Demons (libro 3. Batalla Final)

Segundo encuentro

Lil había estado mirando a Andras, y aunque hasta hacía un momento lo único que quería era marcharse, súbitamente había perdido el interés y no quería ir a ningún lugar o al menos no con él. No obstante, antes de poder contestarle, el vello de la nuca se le erizó y casi enseguida entendió la razón.

 

  • Pero, qué reunión tan… inusualmente encantadora – dijo el individuo que acababa de presentarse

 

Lil hizo una rápida evaluación del mismo concluyendo que no lo había visto nunca, pero determinó con rapidez que no era ni un caído ni un descendiente, pero sí un shedim y por tanto un peligro para ella. Con la misma rapidez vio a uno de los hombres que lo acompañaba y aun tuvo tiempo de pensar en que Maureen estaría dando gritos diciéndole que siempre había tenido razón y que los vampiros sí existían, pues de ser así, aquel tenía todo el aspecto que se le atribuye popularmente a uno. Y también percibió con claridad la tensión y el temor, en algunos casos, de los presentes.

 

  • Mi querido Andras – estaba diciendo Satanael que era el recién llegado – ya decía yo que todos estaban equivocados cuando me decían que no estabas ocupándote de mí encargo

 

Andras por su parte estaba haciendo su mejor esfuerzo para controlar su ira, porque él había notado que repentinamente habían comenzado a seguirlo, pero pensó equivocadamente que había logrado perderlos, y como no había sido así, solo podía ser Sire quien se encargase de ello, de modo que al ya muy crecido resentimiento que le inspiraban los shedims, aquel alcanzó con rapidez la misma posición que ocupaba su madre.

 

  • Y ahora si me permiten, la damita y yo tenemos cosas… personales pendientes – dijo en tono alegre

 

Entre tanto, a pocos metros y unos minutos antes de la aparición de Satanael, Kellen y Varjan evaluaban la situación.

 

  • Cuando le ponga las manos encima a Andras…
  • Puedes hacerlo tiras si quieres, pero ahora…
  • ¿Cómo llegó aquí tan pronto? Y no me digas que siguiéndome a mí, porque…
  • Mmm… puede que sí, puede que no o simplemente solo daba un afortunado paseo por casa, después de todo estamos en Hoia Baciu – pero como Kellen no dijo nada – Vamos hombre ¿Rumania? Este fue el primer hogar del niño
  • ¿Vamos por ella o nos quedamos a conversar? – preguntó Bastiel que acababa de darles alcance y justo en ese momento hizo acto de presencia Satanael – ¡Por la espada de Lucifer! – exclamó el chico – Ahora sí estamos en problemas – dijo y se giró hacia los suyos – No voy a ordenarles participar en esto, así que…
  • No fastidies, Bastiel – dijo Suriel
  • O al menos no en este momento – agregó Galiel

 

Mientras ellos discutían, Varjan y Kellen tomaban decisiones

 

  • Por hábiles que sean estos niños, mira bien quienes lo acompañan. Puedes ordenarle a alguno que la tome y corra, pero el más veloz seguirá siendo un descendiente y lo alcanzaran. Así que eres tú o soy yo
  • Bien, hazlo tú – dijo Kellen

 

Afortunadamente él tenía un pensamiento veloz y sabía que no tendrían ninguna posibilidad si era él quien intentaba llegar a Lil, pues todos sabían que no había manera de que Varjan se dignase a dirigirle la palabra a Satanael y necesitaban distraerlo. Pero, aun así no iba a ser fácil, pues como había dicho Varjan, Satanael estaba en pésima compañía.

 

  • Ustedes – dijo dirigiéndose a Bastiel y los demás – No necesitamos héroes, así que dedíquense a causar caos únicamente
  • Amigo, tú en verdad andas falto de juicio, porque decirle eso a Bastiel es como pedirle al fuego que queme – dijo Theliel, otro descendiente del tipo caótico en sí mismo, de modo que su discurso causó gracia a los demás
  • Ella no es fácil – le estaba diciendo Kellen a Varjan y sin prestar atención a los chicos – y en realidad es bastante irritante
  • Ya decía yo que lo tuyo solo era lo habitual y ya se te pasó
  • A mí señal – dijo Kellen ignorando a Varjan y desapareció

 

Lil había estado mirando a Satanael y concluyó que debía ser uno de los enviados de su padre, y si no estaba dispuesta a ir con Andras, menos aun con este.

 

  • ¿Nos vamos querida? – estaba diciendo él
  • Eso no se va a poder – escucharon, y un segundo después vieron aparecer a Kellen justo frente a Satanael
  • Kenny – murmuró Lil y casi se desmaya de puro alivio
  • ¡Kellen, amigo mío! – exclamó Satanael como si no hubiese escuchado lo que había dicho y luego miró a Andras – Ahora no sé quién se lleva el mérito por el hallazgo. Sam siempre dijo que tú te encargarías y veo que tuvo razón – concluyó mirando a Kellen




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