Infierno
Aunque Heylel seguía sintiéndose fatal, al percibir la angustia de Lil, había dejado a Abe y se había presentado ante ella. Lil no lo había notado, pero había comenzado a caminar hacia él que tenía la mano extendida.
- Tu cabello – dijo deteniéndose
Deliel la miró preguntándose qué le sucedía, pues no le veía ningún sentido a lo que había dicho, mientras que Heylel, y aunque demoró quizá un par de segundos, entendió que aparte de que el mencionado cabello con seguridad presentaba un aspecto lamentable, Lil estaba habituada a verlo pulcramente recogido en una apretada cola. De modo que se llevó ambas manos a la cabeza y un segundo después lo tenía igual que siempre.
- ¿Me acompañan? – preguntó incluyendo a Deliel
Los tres abandonaron aquella galería y después de recorrer lo que a Lil le pareció un larguísimo trecho, llegaron a otra, pero con el aspecto de una estancia mucho más moderna tanto por los muebles como por la adición de iluminación artificial.
- Siéntate, por favor – le dijo, pero una vez que lo hicieron, Heylel parecía no saber qué decir y eso causó la extrañeza tanto de Lil como de Deliel que se había pasado la vida escuchando las furiosas diatribas de Heylel cuando habían cometido cualquier disparate, o sus prolijos discursos cuando quería explicarles algo
- ¿Virgil? – dijo Lil
- Lo que escuchaste hoy…
- La predicción se refería a mí ¿verdad? – lo interrumpió
- En principio no fue una predicción, sino una profecía
- Es la misma cosa – dijo con disgusto
- No, no lo es y hay mucha diferencia – le dijo y ella se llevó una mano a la frente
- Bien, me lo dirás tanto si quiero como si no, así que hazlo de una vez
Varjan que volvía a estar al lado de Kellen y en realidad lo estaban también los otros cuatro, rio.
- ¿Es que siempre tiene que explicarlo todo? – preguntó de la forma más inútil
- Siempre – respondieron todos, aunque él en realidad no esperaba una respuesta que conocía tan bien como los demás y simplemente no podía estarse callado
- Una predicción es el resultado del razonamiento lógico, de la observación de ciertos hechos que llevan a conjeturar un posible desenlace para una situación dada y basado en lo anterior. Me explico, si alguien maneja un coche sin frenos, es fácil predecir que va a colisionar contra otro vehículo o contra algún objeto fijo ¿Me expliqué?
- Sí, entendí
- Bien, las profecías en cambio, difieren de lo anterior, porque no están ligadas a un razonamiento y se corresponden o están más cerca de lo que conocemos como un hecho de tipo místico y tradicionalmente ligado a las religiones, aunque no necesariamente. Los que las transmiten y en el caso de las religiones monoteístas, son conocidos como profetas, pero también habrás escuchado hablar de los oráculos, pitonisas, sibilas o videntes.
- Entiendo, y supongo que el de ustedes calza en el segundo grupo, pero lo importante no es lo que sea sino lo que dijo.
- Es importante lo que es, porque lo que dijo no está basado ni en la observación ni en un razonamiento lógico. Lo que nos lleva a concluir que, lo que dijo, no necesariamente tiene que ser así.
- No lo adornes, Virgil – le dijo – y solo dime si lo que dijo significa lo que creo que significa.
- Lil…
- Me dijiste que nunca me habías mentido y te creo, no comiences ahora.
Los que escuchaban percibieron, sin esfuerzo alguno, el conflicto interno de Heylel y casi pudieron tocar su angustia.
- Resumiendo – continuó ella – entendí que debo…morir – y en este punto él cerró los ojos – para que Satanael se… debilite o algo así ¿no? – dijo no muy segura – Ahora mírame y dime ¿es eso?
- Lil, primero…
- Solo dime si es o no es
- En líneas generales, sí, esa sería la interpretación, pero no tiene que ser así, pues no hay evidencia ni nada que nos indique que… ¿Lil? – dijo al verla ponerse de pie y darle la espalda
No obstante, no había terminado de decirlo cuando ya estaba de pie frente a ella obstruyéndole el paso.
- No voy a huir ¿A dónde iría? Ni siquiera sé dónde estoy exactamente
- Lil…
- ¿Sabes? Siempre me gustó, y en realidad era lo único que me gustaba de mi persona, el bonito lunar con el que nací – dijo y emitió algo que era mitad risa y mitad sollozo – Maureen insistió mucho para que fuera a ver a un médico con la intención de que me lo retirara, pues en su opinión, un lunar que crecía, por fuerza tenía que ser algo maligno. Si supiera cuánta razón tenía, y aunque no exactamente como ella pensaba, igual señala mi muerte.
- ¿Acaso no me escuchaste? No tiene que ser así
- Lo hice, pero también lo escuché a él, y dijo o eso entendí, que habría mucho derramamiento de sangre si no lo hacía, y creo que ya ha habido bastante por mi causa.
- Escúchame – dijo sujetándola, y aunque se había propuesto no hacerlo, estaba desesperado – Puedo mostrarte cientos de profecías que no se cumplieron nunca, de modo que…
- ¿Quién o qué nos garantiza que esta no lo haga?
- Tu decisión – dijo con desesperación