se escuchaban a kilómetros, sentía mi cuerpo dormido, apenas podía moverme.
–Debes dejar que haga esto –Me reclamó él.
–No dejaré que me limpies con alcohol –Lo señalé.
–Es para que se cierren tus poros, idiota.
Cuando el algodón con alcohol hizo contacto con mi piel, sentí que me quemó. –Esta mierda me arde –Le reclamé, él me ignoró sonriendo y Cailín no dejaba de grabar.
–Prometo que esto se lo mostraré a nuestra hija cuando nazca –Rió ella.
Cuando estuve sin ningún pelo, él decía que debería depilarme los genitales, pero definitivamente no estaba dispuesto a que me mirara desnudo, menos a que me hiciera sufrir aún más quitándome mis vellos púbicos, que pocos tenía, pero los tenía bien puestos.
Thomas ordenó sus cosas y luego comenzó a hablar con Cailín.