Demons (libro I. Y Cayeron)

Nephilim

Una vez que Lil aceptó y prometió escuchar todo lo que tuviesen que decirle, Leah dijo que prepararía un té y mientras lo hacía, Lil hizo un repaso mental de lo que había estado sucediendo en los últimos días. Sin embargo, su mente vagó más lejos y las imágenes que habían comenzado a poblar su cabeza la hicieron plantearse la absurda posibilidad de que hubiese algo de cierto en toda aquella historia, porque era eso, o definitivamente estaba perdiendo el juicio.

Ella había recibido una educación católica, y aunque no podía decir que fuese una ferviente practicante de su religión, creía en Dios, en los ángeles, en el cielo y en el infierno, pero tenía una particular manera de hacerlo y pensaba que todo lo que se contaba en la Biblia era una especie de alegoría que explicaba de una manera accesible a la comprensión humana, el complejo funcionamiento del cosmos. Por todo lo anterior y conociendo la historia de la caída de Lucifer, asumía de manera lejana que él y todos los que cayeron con él, estarían en el infierno y no vagando tranquilamente por allí como si disfrutaran de unas alegres y eternas vacaciones. También era una idea comúnmente aceptada, que Satán podía adoptar diversas formas e inducir a los humanos a cometer cualquier clase de fechoría, pero por algún motivo la idea de toda una comunidad de demonios viviendo felizmente entre los humanos, se le hacía muy difícil de aceptar.

  • Lil

La voz de Leah la sacó de sus pensamientos y vio que la chica le ofrecía una taza, y aunque la recibió, recordando su idea de que podían haber estado dándole alguna clase de droga, hizo que solo la sostuviese en su mano sin llegar a beberse su contenido.

  • De acuerdo Prince, puedes comenzar  --  le dijo y lo vio sonreír
  • Mi nombre es Kellen
  • Mentira
  • Virgil – dijo Leah en tono admonitorio, pero mientras Kellen lo miraba con ira, Lil no les prestó atención y continuó
  • Nunca te he llamado por tu nombre, sino por tu apellido, así que…
  • Pero es que yo no tengo apellido, los ángeles solo tenemos nombre
  • Bien, como sea  --  dijo ella decidiendo no discutir algo tan irrelevante como aquello  --  comienza de una vez, porque no tengo todo el día

Una expresión de enorme dolor se dibujó en el semblante de Kellen, porque recordó que en realidad ella tendría mucho menos que eso.

  • Cuando tú naciste, Samael estaba muy contento, algo que según lo que sé, extrañó a todos, pues ya tenía muchos otros hijos y nunca…
  • Espera, esta historia ya comienza mal, porque Samuel Randall no es mi padre biológico, yo soy adoptada  --  le dijo  --  y por otra parte ¿otros hijos? Creo que si fuese así yo lo sabría ¿no te parece?
  • Lil, ya te dije que Samael es un nephilim y lo creas o no, tú eres su hija
  • Bien, pero no me negarás que es un tanto extraño que haya tenido que adoptarme si soy su hija ¿no? Y por otra parte, como ya se lo dije a este  --  dijo señalando a Virgil  --  los ángeles no pueden engendrar
  • Lil  --  dijo Leah y ella la miró  --  en principio lo que dices es cierto, y más allá de eso, ni siquiera tenemos un género o una materia, pero una vez que ingresamos a la dimensión humana adquirimos ambas cosas. Y en el caso de aquellos que fuimos expulsados, no solo fuimos dotados de lo anterior, sino de todas las características que definen a un ser humano, incluidos sentimientos y emociones. De manera que no solo podemos engendrar y concebir, sino que también  enfermamos, sangramos y sufrimos el dolor del mismo modo que cualquier ser humano, la diferencia radica en que conservamos nuestras habilidades y buena parte de nuestra esencia sobrenatural, pero la más obvia de las diferencias es que no podemos morir, y eso hace parte de nuestro castigo
  • ¿El no poder morir es un castigo?  --  preguntó Lil con cierta nota de asombro
  • Lo es, porque tendremos que vivir y sufrir eternamente, ya que como te dije, también podemos amar y estamos condenados a ver morir a aquellos a los que amamos

Lil sí entendió aquello último y se le hizo sumamente cruel, pues ella había vivido el dolor de perder a su madre, algo que aún le dolía mucho y no se imaginaba teniendo que pasar por ello una y otra vez con diversas personas.

  • Entiendo  --  dijo  --  pero eso no explica por qué si mi padre lo es, tendría que haberme adoptado
  • La explicación a eso  --  dijo ahora Noah  --  es que si bien podemos engendrar, eso no significa que sea bien visto por los ángeles que siguen en el otro nivel, de manera que en cuanto se enteran que hay un nuevo nephilim, comienzan a perseguirlos, pues si nosotros no deberíamos estar aquí, ellos mucho menos y son considerados una abominación
  • Guao, eso es muy reconfortante en especial si debo creer que soy una
  • Lil…
  • No, está bien, ahora solo tendré que preocuparme porque una legión de ángeles furiosos quiera matarme ¿no?
  • Esa es una de las razones por las que Samael tuvo que actuar como lo hizo y mantenerte alejada de él --  dijo Kellen
  • Sigo sin entender
  • Verás, los ángeles saben cuándo nace un nephilim, pero ubicarlo les lleva un poco más de tiempo, lo que le da oportunidad a los padres de levantar un Velo que los proteja al menos mientras son vulnerables, porque una vez alcanzados los veintiún años, se vuelven inmortales
  • Bueno, vamos mejorando y solo tendré que preocuparme durante unos cuantos meses más para estar a salvo, pero si los nephilim pueden hacer eso del velo, sea lo que sea esto  --  dijo ella imaginándose un enrome trozo de tela  --  aún sigo sin entender por qué tenía que darme en adopción




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