Déjame ser

CAPÍTULO 5: OSCURIDAD

Las conversaciones con Vega se hacían cada vez más rutinarias.
No sentía atracción hacia ella.
No me gustaba... pero sentía que la estaba engañando.

Sentía miedo.
Miedo de contarle quién verdaderamente soy.

Soy Nico, sí…
Pero siento que, si no le cuento nada sobre mi identidad,
voy a seguir con este nudo en el pecho.
Con este sentimiento de culpa.
···

Tocó el timbre del final de clase.
Hora del recreo.

Me dirigí a mi sitio favorito.
Ese en el que no sientes miedo.
O al menos, piensas que nada malo puede pasarte ahí.

Saqué mi bocadillo de chorizo, mi botella de agua y mi gorra.
Me la puse, me senté, empecé a comer.

Pero mi cabeza no paraba de girar sobre lo mismo.
¿Si se lo digo, dejará de hablarme?
¿Seguiré siendo válido para ella?
¿Me verá como alguien raro?

Saqué el móvil del bolsillo y entré a Instagram.

Ahí estaba.
Esa conversación de anoche.
Ese último mensaje que no podía sacarme de la cabeza:

“A mí me pasaba igual. Pero un día me cansé de esconderme.
Y aunque no fue fácil, empecé a elegir lo que me hacía bien.
Aunque fuera poquito. Aunque doliera.”

Ella no se escondió.
Y yo… tampoco quería hacerlo.

Me armé de valor y le escribí un mensaje.

Hola Vega.
Llevo dándole vueltas a esto desde que tuvimos nuestra primera conversación.
Primero de todo quiero que sepas que no he querido engañarte en ningún momento. De verdad, espero que puedas entenderlo.- Nico

Las manos me temblaban
El corazón me latía a mil por hora
Respiré hondo y seguí escribiendo

Tu último mensaje me dio el empujón que necesitaba.
Me hiciste sentir que podía ser yo.
Así que, allá voy.
Soy Nico, un chico trans- Nico

Mandé el mensaje
Mi corazón chocaba contra mi pecho como un tambor en una procesión
Las manos me temblaban... y el pulso cada vez se aceleraba más

Dejé el móvil en mi bolsillo
Pendiente de si me vibraba de nuevo

¿Y si me contesta enseguida?
¿Y si me dice que todo está bien?

El móvil me vibró en el bolsillo
Y sentí como mis mejillas se sonrojaban
No sabía si era ella... pero lo intuía

Saqué el teléfono lentamente de mi bolsillo
Y como casi en un susurro... unos pasos se acercaron a mí de nuevo.

— Mira quién escribe... ¡el travelo enamorado! —dijo uno de los chicos que se aproximaban a mí

— ¿A quién le mandas corazoncitos Nico? ¿A otro tío?

Comenzaron a acercarse rápidamente a mí
Yo cogí mi mochila, me la colgué al hombro, y comencé a alejarme, cada vez más rápido

Las risas cada vez se escuchaban más cerca
Uno de ellos, agarró mi mochila, y me acercó hacia él, cogiéndome del cuello y dejándome casi inmóvil
Los intentos de escapar fueron inútiles

Los alumnos del instituto nos rodearon en círculo
Se reían y gritaban entre ellos, animando a los agresores.

— ¡Pelea, pelea, pelea! — gritaban todos a la vez, alzando las manos

Intenté de nuevo escapar, pero, fueron intentos fallidos
Uno tras otro
En uno de ellos, el móvil se me cayó al suelo
Intenté cogerlo como puede, pero cada vez me agarraban más fuerte

Uno de ellos miró el móvil y se rió

— ¿Así que quieres agacharte no? —preguntó, subiéndome la barbilla con fuerza, con una sonrisa que transmitía malicia

La piel se me puso de gallina, y todos reían
Estaba solo

Uno de ellos me tapó los ojos con un pañuelo
No veía nada
Solo escuchaba risas y murmullos
Hasta que lo noté
Un puñetazo directo en toda la boca del estómago
Me quedé sin respiración
Pegué un grito

Las risas callaron, y sentí como alguien me empujaba y me dejaba en el suelo, y después, pasos alejándose

No podía respirar, no podía moverme
Sólo veía
Oscuridad




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