Les recomiendo regresar al capítulo anterior para saber en qué íbamos. Me tardé 84 años...
CAÍN BENNET
Su presencia hacía que mi cabeza estuviese constantemente retumbando, no nos traía buenos recuerdos verla, menos en nuestro departamento nuevo, en donde suponíamos que nadie podría llegar.
— ¿Qué haces aquí? —Bajé el vidrio del auto antes de que el conserje levantara la barrera para dejarme entrar al condominio.
Corinna estaba sentada a un lado del conserje quien no la dejaba entrar, levantó su mirada chocando con la mía y rápidamente se puso de pie.
—Debemos hablar Caín —Respondió de inmediato. Sus ojos demostraban inseguridad, y la verdad es que poco me importaba hablar con ella, ya habíamos tenido suficiente. —No, de hecho nosotros no tenemos nada de qué hablar —bajé la voz para que sólo ella y yo escucháramos.
—Es importante, Caín —bajó su voz igual que la mía.
La miré por unos segundos y luego miré al conserje que se veía más que sacado de quicio.
—Entrará junto a mí —me dirigí al hombre.
Él asintió un tanto confundido, Corinna rápidamente se subió al auto. Me mantuve en silencio hasta que me estacioné fuera del edificio, ella sólo me seguía casi corriendo por su altura, subimos en el ascensor en silencio y en cuanto abrí la puerta, choqué con la mirada de Cailín.
—Caín, Corinna vino y... —Comenzó, pero su mirada se detuvo en ella.
—Te dije que no entraras —La miró Cailín. — ¡Ya vete de aquí!
—Yo la dejé entrar —La detuve —Creo que realmente es importante.
Cailín respiró profundo, caminó en silencio y se sentó en el sofá.
—Pues habla rápido, no te quiero aquí todo el día —Le dijo Cailín de manera seca. Corinna no tenía ninguna expresión en su rostro, se sentó en otro sofá y yo sólo pude mantenerme de pie para escucharla.
—Sé que Jaxon ha ido a la cárcel —comenzó. Mi pecho se apretó, pero ella continuó hablando —También Mike —bajó su voz.
— ¿De qué demonios hablas? —La miré.
—Mike no es el jefe que ha dicho ser —Confesó. —Él es sólo un peón, deben saberlo.
—Si sabes todo ¿Por qué no nos dices la verdad? —Le preguntó Cailín. —Hemos estado todos estos putos meses hundiéndonos y tú lo único que haces es decirnos cosas que no nos ayudan, Corinna.
—No puedo hacerlo, Cailín —Sus ojos se cristalizaron. —Pero quiero ayudarlos, porque sé de lo que él es capaz.
— ¿Y qué quieres que hagamos ahora? —Le pregunté.
—No vayas a la final mundial, Caín —Miró mis ojos.
— ¿De qué demonios hablas? —la interrogó Cailín. — ¿Qué está pasando? ¿Por qué te das tantas vueltas y no hablas de una maldita vez?
Miré a Cailín unos segundos y cuando Corinna iba a comenzar a hablar, la detuve.
— ¿Acaso el famosísimo jefe es un boxeador? —Alcé mis cejas.
Ella asintió con temor. —Pero no puedo decirles más, por favor, deben cuidarse. Sé que parezco una loca diciéndoles todo esto, pero realmente quiero ayudarles.
— ¿Por qué? —fruncí el ceño. —No nos conoces y si no fuera por Kian, jamás nos hubiésemos conocido.
—Porque yo he estado en sus manos, Caín —dijo fijando su mirada en la mía. —Ya vete —Cailín se puso de pie exaltada, miró a Corinna que no se ponía de pie y la jaló de un brazo.
—Ya, Cailín —La calmé.
—No, ella lo único que hace aquí es dejarnos con los pelos de punta, pero no ayuda para nada. ¿A caso crees que nos mantendremos encerrados y dejaremos de vivir nuestra vida por un imbécil que se cree el rey del mundo? —Se dirigió hacia ella. —Dile a tu puto jefe, porque sé que trabajas con él... Que se pudra.
—Cailín —comenzó a hablar Corinna con su voz en un hilo. —Yo no trabajo para él, pero no puedo hablar de él, Dios sabe por qué no puedo, pero también sabe que necesito ayudarlos.
—Está bien Corinna, estaremos hablando —le dije, Cailín estaba molesta y se removía por el departamento. —Es mejor que ahora te vayas, voy a evaluar la situación. —Está bien —asintió ella. —Pero Cailín, recuerda que yo fui quien te salvó de los brazos de Will, sino, ahora estarías malditamente muerta. —Se dirigió a mi mujer antes de salir del departamento.
En un abrir y cerrar de ojos vi a Cailín pasar por encima de mí para golpearla, pero la detuve del brazo jalándola hacia atrás. Corinna rápidamente se fue, y Cailín se soltó de mi agarre de un tirón.
— ¿Por qué la has dejado entrar? No la quiero ver aquí, Caín —me reclamó.
— ¿Qué tal si todo lo que ella nos está diciendo es verdad?
— ¿Verdad? ¡Es una puta mentirosa! ¡No está intentando ayudar, sólo quiere atormentarnos con su discurso!
—Tú y yo sabemos que es cierto lo que dice Corinna. Ella fue quien te pasó un arma para defenderte de Will. Ella sabe muchísimas cosas, deberíamos escucharla.
Cailín se mantuvo en silencio y sólo me ignoró. Caminó por el pasillo y entró al baño, luego escuché la bañera.
——
A pesar de todo lo que nos había dicho Corinna, intentamos continuar con nuestra vida normal. Aunque tuve que decirle a Anthony lo que Corinna me había advertido, él se encargó de buscar a todas las posibles personas que irían a la final, pero ninguno levantaba sospechas, todos eran personas que ya habían estado en campeonatos antes ¿De quién demonios estaba hablando Corinna? ¿Y si todo era una maldita mentira? Quería creer que era mentira, pero aun así no entendía el por qué Corinna estaría mintiéndonos, nunca le hemos hecho algo para que ella quisiese vengarse.
— ¿Qué tipo de fiesta es? —Le pregunté a Anthony.
—Es una fiesta que hacen todos los años y hoy te ha llegado la invitación —me contó. —puedes llevar a un invitado.
—Está bien —dije. — ¿Qué opinas Cailín? —le pregunté. Ella se quedó en silencio unos segundos hasta que finalmente habló.
—No lo sé —respondió ella.
Sabía por qué lo decía. Habíamos tenido suficiente atención durante los últimos meses como para continuar siendo el centro, necesitábamos alejarnos de los medios de comunicación y por supuesto que ellos estarían ahí observando todos nuestros movimientos. — ¿No crees que es mejor que te vean ahí? —preguntó Kim con una sonrisa. —Me refiero a que si no vas, todos comenzarán a decir ¿Por qué Caín Bennet no se hizo presente en la fiesta? ¿En qué tipo de problema se encontrará ahora? ¿Estará cumpliendo reclusión nocturna?