12 de abril de 2008.
Es increíble ver cómo pasan los días, cuando más lento quieres que pase, éste parece burlarse de ti y solo avanza más deprisa.
—Cariño. —Me llama mi esposo me volteo y sonrío al verlo. Es raro cuando puedo verlo vestido de manera casual, tanto que se me hace extraño.
—Estás muy guapo, amor.
—Gracias, que me digas eso sin una crítica es realmente bueno. —Me sonríe, se acerca a mí y me abraza.
—Es que ésta vez hiciste un gran trabajo. —Digo devolviéndole el abrazo, hundo mi cara en su pecho e inhalo su perfume.
Este es uno de mis lugares y momentos favoritos, estar abrazada con mi esposo.
—¿En qué pensabas cuando entré?
—En que hace dos días me estaba casando contigo, al siguiente tenía a Cody, ayer a Skylar y hoy están todos grandes y tú y yo estamos por celebrar nuestro aniversario de bodas.
—¿Hicimos todo eso en cuatro días? —Se burla de mí, me río y él igual. —Ciertamente me parece abrumador que nuestros hijos crecieran rápido. Sin embargo agradezco cada segundo de ello y te sigo agradeciendo por darme todo lo que amo en esta vida.
Lo miro a sus ojos marrones. Después de muchos años he aprendido varias cosas al estar casada con éste hombre, una de ella es que no me equivoqué y lo volvería a elegir mil veces. Me acerco y le doy un beso.
—Te amo, Matt.
—Te amo, Stephanie.
—Papi, ya estamos listo. —Suena la vocecita de campana de mi hija. Ella viene hacia mí con una sonrisa grande. —Te traeré pastel, mami.
—Está bien, mi niña, pero quiero que te diviertas mucho y que te cuides ¿Sí?
—Claro, mami.
—Despídanse de su madre y nos vamos.
Cody, quien está parado en la puerta, viene, me da un beso y un abrazo, lo mismo hace Sky, mi esposo me da un beso en los labios y se van.
Hoy es el cumpleaños de uno de los hermanos de Yasmine, ella quería que Skylar fuera. Me despido desde la puerta, una vez que se van, yo voy y busco mi diario.
En el anoto mis pensamientos y dibujo diseños que se me ocurran. Unas horas después suena el timbre.
Me extraña que alguien venga, no espero visitas. Me levanto, voy hasta la puerta y me sorprendo al ver quién es.
—¿Marie?
—Hola, Steph.
Es mi amiga Marie, hace mucho que no la veía, está igual de hermosa, la hago pasar.
—Ven pasa, por favor. Hace mucho tiempo que no te veía.
—Hace 16 años, sí.
Caminamos hasta la sala y nos sentamos. Ella me empieza a contar de sus viajes por el mundo y su paso por las distintas pasarelas.
—En algún momento esperé verte en la semana de la moda, pero me dijeron que te habías casado y tenido hijos.
—Sí, un año después que te fuiste, conocí a Matt, mi esposo, me enamoré y me casé. ¿Nunca te llego la invitación?
—Me temo que no, cuéntame ¿Cómo fue?
Sonrío al pensar en ese maravilloso día hace 12 años.
Flashback.
15 de abril de 1995.
«Estoy muy nerviosa.»
Hoy es mi boda con el hombre de mi vida. Hace dos años conocí a Matt, desde ese día se ha asegurado de que yo sea feliz y, como él dice, que no me arrepienta de haberle dado una oportunidad.
Aunque hoy estoy feliz a más no poder, no puedo evitar pensar lo que ha pasado en las últimas dos semanas. A mi papá le detectaron cáncer de próstata.
Se ha sentido muy mal, pero no dejo que atrasara mi boda, me prometió estar para mí, Matt trató de decirle que no habría problema, pero no escuchó.
Un ruido hace que salga de mis pensamientos, son mi madre, padre y hermana.
—Mi vida, te ves hermosa.
—Gracias, mamá.
—Matt es un hombre con suerte. —Dice mi hermana. Ella es la mayor de las dos, aunque estoy siendo la primera en casarme, ella está empezando una relación y me siento feliz por ella.
—Estoy tan feliz de verte así, hija mía. Apresúrate tú también Sarah, ya quiero ver a mis dos hijas casadas.
Me río y me veo en el espejo, mi vestido es como el de una princesa, yo hice el boceto y le pedí a una amiga diseñadora que lo hiciera, estoy tan feliz de eso.
—Bueno es momento de darte las cosas. —Dice mi mamá. Me muestra un hermoso velo. —Algo prestado, este fue mi velo hija, así que también es algo viejo.
—Algo azul, este collar lo vi y pensé inmediatamente en ti, hermana. —Dice colocándome una fina cadena que tiene al final una joya azul.
—Algo nuevo, necesitas un adorno con el cual sostener tu velo, por eso hija, compré esta tiara. —Me la coloca mi papá con ayuda de mi mamá y hermana.
Estoy con lágrimas en los ojos, por toda la emoción de hoy.
—Muy bien, ya es hora, vamos.
Mi mamá y mi hermana salen primero, yo tomo el brazo de mi padre y empezamos a caminar.
—Hoy es tú día, será el día más importante y feliz de tu vida, claro eso hasta que tengas hijos.
—Lo sé, es increíble pensar que ya por fin este día llegó.
—Entonces no hagamos esperar más a Matt.
Salimos de la habitación a la iglesia. Mi padre alquiló una casa al lado de la iglesia para que pudiera prepararme y no llegar tarde. Cuando estamos en la entrada empieza a sonar la marcha nupcial.
Todos se levantan en cuanto entramos, sujeto más fuerte el brazo de mi padre.
—Tranquila, pequeña. No te dejare caer.
Sonrío y avanzamos al ritmo de la marcha nupcial. Al final del pasillo está el hombre de mi vida.
Matt.
Está deslúmbrate y con una gran sonrisa. Hace 8 meses me pidió matrimonio, no dudé ni un segundo en decirle que sí.
Desde que lo conocí me trato de maravilla, con paciencia y amor. Cuando me pidió ser su novia fue la primera vez que me besó, siempre respetó mi creencia del beso. Y ahora aquí estamos, a punto de casarnos y comenzar una nueva vida.