Estaba atardeciendo.
El sol se colaba por las casas del pueblo, que, a lo lejos, se alejaba poco a poco, como un recuerdo que, aún fresco, no se iba a ir tan fácilmente.
El sonido de los neumáticos chocando con la carretera parecía una canción repitiéndose una y otra vez.
El camión de la mudanza estaba justo delante de nosotros.
Blanco, grande, y con unas letras bien grandes que decían:
"Con nosotros empezará tu nueva vida.
¿Te atreves a dar el salto?"
Me acomodé en el asiento y respiré hondo.
En la radio comenzó a sonar una canción: Story of My Life, de One Direction.
Comencé a cantarla en mi cabeza mientras daba golpecitos con el pie en el suelo del coche, marcando el ritmo.
Mi madre me miró y, con los ojos vidriosos pero llenos de emoción, me dijo: —No desafinas nada, ¿lo sabías? —bajó un poco el volumen de la radio.
— Bah... —murmuré, encogiéndome de hombros.
— Sabes por qué nos mudamos, ¿verdad? —preguntó.
La miré de reojo.
— Pensaba que era por tu trabajo o algo así.
Ella sonrió, de esa forma que sonríe cuando está a punto de soltar una bomba.
— ¿Te acuerdas del vídeo que grabamos el año pasado, cantando en el salón? El que mandamos a la Escuela de Artes Armonía.
Asentí, sin saber si reírme o sentir vergüenza.
— Pues les gustaste. Muchísimo.
— ¿Eh...?
— Te han dado la beca, Nico. Para estudiar allí. En Valencia.
— ¿Qué? —me giré hacia ella con los ojos muy abiertos— ¿En serio?
Ella asintió.
— Por eso nos mudamos. Porque alguien allí cree en ti. Y yo también.
Mi pecho se llenó de algo que no sabría explicar: una mezcla de miedo, ilusión y vértigo. Como si de verdad estuviera a punto de dar un salto.
— ¿Hace cuánto lo sabes? —pregunté emocionado.
— Hace un par de semanas. Ha sido muy difícil no contártelo.
— Pues disimulas muy bien —dije riéndome—. Te quiero.
— Yo también te quiero.
Saqué el móvil del bolsillo y abrí Instagram.
Entré al perfil de Vega y le mandé un mensaje.
No sé cómo decirte esto, estoy temblando de emoción, me mudo a Valencia— Nico
¿Que?¿En serio?— Vega
Si, ¿A qué mola? — Nico
Si quieres cuando termines el primer día de clase podemos quedar, ¿Te parece?— Vega
Vale, pues enseguida nos vemos, chao—Nico
Chao— Vega
Guardé el móvil despacio, con una sonrisa tonta. Y con ese último mensaje de Vega, sentí que... tal vez no iba a estar tan solo.