Demons (libro 3. Batalla Final)

En el bosque

Sariel era un sujeto práctico que no solía pensar más en las cosas una vez que éstas habían sucedido, y o bien se limitaba a resolver lo que hubiese que resolver o a olvidarlas si ya las había resuelto o si nada podía hacer por ellas, de modo que estaba mirando a Miliel como si le hubiese salido un ojo en medio de los otros dos cuando recordó a qué podía estar refiriéndose.

 

En principio, lo que había dicho Haniel era puntualmente cierto, porque Bastiel, y aunque como a cualquier chico, le gustaban todas las féminas, aquellas de las que se había enamorado alguna vez, habían sido un positivo problema en todos los sentidos posibles, ya que iban desde criminales hasta prostitutas, y él siempre aseguraba que no por la condición o comportamiento, que creía invariablemente que podía cambiar, podían o debían ser juzgadas como absolutamente malas, algo para lo que siempre contó con el apoyo irrestricto de Heylel que sostenía la misma teoría. No obstante, un par de siglos atrás, Bastiel perdió su alocada cabeza por una chica que tenía el poco afortunado oficio de meretriz; eso habría extrañado poco a todos, pero se daba el caso de que la criatura tenía como pasatiempo un par de actividades interesantes; la primera estaba fuera de este mundo, pues se interesaba por los movimientos estelares, así que era una gran admiradora de individuos como Galileo o Copérnico, pero siendo que para la época ya era raro que una chica se interesase por aquellas cosas, lo era aun más que supiese leer y escribir. Sin embargo, de ningún modo habría podido conseguir un trabajo relacionado con sus intereses y seguía necesitando comer, así que se dedicaba al oficio más antiguo del mundo. Haniel había hecho hasta lo imposible  para que Bastiel dejase a aquella desgracia, pero el niño no lo había escuchado, y de no haber sido por Sariel y Araxiel, Bastiel le habría cortado la garganta a su hermano en medio de un horroroso pleito que tuvieron y en el que Haniel insultó a la susodicha con todos los epítetos conocidos y hasta con los que no, pero hasta allí, todo normal para los estándares de Bastiel, el problema se presentó cuando descubrieron que la dulce criatura había matado a algunos de sus clientes para estudiar sus órganos y el funcionamiento general del cuerpo humano, pero más allá de eso y siendo que no era especialmente discreta, terminaría por ser hecha prisionera para someterla a un sucinto proceso inquisitorial. Cuando Bastiel se enteró que se habían llevado detenida a la chica y quiso sacarla de aquella asquerosa celda, ella se opuso. Heylel que había ido con él, pues nadie más lo habría hecho, notó con pesar lo que Bastiel no, y era que la chica en cuestión había perdido la razón, de manera que los sacó a ambos de allí, aunque eso no serviría de nada, porque unos días después, la niña se quitaba la vida. Bastiel enloqueció, y como estaba convencido que aquello era culpa del tribunal y sus tácticas de tortura, acabó con todos los miembros de aquel y nadie, ni siquiera Heylel, pues en verdad el muchachito parecía literalmente loco y lo atacó cuando intentó detenerlo,  pudo evitar la memorable y aterradora masacre que ponía de manifiesto todo el espíritu sanguinario de Bastiel. Sariel le había recordado diligentemente a Heylel que no valía la pena intentar detenerlo, pues aunque lo encerrasen en El Parque, eso no iba a evitar nada, porque a menos que lo encerrasen hasta que todos aquellos cretinos estuviesen convenientemente muertos, en cuanto saliese, se iría derecho a por sus cabezas.

 

Así había finalizado aquel terrible episodio en la vida de Bastiel, pero después de eso estuvo mucho tiempo desaparecido y había demorado muchos años en superar por completo aquello. De manera que sí, Haniel tenía los mejores motivos para estar preocupado, pues siempre se sintió culpable y pensaba que él podría haber evitado aquel desastre, aunque en realidad no, pues lo que debe suceder siempre sucede, se juró a sí mismo proteger a su hermano aunque fuese en contra de su voluntad, pero en aquella ocasión Sariel le llevaba ventaja a su hijo mayor, pues él sabía que en las presentes circunstancias no se trataba de que Bastiel estuviese siendo movido por sentimientos propios e inadecuados, sino por lo que había dicho y que no era más que seguir las órdenes de Heylel, pero más allá de eso, no solo se trataba de que fuese una orden de Heylel, sino por qué, y si había alguien que entendiese la desesperación de Heylel por proteger a Lil, era Bastiel, de manera que haría lo posible y lo imposible por protegerla él mismo de cualquier amenaza.

 

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Ignorando las advertencias, Kellen se había encaminado a la salida con Kelly corriendo tras él.

 

  • Largo, esto no es tu asunto
  • Te equivocas, porque tío Virgil me…
  • Si no fuera por ti, no estaríamos en esta situación, así que  esto es tu culpa

 

Kelly acusó el golpe, pero aun así no se movió haciendo que él la mirase con ira, pero un momento después se olvidaría de ella.

 

Después de la corta discusión con su hermano, Bastiel había seguido hacia el patio de entrada donde estaban aguardándolo todos los miembros de su escuadrón.

 

  • Creo que tendremos dificultades – dijo Anjari mirando hacia donde estaba Deliel sosteniendo las bridas de un par de corceles.
  • No, no las tendremos – contestó Bastiel – Al menos no con ellos.
  • ¿Sabes que no hablo de los caballos, verdad? – preguntó Anjari y Bastiel rio
  • Seguro – le dijo y caminó hacia donde estaban Kelly y Kellen – Estamos listos Kellen
  • ¿Disculpa?
  • Creo que estarás de acuerdo conmigo en que no podemos perder el tiempo en una inútil discusión. Sin embargo, puedes intentarlo, pero ahorraríamos valiosos minutos si le preguntas a papá si eso te conduciría a otro lugar que no fuese la mencionada pérdida y…
  • ¡Cállate niño, y no pienso llevarte a ti ni a nadie!
  • Y no tienes que hacerlo, pues iremos por nuestra cuenta
  • Claro – dijo Kellen desapareciendo a continuación
  • Es muy necio este tipo ¿no?
  • No te imaginas cuanto – dijo Kelly corriendo a continuación
  • Nos lleva ventaja, así que andando niños – dijo Bastiel emprendiendo la marcha él también




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