Demons (libro I. Y Cayeron)

Recuerdos

Tony aprovechó un momento en el que Maureen se había levantado de la mesa de trabajo, para mirar a Lil con consternación.

  • Posiblemente Whitby sea uno de los mejores profesores de la universidad, pero si me preguntas, este tío está zafado
  • Para ti la mitad de los profesores están locos y la otra mitad…
  • No Lil, es en serio  --  la interrumpió él  --  La materia es “Recursos de la investigación periodística” ¿no?
  • Aja  --  dijo ella sin mucho interés
  • Bien, ¿pero a quién le interesa investigar a un fulano que lleva milenios muerto?
  • En primer lugar, no lleva milenios muerto, y en segundo término se supone que debemos utilizar los recursos modernos para efectuar una investigación acertada y profunda, y tal vez con algo de suerte y empeño, descubrir algo importante
  • Algo que como dije no interesaría a nadie porque el fulano está muerto
  • Galileo era un genio, Tony, de manera que cualquier cosa que haya dicho o hecho nos interesa, o al menos nos interesa a los que tenemos un cerebro
  • Yo tengo uno y…
  • No estoy muy segura de ello, pero suponiendo que sea así, solo te sirve para pensar en deportes, política y chicas, así que tu opinión no es muy confiable. Ponte a trabajar antes de que nos echen de aquí  --  le dijo casi en un susurro, porque el bibliotecario ya los había mirado en un par de oportunidades
  • Supongo que antes de que termine el semestre, Mau estará odiando al fulano Whitby  --  sentenció Tony  --  porque después de todo, no la mandó a investigar a Queen o a cualquier otra estrella viva o muerta  --  concluyó ahogando la risa
  • No sé por qué se quejan tanto, porque a quien le fue peor fue a mí que tendré que vérmelas con un personaje aburridísimo de principios del siglo pasado
  • Vamos Lil, de ninguna manera podría pertenecer a principios de siglo
  • Todo aquello que sea de antes de 1950, sin duda pertenece a principios de siglo, y por tanto ese tipo es un anciano aburrido  -- concluyó ella y volvió a dedicar su atención a lo que hacía

 

Una semana más tarde y a la salida de clases, decidieron irse a un pub, pero apenas llevaban allí unos minutos cuando Maureen lanzó un grito alborozado y comenzó a agitar el brazo.

  • ¡Andras!  --  exclamó mientras le hacía señas

Tony y Lil arrugaron el ceño, pero el individuo y su acompañante ya se dirigían hacia ellos.

  • ¡Vaya! Que feliz coincidencia  --  dijo Andras cuando llegó hasta ellos
  • ¿Nos acompañas? --  preguntó Maureen
  • Mau, Andras ya tiene compañía  --  dijo Lil mirando a la chica
  • Y a ella no le importa  --  dijo Andras acercando un par de sillas

Después de ordenar, Andras comenzó a hablar animadamente con todos, pero poco después había concentrado su atención exclusivamente en Lil para gran satisfacción de Maureen, molestia de la chica que iba con Andras, e incomodidad de Lil.

La noche no resultó completamente desastrosa, pues Andras en realidad era un conversador muy ameno y logró que Lil se olvidase de la chica cuyo nombre nunca escuchó, pero cuando ya se marchaban, Andras tomó la mano de Lil colocándose frente a ella.

  • Tu compañía ha sido con mucho, la mejor que he tenido nunca  --  le dijo mientras estiraba la otra mano para apartarle a ella un rebelde mechón de cabello de su rostro  --  espero que se repita pronto

Lil sintió cierta incomodidad, porque la otra joven sin duda tenía que haber escuchado, pero realmente había disfrutado mucho de la compañía y la charla de Andras, de manera que estaba sonriéndole cuando sintió que el vello de la nuca se le erizaba y giró la cabeza buscando el origen de aquello, sin embargo, no había nadie a su espalda ni acercándose a ella que era lo que habitualmente le causaba aquella sensación. No obstante, estaba girando la cabeza de nuevo cuando tropezó con un par de ojos azul cielo que intensificaron la sensación anterior. El contacto visual pareció durar una eternidad, y por algún motivo ella no podía dejar de mirar.

  • ¿Lil?  --  escuchó en forma lejana  --  Lil

La voz de Andras se abrió camino a través de la espesa niebla que se había instalado en el cerebro de Lil, pero ella seguía sin poder moverse hasta que él le sujetó el rostro.

  • ¿Lil, estás bien?  --  le preguntó

Ella asintió, pero tenía urgencia por salir de allí y estaba segura que algo terrible la amenazaba; giró la cabeza de nuevo, pero los ojos habían desaparecido. No recordaría después qué le había dicho a Andras, algo muy inconveniente como notaría más adelante, y en realidad pareció no regresar a la realidad hasta que estaba en su departamento.

Lil se tiró en la cama sin sacarse ni los zapatos e intentó repasar lo sucedido, pero no había mucho qué pensar. Ella había experimentado aquella sensación muchísimas veces y esta la había salvado de situaciones desagradables o potencialmente peligrosas, como aquella en la que intentaron robarle en el transcurso de una investigación para el periódico escolar.




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