Desastre en el hielo

6. En su lugar

Lo primero que había notado en el avión era el mismo tipo de ambientador que Ally solía usar para, según ella, traer buenas vibras. Segundo, que el personal les había dicho que solo eran tres chicas, el chef y el piloto, pero él únicamente había visto solo a dos; y tercero, y lo más importante, era el hecho de que la comida sabía tal cual recordaba.

Eran las señales que necesitaba para saber que su reencuentro con su pasado no era como quería; mucho menos pensaba que ella tomaría el primer trabajo desde Reino Unido para ir detrás de él, por así decirlo. No obstante, su mal humor incrementó a tal punto que sus compañeros comenzaron a decir que ella era realmente hermosa y que le pedirían una cita.

Druso ya conocía ese patrón, puesto que las anteriores azafatas fueron despedidas después de tener intimidad con los jugadores y revelarlo a la prensa, sumiéndole un tremendo escándalo a todos los del partido.

Incluso, en ese momento, quería desaparecerlos del mapa por tales cosas que dijeron y de paso a ella por aparecerse frente a él cuando le dejó en claro que no quería verla nunca jamás en su vida.

—Buenas tardes —ella ajustó su bata—. ¿Qué necesita?

—¿Qué necesita? —preguntó con ironía—. Hazme el grandísimo favor en este momento, Ally —siseó—. Los dos sabemos de antemano a qué vine…

—Yo no quiero tener problemas contigo —Ally negó con la cabeza—. Amablemente, te pido que te vayas, por favor…

—¿No quieres tener problemas conmigo? —le dio un pequeño empujón para que entrara—. ¿Se puede saber qué estás haciendo aquí?

—Trabajando —respondió calmada—. Cómo lo hacen todos… no veo nada de malo en eso.

—¿Nada de malo? —Druso rio—. Hazme el favor y recoge tus cosas para que te largues a tu país. No te quiero ver aquí —caminó hacia donde se encontraba la maleta—. Tú no puedes estar aquí.

—¡Suelta mi maleta! —gritó tomándolo del brazo—. ¿Qué te ocurre? ¿Te has vuelto loco?

—Lo único que se ha vuelto loco eres tú —señaló, quitándose de su agarre como si quemara, y Ally se sintió realmente ofendida por ese gesto—. No te quiero ver.

—¿Y tú crees que a mí me interesa verte? —Ally negó con la cabeza—. Es mi trabajo, no tengo que estar aguantando tus estupideces y solo hago esto porque necesito el dinero.

—Hay…

—¡Cállate! —ella se encontraba realmente enojada—. ¡Fuiste el que vino a mi habitación a hacerme un escándalo!

—Yo no vine hasta aquí para hacerte un escándalo —Druso se ofendió—. Vine a llevarte a la salida.

—¿Quién te crees tú para venir a decirme lo que tengo que hacer y no? —lo empujó—. Lo nuestro fue hace muchos años, no te pases de imbécil.

—Estás haciendo todo esto porque…

—Es mi trabajo, lo que amo hacer y nadie me hará cambiar de opinión —Ally tensó la mandíbula—. Han pasado años desde que terminamos —le recordó—. Ninguno de los dos se había estado viendo, ¿por qué crees que estaría interesada en ti? —frunció el ceño—. Tienes el ego demasiado alto, y eso te trae problemas.

—Mantente alejada de mí…

—Estoy bien alejada de ti —siseó Ally—. Fuiste la persona que vino hasta aquí para hacerme un escándalo sin razón aparente —masculló negando con la cabeza—. Esto que estás haciendo no tiene ni perdón ni nombre. Solo eres la clase de persona que cree que, por tener dinero y un apellido, tiene derecho a molestar a otros.

—Estás delirando…

—Si dices que soy una persona que está delirando, te invito a salir de mi habitación o yo misma iré a la prensa a decir que tú entraste sin mi consentimiento a la habitación. —Ella se mantenía con los brazos cruzados y con la mirada altiva—. Vete ahora.

—No quiero verte cerca de mí…

—Hazme el favor de salir rápido de mi habitación y de ese modo no me tendrás cerca —enarcó una ceja y rio con ironía—. Ten un feliz resto del día.

Druso apretó los labios mirándola fijamente. Había madurado tanto en los últimos años que le parecía irónico el hecho de que ella pudiera ser la misma chica que años atrás le robó el corazón y que ahora se mostraba como si nada frente a él.

Salió de la habitación dando un fuerte portazo que sin duda alguna llamaría la atención de algunas personas en ese piso.

—Hey, Lemann —lo llamó su compañero—. ¿Vas a ir con nosotros al bar del hotel?

—No, iré a dormir un rato —negó con la cabeza—. Hablamos en un rato.

—Tienes que salir más de tu zona —le comentó el otro—. No todo es para estar encerrado y sabemos que tienes una hija…

—Ya lo pensaré.

Druso se despidió con un ademán de manos y fue hacia el piso que daba a su habitación. Cometió la peor estupidez de toda su vida, preguntar por ella para meterse a escondidas en su habitación cuando nadie más estuviera presente. Fue algo sin precedentes.

Buscó en su celular la galería que mantenía bloqueada y lo primero que vio fueron las últimas fotografías que se tomó con ella en su casa antes de que todo le explicara encima. Pasó un trago duro al verse a sí mismo en esas condiciones tan patéticas que él mismo se provocó al creer que esa chica en esa cafetería era diferente a las otras.

En todas se veían como los novios más felices de todos, sus momentos para compartir, sus estados de ánimo y, sobre todo, esos pequeños momentos que solo ellos dos podían conocer cada vez que deseaban.

Sintiéndose más frustrado que nunca, decidió que lo mejor era dejar esas fotos tal cual estaban ahí y pretender dormir sabiendo que ambos se encontraban en el mismo hotel.

Al día siguiente, la vio salir junto con otras chicas del hotel, mientras que él y sus compañeros tuvieron que ir directamente a los entrenamientos previos del partido. Seguía con esa espina; ni siquiera con el paso de los años podía sacarse de la mente a esa mujer que le ponía los pelos de punta.

Con un pequeño suspiro, se preparó mentalmente para lo que venía en su día a día.

—Lemann —lo llamó su entrenador—. Ven un momento.

Observó a sus compañeros por si alguien más iría, pero todos se encogieron de hombros. Se alejó de ellos, yendo hacia las gradas donde su entrenador tomó asiento y él se quedó de pie al otro lado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.