Hecho
Varjan por supuesto tenía razón, porque Infano no había quedado en muy malas condiciones y Azaziel se había ocupado de componerlo, el asunto era que del mismo modo que una herida shedim era muy perniciosa para los caídos y aun peor para los descendientes, lo era una de estos para un shedim; Infano no era uno, pero su sangre shedim lo fastidiaba mucho en esas circunstancias. Sin embargo, que Infano no se hubiese alejado mucho de lo más parecido a un hogar que tenían, se debía más que a sus condiciones, al hecho de que Samael aún no apareciese. Samael a diferencia de la mayoría de los caídos, si había algo que soportaba poco y mal, era el dolor, de modo que la alternativa de mandarse a matar era utilizada por él con mucha más frecuencia que por los demás.
- Azrael – escuchó éste y compuso expresión de fastidio
- ¿En serio? ¿Otra vez? – preguntó
- Ya es mucho tiempo y esto no es normal
- Escucha Infano, ya me tienes harto, tú sabes que Samael es un cobarde que no soporta…
Independientemente de lo que quisiese decir, no podría al menos de forma inmediata, porque casi antes de que nadie lo notase, el Adilik de Infano se había hundido en el cuello de Azrael, su mano había atravesado su pecho y sus ojos parecían dagas llameantes de las que literalmente saltaban chispas ardientes.
- Demuestra ahora, qué tan valiente eres tú, bastardo desgraciado
- In…fano, ya – estaba intentando Haizi – ¡Gal, ayúdame!
Gallizur era un caído de tipo caótico, se suponía que era un ángel de conocimiento, pero se dedicaba a esparcir la ignorancia, es decir, todo lo contrario, pero además, le encantaba meterse en problemas inmanejables como decía Badariel que era quien tenía que escuchar a Bathor, el caído que por lo general se encargaba de gestionar la salida de los Olam de Bayal.
- ¿Crees que soy estúpido, Haizi? – le preguntó mientras seguía recostado a la pared viendo el espectáculo – Si me preguntas, no vale la pena y el imbécil fue Ralph por no guardarse sus opiniones
- Suéltalo, Infano – estaba insistiendo Haizi sin resultado
- Ahora pídeme que te mate, idiota
Azrael era un caído de los primeros doscientos, de manera que era poderoso y peligroso, pero tenía un exceso de confianza en sí mismo y no pensó ni por un minuto que un descendiente iba a atreverse a atacarlo, y ahora estaba pagando por ello.
- Eres un sucio mentiroso, y si hay una próxima vez, voy a cortarte la lengua y de seguido te sacaré el corazón por la boca
Dicho esto, retiró la mano ensangrentada del pecho de Azrael, pero sujetó sus cabellos y le abrió la garganta de un lado a otro empujándolo contra la pared a continuación.
- Te sugiero tener mucho cuidado la próxima vez que hables de mí padre en mí presencia – le dijo mirándolo con desprecio
Lo dudoso era que en el estado agónico en el que se hallaba Azrael, hubiese escuchado o entendido lo último.
- ¿Has perdido el juicio, Infano? – preguntó Haizi – Ralph va a matarte cuando se recupere
- Puede intentarlo – dijo con ira
- No debiste…
- Escucha, necio – le dijo estampando a su hermano contra la pared – solo le hice una pregunta, pero el hijo de perra estaba pidiendo a gritos exactamente lo que obtuvo, así que déjame en paz.
- Infano – dijo Gallizur
- ¿Qué? – preguntó girándose del peor humor y Gallizur elevó los brazos
- Calma, solo iba a darte una posible explicación para la demora de Sam
- ¿Y es?
- Las veces anteriores, ha sido él quien ha tomado la decisión de terminar con una situación desagradable – dijo con la mayor delicadeza – Pero en esta ocasión no fue así, de manera que al no esperarlo y teniendo en cuenta la violencia con la que fue despojado de su cabeza, pues todos sabemos que el sello que identifica a Varjan es la violencia extrema – enfatizó inteligentemente para desviar la ira de Infano en aquella dirección – es lo que está dificultando el regreso
- ¿Por qué? – preguntó Haizi
- Porque la energía de Sam quedó… digamos que desorientada, y cuando esto sucede, primero debe estabilizarse la energía para luego poder reorganizarse en una materia.
- ¡Voy a matar a ese desgraciado!
- Es un caído, Infano – dijo Haizi – Así que no digas tonterías
- Díselo a ese – y señaló a Azrael
- No está muerto y no puede morir
- Pero quisiera él – dijo con una sonrisa diabólica
- ¡Ey! – exclamó Haizi cuando su hermano se volvió
- Te sugiero no buscar a Varjan, Infano – le dijo Gallizur – Y de hecho, evita encontrártelo
- Que lo evite él, porque tal vez no pueda morir, pero va a lamentar mucho estar vivo – dijo y desapareció a continuación arrastrando a Haizi que lo tenía sujeto