Demons (libro 3. Batalla Final)

Ángel guardián

Yariel, la hija de Ramiel, vio el peligro en el que estaba Lil al intentar enfrentar a Lilit y corrió hacia allá poniéndose ella en el mismo peligro, esto hizo que Ramiel, al sentirlo, se apareciese en el mismo lugar complicándole las cosas las cosas a la shedim. Andras no había estado buscando a Lil, porque de acuerdo al plan que había trazado Heylel, una vez que él la dejase en manos de Zenda y Sarakiel, ellas debían sacarla de allí, lo que ambos parecieron olvidar fue la terquedad de la muchachita, de modo que cuando Andras captó la escena, también corrió hacia allá, pero Haniel lo detuvo.

 

  • ¿Andras qué haces?

 

Deliel pensó que Andras iba a acomodarle un puñetazo a Haniel, pero como no podía distraerse, nada podía hacer; sin embargo, no sucedió lo que esperaban.

 

  • Si yo respeto tu posición, creo merecer el mismo respeto, Haniel

 

Si Haniel iba a hacer o a decir algo, no podría, porque Andras lo hizo a un lado con más delicadeza de la que habría cabido esperar y se dio la mayor de las prisas, pues había visto que a Lil se acercaba alguien mucho más amenazante. Samael.

 

  • ¡Lil! – exclamó Samael
  • ¡No te le acerques! – exclamó Andras a su vez obstruyéndole el paso
  • Apártate Andras – escucharon ambos y a Samael se le dibujó una sonrisa diabólica en los labios
  • Ya la escuchaste, niño

 

Samael no solo llevaba mucho tiempo viviendo entre shedims, sino que la mayoría de sus hijos lo eran a medias, de modo que podía percibir con más rapidez cuando el shedim estaba haciendo a un lado al descendiente incluso antes de que las señales externas lo delataran. No obstante, y haciendo honor a la soberbia de la que era portador, pensó como de costumbre, que él era un caído y que ninguna de aquellas asquerosas criaturas era un enemigo digno. Efectivamente un caído como Samael era no solo poderoso, sino muy peligroso casi para cualquiera, lo que pareció olvidar fueron tres cosas, la primera, que Andras no era un simple shedim o descendiente, sino que era el segundo descendiente de la historia en conservar la vida y el primero con la doble ascendencia; segundo, que si a él lo traía sin cuidado la suerte de sus hijos, no era el caso de otros caídos como Camel que en verdad y a su manera, un tanto retorcida, amaba al suyo y le lanzó su Adilik desde donde estaba a Samael; y tercero, que él no estaba en las mejores condiciones aun como para enfrentar a un individuo que todos ellos habían contribuido a formar. De manera que, si bien el Adilik de Camel no le hizo mayor daño, la velocidad de Andras sí, porque lo alcanzó de lleno en el cuello, pero Samael también le hundió su Adilik en el pecho. No obstante, las cosas iban a complicarse todavía más, porque Haniel entró en escena apartándolo de Andras y ganándose un puñetazo que le habría ocasionado una fractura en la base del cráneo a cualquier mortal. Lil había intentado sujetar a Andras, pero aquel chico no tenía nada que envidiarle en materia de terquedad, y estando tan furioso como estaba, no solo porque Samael intentaba llevársela, sino por lo que acababa de hacerle a Haniel, la apartó a ella y se le fue encima de nuevo. Samael había perdido el Adilik cuando Haniel lo había atacado, de modo que Lil vio formarse la idea en la cabeza de su progenitor con una facilidad absurda, pero Haniel también debió verlo y se atravesó en el camino. Varios descendientes casi resultan fastidiados por los shedims menores o intermedios cuando vieron lo que estaba sucediendo, pero si los dos descendientes más antiguos no podían con Samael, ellos estaban mucho más lejos, y para empeorarlo todo, vieron que Infano se dirigía al mismo lugar.

 

A Bastiel la desesperación le otorgó la fuerza suficiente para hacer algo que le resultaba sumamente difícil a cualquier descendiente, o al menos lo era con relación a un shedim intermedio como Valnum, porque introdujo la mano con una precisión matemática en el pecho de la criatura, y los que alcanzaron a ver, no podían creer que le hubiese extraído el asqueroso apéndice que sustentaba su vida, lo lanzó sin siquiera mirar y corrió con desesperación hacia donde estaba su hermano. Sin embargo, no solo él, sino cualquiera que estuviese mirando la escena, quedaría momentáneamente paralizado.

 

Cuando Samael iba a atacar a Andras, Haniel saltó hacia su amigo con intención de apartarlo, pero Lil también lo hizo con la resultante de quedar entre los chicos y Samael; la cuestión fue que él no pareció notarlo y fue en el pecho de ella donde introdujo la mano.

 

Aquellos que estaban hacia el centro del círculo, por un insólito momento pensaron que Duma había logrado algo más insólito aún, porque vieron a Heylel desplomarse hacia el suelo. Y los que veían a Kellen tuvieron un pensamiento similar, pero en su caso con quien se peleaba era con Cimeris. Sin embargo, Kellen solo se había desaparecido hacia donde estaba Lil, pues su conexión con su protegida lo arrastró hacia ella.

 

Siendo que la intención de Samael había sido una muy específica, cuando notó su error ya era tarde, así que cuando sacó la mano del pecho de Lil, está cayó en brazos de Haniel que era ante quien finalmente había logrado posicionarse para evitar que Samael lo agrediese.




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