Demons (libro I. Y Cayeron)

Problemas

En un moderno edificio de paredes acristaladas, repentinamente una de las mismas se hizo añicos y los trozos de vidrio se precipitaron al suelo haciendo pensar a los desprevenidos transeúntes que había comenzado a llover vidrio, mientras que arriba, en la oficina de Samuel Randall, éste se encontraba hecho una furia.

  • ¡Si esa escoria le pone una mano encima a mi hija…!
  • Cálmate Samuel  --  dijo el hombre frente a él con voz increíblemente pausada en comparación con la del energúmeno que lo estaba gritando
  • ¡¿Qué me calme?! ¡¿Sabes lo que me ha costado…?!
  • Tengo una idea, pero esto es culpa tuya  --  le dijo su interlocutor de forma muy arriesgada  en opinión del otro hombre presente
  • ¡¿Cómo te atreves?!
  • Me atrevo, porque te advertí que era mal asunto dejarla sola
  • ¡No está sola!
  • Me refiero a que no estaba yo para cuidarla, ahora es demasiado tarde y si la matan no será mi culpa

Samuel iba a decir algo más, pero en ese momento entró una mujer con un mensaje que pareció calmarlo, y en cuanto esta abandonó el despacho, él miró a los otros.

  • ¿Quién más sabe de esto?
  • No tengo idea, pero por pocos que sean ya son muchos
  • ¡Pues encuéntralos!
  • Sabes que no es fácil, pues suponiendo que lo sepan, son hábiles para esconderse
  • Y se supone que tú eres un hábil cazador
  • Puedo protegerla con éxito de un grupo, del otro es más discutible, y en el caso del tercero, y suponiendo que supiesen quién es ella, sabes que no tendré ninguna oportunidad

Samuel pareció pensarlo y después de un momento volvió a mirar al hombre.

  • Tengo una reunión importante, tú ocúpate de mantenerla a salvo
  • ¿Puedo preguntar algo?  --  y como Samuel no dijo nada, agregó  --  ¿Por qué no se lo dices de una vez y salimos de esto?
  • Porque no es el momento
  • ¿Y cuándo lo será, un día antes de…?
  • ¡No es tu problema!  --  lo interrumpió  --  Ocúpate de lo que sí lo es, porque si algo le sucede, serás tú quien lo pague

Después de eso abandonaron el despacho con distintos destinos, pero Samuel iba pensando en lo catastrófico que sería que los otros se enterasen de la existencia de su hija.

 

En otro despacho muy diferente al de Samuel, porque lo que tenía aquel de moderno, lo tenía este de sobrio y todo allí olía a madera y a antigüedad, Virgil miraba al vacío mientras una copa colgaba en su mano.

  • ¿Qué sucede ahora?  --  preguntó cuando sintió la presencia

Sin embargo, su visitante nada dijo, sino que se limitó a colocar un sobre frente a él y Virgil lo cogió, pero después de leerlo se enderezó en el sillón.

  • ¿Está seguro este sujeto de lo que dice?
  • Tan seguro como puede estar, al menos en una parte, la otra es de más difícil comprobación, pero teniendo en cuenta la fecha, es posible
  • Un es posible no es lo mismo que estar seguros, así que quiero pruebas  --  le dijo 
  • Para hacer esas comprobaciones sería necesario acercarse mucho y no parece posible
  • Hazlo posible, no quiero errores ni muertes innecesarias, Noah
  • Vamos Virgil, uno más o menos no hace mucha diferencia
  • La hace para mí  --  dijo con voz helada
  • Entiendo  --  dijo Noah en un tono sin matices  --  ¿Qué quieres hacer entonces?

Virgil caminó hacia la ventana y después de mucho rato se giró de nuevo.

  • Creo que debo darme otro paseo por la fría Inglaterra, pues hay varias cosas que quiero averiguar
  • Este no es trabajo para ti
  • Si nadie puede hacerlo, entonces no me dejan alternativa
  • A ciertas personas les complacería enormemente verte  --  dijo Noah en tono irónico
  • Lo imagino, pero como no voy a verlos a ellos a menos que me den motivos, entonces no me preocupan

Noah sonrió pensando que le encantaría que le diesen motivos para ese encuentro, pues hacía mucho tiempo que no se efectuaba ninguno y la vida comenzaba a ser aburrida con un Virgil fuera de la palestra. La última visita que habían hecho a Inglaterra había sido veloz y por un motivo muy puntual que quedó rápidamente resuelto, de manera que no habían tenido oportunidad de divertirse, pero Noah esperaba que en esta oportunidad fuese diferente.

 

Como ya estaban a finales de enero, el frío seguía siendo brutal, de manera que los chicos entraron en carrera a la universidad y mientras Tony se iba derecho a buscar café, Lil intentaba que Maureen dejase de hablar del mismo asunto.

  • Mau, aun faltan cinco meses para eso, así que concentrémonos en lo importante ¿quieres?
  • Pero linda, tu cumpleaños es importante  --  dijo ella  --  y si no planificamos  con tiempo…
  • Ya te dije que no tenemos nada que planificar, haremos lo de siempre y…
  • ¡¿Has perdido el juicio?!  --  la interrumpió ella
  • Y me encantaría que fuese por mí  --  escucharon a Andras que se había acercado tendiéndole un envase con café a Lil
  • Veamos querido, es posible que tú seas capaz de ayudarme a convencer a Lil de la importancia de cumplir veintiuno
  • Buenos días, Andras, gracias  --  lo saludó Lil  --  y no le prestes mucha atención a Maureen, está obsesionada con los cumpleaños
  • ¡Lil, son veintiuno!  --  siguió insistiendo Maureen mientras casi le arrebata el café a Tony  --  Tenemos que celebrarlo como Dios manda
  • No siempre tenemos que hacer lo que los demás digan  --  opinó Andras con expresión de desagrado




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