Delitos del alma

Capítulo 23

23

Amalfi era un verdadero paraíso incluso en reclusión, el aire salubre llenaba los pulmones de sus lugareños dándoles quizá esperanza, quizá alegría, quizá vida… en el caso de Sofia quien ya se sentía como una lugareña más de esas indómitas tierras, las tres cosas. Inexplicablemente su mente se había abierto a las posibilidades que la vida le estaba ofreciendo, de la manera más inesperada la última visita de Marco fue para ella decisiva.

El sin duda representaba todo lo que había querido tener en la vida, alguien que cuidara de ella, que viera por sus necesidades y por consecuencia del hijo que tendrían en común. Marco, la había hecho sentir diferente a lo que era antes de que llegara a su vida, había descubierto algo en ella que no sabía que tenía, ganas de vivir, de amar, de ser amada y de descubrir las bondades que ese extraño amor le brindaba a su cuerpo no solo haciéndolo florecer con la maternidad, también haciéndolo florecer en el placer de ser mujer deseando con ansias el día en que pudieran comenzar una historia juntos en el lugar escogido.

Su vientre tenso la estaba haciendo sentir muy incómoda, la cama en la que dormía sola desde que Marco se marchara días atrás se hacía cada vez más incómoda, una brisa suave entraba por la ventana estrellada acariciando su piel apenas cubierta con un camisón ligero y el desorden de las sabanas que se enrollaban por segmentos en sus piernas.

Acostumbrada a esa antigua casa, conocía cada ruido que hacía el aire cando se colaba por las ventanas silbando esa tenebrosa melodía que por mucho tiempo la hizo llorar de miedo hasta vencerlo a fuerza de costumbre, así como el chirrido de las viejas tuberías cada vez que Francesca usaba el agua en el piso de de abajo de la casa… pero ese ruido que acababa de escuchar a modo de un murmullo casi imperceptible sin duda alguna era de alguien caminando por el pasillo muy cerca de su habitación.

Por instinto Sofia se puso de pie muy lentamente cuidando de no hacer ningún tipo de ruido que le indicara al intruso que ella ya se había percatado de su presencia mientras pensaba con rapidez en las posibilidades descartando en primer lugar a Marco, de ser él hubiera escuchado el autoy con seguridad no hubiera entrado con sigilo, Francesca quedó también descartada recordando que la robusta señora no era capaz ni tan siquiera de pensar sin ser evidente por sus maneras tan brusca de hacer las cosas.  ¿Los vigilantes armados? Ellos siempre paseaban de noche por los alrededores de la propiedad… no, no se atreverían a entrar a la casa, menos sin anunciarse. Solo podrían ser ellos, los rusos, ¡venían por ella y por su hijo! Un instinto animal surgió desde lo más profundo de sus entrañas transformándola en un animal furioso, ¿querían cazarla de nuevo como presa de comercio? No se dejaría, estaba dispuesta a luchar hasta el final con uñas y dientes para defenderse de esos asesinos, no tocarían a su hijo, aunque le costara la vida.

La noche había caído, no había luz encendida que alumbrara la habitación dándole a Sofia la impresión de que nada de lo que estaba sucediendo era real, que se trataba de un sueño, una pesadilla de la que pronto regresaría cuando abriera lo ojos y se encontrara a símisma en su cama como estaba unos instantes atrás. Pero su mente le hacía reaccionar no importa si era un sueño o la realidad, su corazón latía galopante en respuesta a la adrenalina agudizando todos sus sentidos a la espera del peligro que estaba segura se presentaría en cualquier momento, sus manos buscaban a tientas cualquier cosa que pudiera servirle como arma, aunque lo más peligroso que tuviera en su habitación eran sus artículos personales.

De nuevo un ruido en el pasillo, eran pasos y estaban frente a su puerta, inhalaba y exhalaba con peligrosa rapidez, pasaba sus ojos de un lado a otro buscando alguna vía de escape, aunque sabía de sobra que no existía… la puerta se abrió suavemente, la joven se sentía en pánico pero preparada para defenderse, una figura delgada apareció de entre las sombras, al principio Sofia reprimió un grito a la espera de poder ver quién era el intruso.

- No temas. -dijo una voz femenina.

- ¿Quién es? ¿Qué quiere? -preguntó Sofia sorprendidasacando fuerzas de lo más profundo de su ser.

- Cálmate. -dijo tranquilizadoramente- le vas a hacer daño al niño.

- ¡No se acerque más!

- No vengo a hacerte daño -dijo la mujer parándose frente a la ventana permitiendo que la luz de la luna alumbrara sus facciones.

Sofia miró a la mujer con detenimiento, tenía la sensación de haberla visto anteriormente. Pero no era posible, no había tenido acercamiento con nadie desde su llegada a Amalfi. De pronto una imagen le llegó a la cabeza, si la había visto, había ido una vez con Antonio en una oportunidad en la que él fue a llevarle un envío de parte de Marco, ella no se bajó del auto, pero recordaba ese perfil tan altivo, el peinado impecable y las facciones finas y hermosas.

- Yo la vi una vez… con Antonio. ¿Qué quiere de mí? -dijo con un poco más de valentía, pero manteniendo la mayor distancia posible.

- Es verdad, más de una vez vine hasta aquí para verte.

- ¡Diga de una vez que es lo que quiere!

- Hablar contigo. Sofia, ese es tu nombre ¿verdad?

- ¿Qué tiene que hablar conmigo? No sé nada de usted y usted no sabe nada de mí.

- Eso no es cierto. -dijo moviéndose lentamente hacia la ventana pareciendo cada vez más inofensiva- sé cómo llegaste aquí, sé lo que eres para Marco y sé también cuál es tu futuro próximo.

- ¿De qué habla?

- De su conexión con la gente en Rusia, de cómo te trajo aquí y para qué. Créeme niña te conviene escuchar lo que tengo que decirte antes de que ese niño nazca.

Parecía no haber un peligro inminente en esa mujer, al menos no uno que pusiera en riesgo su vida o ya la hubiera atacado, además se veía que era una mujer de buenos modales, bien criada, una señora madura y educada en todo el sentido de la palabra. ¿Qué la había llevado hasta la casa del acantilado? ¿Qué era eso que ella sabía? Sofia relajó un poco sus hombros llevando su respiración a un ritmo regular que le permitía pensar con más claridad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.