Del odio al amor♡

3 | La llegada de los Hawkins + Un impulso

 

KAROL


Por fin llego a casa. Claramente agotada y con el cabello hecho un desastre, sin mencionar que ya es mediodía. Pero bueno, al menos llegué.

Abro la puerta como si mi vida dependiera de ello y entro con cara de que me gané una maratón.

Coloco mis manos sobre las rodillas, respiro y expiro muy fatigada intentando desechar mi enorme cansancio.


-¡Hija, hasta que por fin llegas! ¿De dónde vienes tan cansada? –Pregunta saliendo de la cocina, mirándome con sorpresa
 

-Ay mamá. Es una larga historia pero, ahora no te preocupes por eso. Iré a mi cuarto y después me daré un baño –digo corriendo hacia las escaleras

-¡Detente ahí! Siéntate a almorzar. Se puede notar que mueres por darte un baño y por dormir hasta mañana, pero debes comer.
 

-Ajá –digo esperando

 

Unos momentos más tarde…
 

Doy un portazo al haber entrado y me lanzo a la cama.

Mientras pienso, detecto un aroma varonil impregnado en absolutamente toda la chaqueta. Siento que ya lo conocía, pues amo demasiado esa fragancia. Si llego a encontrar al dueño de esta chaqueta lo abrazaré cada vez que pueda. No perdería oportunidad

Me quito la chaqueta junto con la ropa que traigo, me coloco mi toalla y entro a ducharme.

El agua tibia relaja mi cuerpo y trae más paz a mi mente. Siento que toda preocupación se va, al igual que gran parte de la tristeza que ocupaba mi corazón.

Termino de bañarme, salgo y voy por un suéter largo que me colocaré.

Luego de vestirme, me dirijo a la peinadora para peinar mi cabello.

Me siento en la silla y prosigo a peinarme.

Finalizando, un dulce recuerdo invade mi mente. En éste, Harry peinaba mi cabello muy cuidadosamente y luego lo trenzaba. Debido a ello, estaba sorprendida pues nunca pasó por mi mente que él supiera hacerlo.

A decir verdad, extraño esos momentos, lo extraño a él y a sus locuras, a pesar de que no ha pasado ni un día desde que estuve a su lado. No sé cómo pero Carson lo ha logrado; ha conseguido que lo extrañe sin que se haya ido aún, que mi tristeza y preocupaciones se marchen en un abrir y cerrar de ojos. Ha logrado que tenga como costumbre su compañía.

Escucho mi nombre y automáticamente salgo del bucle en el que estaba.

En ese instante veo a mamá, quien al parecer acaba de entrar en la habitación.

 

-¿En qué pensabas, hija mía? –pregunta acariciando mi cabeza

-Estaba recordando algo, mamá –digo sonriente

-*Sonríe* ¿Quieres ayudarme a decorar una tarta?

- Sí pero, ¿Puedo saber para quién es? Pregunto mirándola

-Es para los nuevos vecinos. Quienes son los actuales dueños de la casa junto a la nuestra. Decidí prepararla para darles la bienvenida, ir a conocerlos y ver en qué podemos ayudarles. Por eso, tú tendrás que acompañarme ¿Te parece?  –dice halándome de la mano y levantándome de la silla

-Claro que sí –digo siguiéndola hasta la cocina

 

Al entrar a la cocina, mi madre señala el lugar donde se encuentra la tarta, me entrega una manga pastelera llena de merengue y un bol (taza de vidrio circular) de arándanos para que comience a decorarla.

Empiezo cubriendo la superficie de la tarta con picos de merengue de tamaño mediano. Luego, coloco en la punta de cada uno un arándano.

De la nada, otro recuerdo se infiltró en mi mente, pero esta vez Harry y yo estábamos acompañados por Kay y Louis, el hermano del medio en la familia Davidson. Todos preparábamos un pastel. El primer intento fue fallido, ya que se quemó, pero el segundo fue una completa obra de arte. Todos éramos un equipo pero Kay fue el chef principal, quien se encargó de dirigirnos y de preparar la mezcla. Louis y yo estuvimos a cargo de la decoración, Harry y Kay de la preparación de la mezcla, por lo cual el rubio estuvo celoso.

Para no alargar la historia, finalizo comentándoles que hasta ahora ese fue uno de los recuerdos más divertidos y tiernos que he tenido junto a esos tres.

Justo cuando terminé de poner el último arándano, alguien tocó la puerta y como mamá estaba ocupada, tuve que ir a abrirla.

Al hacerlo la sorpresa me invade. Harry es quien está en la puerta.

Nos miramos a los ojos sin siquiera pestañear.

Después de unos segundos dejo de mirarlo, bajando levemente la mirada.

Nuevamente para mi maravillosa suerte, mis ojos caen en sus labios, haciendo que me sonroje y él se ría.

Condenado rubio –digo en mi mente luego de quitar la mirada de su boca y terminar de abrirle la puerta para que pase.

Entra y puedo darme cuenta de que lleva las compras que dejamos en la maleta de su auto ayer.

 

-¡Harry! ¡Cariño mío! –dice mi madre corriendo y abrazando al rubio

-¡Suegra mía! –dice Harry muy sonriente haciendo que ambas arruguemos nuestro entrecejo y lo miremos con asombro. *ríe a carcajadas* Era broma *Rasca su nuca sonriendo*

-Te extrañé como no tienes idea, rubio –dice mamá riendo

-Lo sé –dice todo divo logrando nuestras risas

-¿Acaso esas son las compras que tenía que hacer Karol ayer? –pregunta mi madre poniéndose seria y detallando las bolsas

-Las mismísimas –dice Harry mostrándoselas

-Las dejé ayer… en casa de Harry  –digo acercándome a él

-Sí. Karol y yo nos encontramos ayer y la convencí de ir conmigo a casa. Entonces le dije que se quedará y se quedó y… *mamá lo interrumpe*

-Entonces… Se quedó contigo ayer –dice la señora señalándonos y mirándonos a Harry y a mí

-Ujum –decimos los dos

-Me alegra –dice mamá sonriendo

 

Quedamos en un silencio incómodo así que fui a mi habitación.

 

 

 

HARRY

 

El silencio incómodo permaneció. Karol se fue y, yo sigo aquí claramente inmóvil. Literalmente esperando una foto.




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