Demons (libro 3. Batalla Final)

Hermanos

Antes de reunirse con Varjan y con Kellen, Heylel se reunió con sus otros hermanos, entiéndase por éstos hermanos, los otros cuatro con los que compartía la esencia primaria.

 

  • Sabes que tendrás que aplicarte mucho con Amiel ¿no? – dijo Abe – porque apenas vea a ese chico, se irá derecho a apalearlo
  • Me ocuparé del niño en cuanto llegue, pero ahora necesito tu ayuda Ramiel
  • ¿En qué sentido? – preguntó Raziel, aunque no era con él

 

Raziel era cai tan hablador como Varjan, pero menos irritante que éste, aunque Ramiel opinaba lo contrario, tal vez por el hecho de que era él quien tenía que soportarlo la mayor parte del tiempo, así que mientras él se había limitado a mirar a Heylel en forma interrogativa, Raziel seguía disparando palabras.

 

  • Cállate Raziel – le dijo Heylel de lo más inútilmente

 

Como todos ellos sabían, Raziel no solo era hablador, sino que parecía un adolescente hiperactivo y desastroso, razón por la cual, a nadie le había extrañado que Theliel y Barbiel, sus hijos, fuesen por allí causando desastres atmosféricos hasta que Sariel los envió por una indecente cantidad de tiempo a el Parque, mientras que en el padre ni los golpes, los castigos o la decidida ira de Heylel, habían logrado ni un mínimo de cambio, así que Sariel, cuya paciencia era inexistente, se fue derecho a acomodarle un puñetazo.

 

  • ¡Óyeme! – protesto Raziel
  • A quien queremos escuchar es a Heylel y no podremos enterarnos, tú incluido, de qué es lo que necesita de Ramiel, si no cierras tu estúpida boca

 

Como ya se dijo, Ramiel hablaba poco pero reía mucho y lo estaba haciendo, pero aprovechó la distracción de Raziel.

 

  • ¿Para qué necesitas mi ayuda, Virgil?
  • Quiero que estés presente cuando Infano y Lil se vean
  • ¿Por qué? – preguntó Abe
  • Infano es inestable y Lil es terca, tiene todos los motivos del mundo para desconfiar de él y de casi todo el mundo, pero necesita a alguien de su sangre en este momento

 

Si los demás habían entendido o no, eso fue irrelevante, porque quien interesaba sí lo había hecho y se había desaparecido sin preguntar ni decir nada.

 

La conversación con Kellen fue mucho más complicada, porque él tenía una larguísima historia de persecución con Infano y Haizi, porque aquellos dos y siendo hijos de Lilit, odiaban a los niños y él – Kellen – se empeñaba en protegerlos del mismo modo que ellos se empeñaban en fastidiarlos. Como Varjan no era estúpido, esperó hasta que Heylel había quebrado todas las defensas de Kellen para intervenir él, pues si lo hubiese hecho antes, Kellen lo habría sacudido y no tenía ganas de liarse a golpes con él.

 

  • Yo estaba ahí, Kell – dijo – Sabes que ni él ni Haizi son mis descendientes favoritos, pero en verdad éste no es que esté loco como siempre han pensado, sino que está… roto – dijo con inseguridad y Kellen lo miró con sospecha – Créeme, si hubieses estado allí y escuchado lo que nosotros escuchamos y vimos, entenderías que en verdad Samael es un desgraciado infeliz que dañó la mente de su hijo. No sé si Virgil puede en verdad lograr algo con él, pero el desdichado al menos merece el intento, pues no tiene la culpa de tener unos padres que nunca debieron serlo y que han hecho un maravilloso trabajo destruyéndolo

 

Finalmente lograron, si no convencerlo de que Infano no representaba un peligro inmediato para Lil, al menos de no inmiscuirse y dejarlos hablar en sana paz.

 

 

Bastiel había ido a comer como había dicho, pero su ánimo empeoraría mucho cuando se encontró a su hermano apaleando a Deliel. En el grupo de Bastiel había dos hermanos de Deliel, a saber, Damiel y Darkiel, así que se fueron derechos a separarlos mientras que Bastiel a quien sujetaba era a su furioso hermano, ya que ninguno de los otros habría tenido oportunidad.

 

  • ¿Qué sucede contigo, Haniel? – preguntó Bastiel
  • Déjalo Batiel, es mi culpa – dijo Deliel

 

No solo Bastiel, sino todos, estaban bastante seguros que cualquier cosa que hubiese ocurrido era culpa de Haniel y no de Deliel.

 

  • Ajá – dijo el aludido, pero Deliel no tendría ocasión de aclarar nada, pues Haniel ya estaba vomitando su ira
  • ¡Si tú no podías detenerlo, al menos pudiste avisarle a alguien más capaz para hacerlo!

 

En pocos segundos todos se enterarían que Andras se había marchado y que era eso lo que tenía furioso a Haniel, pero seguiría pareciéndoles injusto que derramase su ira sobre Deliel, aunque éste parecía no solo de acuerdo, sino que se sentía verdaderamente culpable. No obstante, se sorprenderían mucho al ver y escuchar a Bastiel, porque primero le acomodó un par de puñetazos a su hermano y luego lo miró con ira, lo que haría que todos se preocupasen mucho, pues no era frecuente ver a Bastiel en aquel estado y los dos brillantes rubíes que miraban a Haniel, fue lo que los preocupó.




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