Demons (libro 3. Batalla Final)

Adaptándose

Kellen era un individuo metódico y obsesivamente ordenado, características que Lil encontraba incompatibles con su aspecto general, pero mientras ella se limitaba a pensarlo, Azkhel era una tortura para el nephilim, porque aparte de criticarlo, era incapaz de un mínimo de orden en nada, de manera que no pasaba un día sin que Kellen quisiese quitarle la cabeza a Heylel por haberle endilgado a aquella odiosa muchachita.

 

Convencer a Lil de quedarse y aceptar las condiciones en las que vivirían durante los próximos casi dos meses, fue una empresa en verdad ardua. Lo primero a lo que tuvo que hacerle frente Kellen, fue a su ira, pues ni siquiera después de explicarle que en realidad no se había efectuado ninguna boda, de ninguna manera ella pensaba ser su esposa ni real ni ficticia, pero a pesar de todo, al menos para Azkhel fue evidente que aunque le costase creerlo, o aunque ninguno de los descendientes pudiese imaginarlo, Kellen era en verdad uno de los ángeles de la elocuencia, porque logró convencer a Lil al menos de la conveniencia de seguir aquellas instrucciones, pero con lo que no había tenido suerte era con relación Heylel a quien la chica seguía viendo como el enemigo.

 

Otra cosa que sorprendió a las chicas, fue la otra habilidad de Kellen quien ante los asombrados ojos de ambas, logró granjearse  la simpatía y la buena voluntad no solo de los guardas del edificio, sino de los vecinos. Con respecto a esto, y aunque Azkhel seguía sin poder creerlo, una noche y durante la cena, lo estaba mirando muy mal.

 

  • ¿Qué? – preguntó él cuando se hartó
  • Tío Virgil…
  • ¡Ey! – exclamó Lil y Kellen miró mal a Azkhel, aunque ella no le prestó atención
  • … dijo que no debíamos ejercer nuestros poderes y habilidades a menos que fuese sumamente necesario
  • Ajá – dijo él – Yo no lo hago y como los tuyos son dudosos, no veo a qué viene el comentario, señorita desastre
  • ¿Por qué? – quiso saber Lil

 

Kellen sujetó el habitual deseo de ahorcar a Azkhel y miró a Lil pensando antes de hablar, porque una de las condiciones que ella había impuesto para quedarse, era que ni siquiera mencionasen a Heylel, y por descontado él no debía aparecer por allí, y aunque con relación a lo primero, Kellen se las había arreglado para ir deslizando comentarios tendientes si no a cambiar, al menos a suavizar la opinión de Lil, sabía que mencionarlo del modo que lo había hecho Azkhel no era buena idea. Sin embargo, controló su mal genio para contestarle a Lil.

 

  • La recomendación viene dada, porque si vamos por allí exhibiendo o comportándonos como lo que somos, sería más fácil llamar la atención de cualquier caído o descendiente, pero más allá de eso, sabemos que debe haber mercenarios buscándote.
  • Y tú pareces haberlo olvidado, señor sonrisas – dijo Azkhel
  • Evidentemente no es así, porque yo…
  • Ah sí, sí los has hecho, porque vas por ahí comportándote como…

 

Lil que parecía haber entendido primero que Kellen, fue quien aclaró el asunto cuando dejó de reír.

 

  • Estás equivocada Kelly, porque no está manipulando a nadie y simplemente está siendo él – le dijo, pero como la nephilim la miró como si no supiera lo que decía, agregó – Me refiero al verdadero él
  • Si intentas decir que este tipo es naturalmente encantador, la equivocada eres tú, porque no es ni siquiera medianamente simpático mucho menos encantador
  • Que no lo sea contigo o conmigo, no significa que no lo sea en general, porque hasta donde sé, es un ángel de tipo social ¿no?

 

La discusión finalizó allí, pero Azkhel, y aunque había visto los recuerdos que Lil conservaban del Kellen de su niñez, seguiría pensando que alguien se había equivocado al dar esa información, y parecía sentirse enferma cada vez que veía a Kellen desplegando su encanto, de modo que a Lil le llevó un tiempo sorprendentemente corto percibir que lo  que le sucedía a Azkhel, era que le gustaba Kellen y se negaba a aceptarlo.

 

Un par de noches más tarde y mientras recogían los platos de la cena, la nephilim dejó caer los que llevaba en las manos y Kellen se giró con la ira brillando en sus ojos.

 

  • ¿Es que acaso no puedes ni siquiera…?
  • ¡Kellen!- lo detuvo Lil – Está… asustada – dijo mientras se acercaba a la chica

 

Como Kellen dudaba que lo estuviese porque la estaba gritando, prestó atención recordando que aunque ellos tenían una excelente percepción, una de las habilidades de Lil era que podía experimentar los sentimientos y las emociones de los demás, y ahora que no estaba tomando el infame brebaje que bloqueaba su naturaleza, lo hacía con mayor claridad.

 

  • ¿Kelly? – dijo Lil con cautela, pero no recibió respuesta




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