Dejada en el Altar

Capítulo 5

Jenny miró fijamente su reflejo y se movió un poco a su izquierda para ver cómo le quedaba el vestido negro hasta la rodilla. Lo combinó con unos tacones negros antes de tomar su abrigo color crema.

Se alisó el pelo con un maquillaje mínimo mientras se ponía el perfume más caro de su colección. También era el favorito de su madre. Se pregunta cómo habrían reaccionado sus padres al saber que salía con un chico. Y con alguien tan popular como Jason. Por un momento recordó cómo su padre le dijo que nada de citas hasta que se graduara en la universidad. Pero entonces supo que no iba en serio. Ya era mayorcita para decidir por sí misma.

Su teléfono sonó y tuvo un par de nudos al ver que era Jason. Por un momento se puso nerviosa pensando cómo sería si se convirtieran en algo. Pasar la última noche le había dicho que había sido un poco prejuiciosa con él.

Salió de su hostal y vio a Jason inclinado en un Porsche negro. Él se puso un poco atento mirándola y ella también se fijó rápidamente en las flores de su mano izquierda. Se notaba que había algo en el ambiente. Aunque trató de no sentirse afectada, verlo esforzarse le hizo sonreír.

Llegó un minuto antes de la hora. Y, de alguna manera, demostró lo importante que ella era para él, y pudo notar que estaban recibiendo miradas de la gente que pasaba.

—Para la chica, en la que no puedo dejar de pensar —Jason ofreció las flores en el momento en que ella vino a saludarlo. Ella alzó las cejas recibiendo la flor y notó como él la miraba de pies a cabeza.

—Gracias —susurró.

—Te ves bien…

Él le abrió la puerta y ella entró. Colocando las flores en su regazo lo encontró entrando y él se apresuró a compartir.

—El negro te sienta bien… —Jenny sonrió plenamente consciente de que el negro era su color favorito. Aunque otra cosa era cómo se decía a sí misma que ese hecho no le había afectado a la hora de elegir el vestido.

—Gracias. Tú también estás guapo, pero eso ya lo sabes —Y, esto le hizo mirarla.

—No me importará que me lo digas cuando quieras…

Ella sintió que algo oscuro pasaba por sus ojos. Sabía que lo que notaba era puro deseo. El tipo no trataba de ocultarlo todo, como si supiera lo que estaba haciendo. Pero por supuesto, ella sabía que no iba a ser algo físico pronto. No podía delatarla en la primera cita. Tenía que demostrar su fiabilidad a cada paso para que llegaran a ese punto.

El coche arrancó y en cuanto salieron del campus él la tomó de la mano.

—No soy de los que toman la mano, Jenny. Me gusta más que me la den en el muslo. Tú eres diferente. Eso seguro —Y, ella le miró. Sus ojos estaban concentrados en la carretera. No había ninguna sonrisa en su rostro y su mandíbula apretada exhibía su control.

—No lo estoy —Ella respondió.

—Lo eres. Habría tardado un minuto en decirte que quiero que te quites este vestido cuando te di las flores —Y, Jenny entrecerró los ojos.

—No, esto no va a pasar pronto —Se rio al final.

—Pero sucederá —Su respuesta le quitó la sonrisa de suficiencia que tenía en la cara. Le frotó un poco la mano con el pulgar y ella se mordió la mejilla.

—Supongo que ya veremos. Entonces... —Ella sacó lentamente su mano y la puso de nuevo en su muslo—... Vamos a ver… —Ella casi resopló un poco y encontró a Jason sonriendo con satisfacción.

—No estamos viendo, Jenny. No puedes verlo, pero déjame decirte... —Ella lo miró cuando él hizo una pausa mientras su coche llegaba a un semáforo en rojo. Él la miró atentamente antes de afirmar—... Ya somos algo. Nombrarlo o anunciarlo no importa cuando sabemos lo que tenemos…

Y, Jenny se preguntó si con él todo puede salir según lo planeado. Porque si él lo dirigía, ella se iba a comprometer pronto. Sin olvidar que a ella siempre le ha gustado que los acontecimientos salgan como no estaban planeados.

—¿No crees que estás siendo impaciente? No es como si nos estuviéramos quedando sin tiempo o algo así…

—No soy paciente, cariño. No se trata de tiempo. Cuando te miro y me digo que tengo que ser paciente, me hace algo —Jenny se preguntó si él estaba interesado sólo en ella porque la ve como un desafío.

—¿Haces todo eso pensando que soy algo que tienes que superar? —Jason no pudo evitar la sonrisa.

—¿Cómo voy a saber lo que es? Eres la primera chica a la que voy a recoger. Así que no digas que no eres diferente.

Jenny se quedó sin palabras. Ahora, se sentía como una pequeña bandera roja. Pero ella tampoco podía esperar que él le dijera que la amaba. Y, tal vez ella debería apreciar que él fuera honesto acerca de cómo se siente.

Pararon delante de los apartamentos más lujosos y él se acercó a abrirle la puerta y Jenny salió mirándole.

—¿Y si te pillan abriéndole la puerta a una chica?

—Bueno, seguro que todo el mundo tiene ojos. Se darán cuenta de que vales la pena —Ella trató de reprimir su sonrisa, pero Jason ya estaba disfrutando mirando sus mejillas rojas.

Palabras Jenny. Sólo está usando palabras. Concéntrate en sus acciones. No puedes deslizarte por las palabras. ¿No?




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