11 de mayo de 2008.
Abro mis ojos y veo mi parte favorita del día, el amanecer. Desde niña me ha fascinado, mi padre y mi madre me contaron tantas historias del cielo, el sol y la luna, solo para que dejara de tenerle miedo a la oscuridad.
Es hermoso ver cómo el sol le pone fin a la noche solo con aparecer lentamente. Desde que tengo memoria, muchas veces me desperté antes de la salida del sol solo para apreciar cómo se llena de luz todo alrededor.
—Mujer ¿No puedes dejar de ver el amanecer y solo seguir durmiendo? —Escucho a Matt, mi esposo. Sin voltearme sé que está sonriendo.
—No puedo, es algo que aceptaste al casarte conmigo.
Se ríe y yo sonrío al escucharlo, me volteo y está sentado junto a mí. Su cara está un poco pálida y con ojeras. Yo debo estar peor que él. Sin embargo aun me sigue pareciendo atractivo.
—Steph, cariño, debes dormir. —Dice suspirando. No le respondo eso y vuelvo a mirar a la ventana. Se ve la mitad del sol ahora. Recuerdo algo y le hablo a mi esposo.
—¿Sabes qué día es hoy?
Él me ve y se queda pensando un momento.
—11 de mayo. —Al decirlo sonríe. —Hoy hace 15 años te conocí.
Asiento y le sonrío.
—Fue uno de los mejores días de mi vida.
Percibo movimiento en la habitación y veo que es Skylar.
—Mi niña bella ¿Qué haces despierta?
—Quiero ver el amanecer contigo, mami. —Su vocecita llena la habitación. Le doy un golpecito a mi cama y ella viene corriendo, se para frente a su padre y le da un beso.
—Buenos días, papi. —Mi esposo le devuelve el saludo dándole un beso y un abrazo. La carga y la sienta en mi cama. —Buenos días, mami.
—Buenos días, hija. —La abrazo muy fuerte y le doy un beso en la cabeza.
—Buenos días, mamá, papá. —Escucho a Cody. Él camina hasta nosotros y se sienta en la cama.
—Bien, veremos el amanecer en familia. —Dice mi esposo moviendo la cabeza.
—Mamá ¿Cómo se conocieron tú y papá?
Mi esposo y yo sonreímos y empezamos a contarle la historia mientras recuerdo ese día hace 15 años.
Flashback.
11 de mayo de 1993.
—¡Stephanie apresúrate! ¡Estamos atrasados!
Voy casi corriendo a dónde están las otras modelos. Hoy estamos en una sesión de fotos para unos productos y ropa. Ha sido un día muy estresante, pero estamos casi terminando. Unas poses más y listo.
Voy a cambiarme cuando me detiene Jason.
—No te vayas, llegó el dueño de una empresa, quiere una modelo hermosa, juvenil y profesional. Te elegimos a ti, espero no te moleste.
—No me molesta, siempre y cuando haya tranquilidad, sabes que no me gusta trabajar bajo presión.
—Hecho, cariño, cámbiate.
Voy a cambiarme la ropa y el maquillaje. Escucho a las chicas de vestuario y maquillaje chismear. Siempre me río y me sorprendo con todo lo que saben.
—¿Vieron al dueño de esa empresa? ¡Está guapísimo!
—Y es todo un caballero.
Siguen chismeando y me hacen reír con sus ocurrencias, terminan rápido conmigo y voy a donde me van a tomar las fotos.
—Aquí está nuestra modelo, señor Greenwood. —Escucho decir a Jason.
Me acerco y veo a Jason junto con un hombre unos pocos años mayor que yo. He de admitir que las chicas de vestuario no exageraron. El hombre es muy atractivo y alto.
Camino hasta ellos y Jason me presenta.
—Señor Greenwood ella es Stephanie Taylor, Steph, él, es el señor Greenwood.
—Un gusto conocerlo, Señor Greenwood. —Extiendo mi mano y sonrío, tomándolo por sorpresa la estrecha, doy un apretón un poco fuerte.
—El gusto es mío, señorita Stephanie.
Jason se retira para preparar todo mientras me quedo con el señor Greenwood. Él me ve y sonríe.
—¿Me puedo unir a su chiste, señor Greenwood?
—Solo pensaba que su apariencia no va de la mano con su actitud.
Sonrío al oír eso. Mi apariencia ha hecho que sea de las favoritas, largo cabello rubio, delgada y sobretodo mis ojos azules.
Sin embargo mi apariencia es un arma de doble filo, muchos piensan que soy tonta por ser rubia o tratan de desprestigiarme diciendo que me he hecho cirugías, me pinto el cabello o cualquier otra cosa que se les ocurra.
Aprendí a tener una actitud fuerte y no dejarme pisotear por nadie.
—Eso no voy a negárselo.
Él me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.
—¿Tiene novio, señorita Stephanie?
—No es de su incumbencia, señor Greenwood. No mezclo el trabajo con lo personal.
—No es mezclar el trabajo con lo personal, aquí soy dueño de una empresa que solo quiere fotos de sus productos, usted la modelo. Afuera yo soy un hombre de 24 años y usted una joven hermosa.
—Que hermosa palabrería tiene usted, sin embargo yo sé que quiero y como quiero que sucedan las cosas. No todos les gusta eso.
—A una gran parte podría darle miedo una mujer segura, confiada y decidida. Pero yo no, más bien siento curiosidad de saber cómo una chica con una cara dulce tiene una actitud tan fuerte. ¿Me concede el honor de conocerla?
—Puede ser, depende de que piensa de lo que le voy a decir.
—Dígame, señorita Stephanie.
—El beso es una promesa de amor, por eso en una boda siempre dice: Los declaro Marido y Mujer, puede besar a la novia. Es para sellar la promesa. El beso es una promesa de amor.
Él se me queda mirando pensativo, solo me quedo esperando que se ría o se burlen, pero tarda en ello.
—Eso es ciertamente nuevo para mi, nunca me lo habían dicho.—Me ve a los ojos y noto que los suyos son marrones.—Pero respeto lo que creas.