A veces peleamos con la vida, el destino, el universo o con Dios, porque algo no sale como queremos. Nos enfocamos tanto en lo malo que nos sucede que dejamos de lado las cosas buenas.
Como seguir respirando, el tener familia, comida sobre la mesa o sencillamente tener a alguien que nos ame. Peleamos tantas veces por cosas pequeñas como perder un trabajo, una pelea con una pareja o con un amigo.
¿Por qué me parecen pequeñas?
Porque llega un momento en el que sucede algo aún más grande y es cuando encuentras el verdadero valor de las cosas, de la vida misma. Pensar ahora si mi vida fue buena o mala es todo lo que me queda, también pedir fuerza para mí y mi familia.
Y dejarles el mundo que yo quiero para ellos.