Desastre en las nubes

2. Maldito niño mugroso

Vou2v1qx78_M0vysKDVZiYxiEAFmm5enSDTS_AXPfGnDMwo9TGf3WuEizqyn_cx1mij9rxorAzeyBArqrW3UMx-10Y_7DDNTYuYi1kUn2gfoWXYxHrOiisFj8juPVZtU8pitbag0QL3_Nh4o_3yDzM0

Joshua dejó el lápiz junto con sus apuntes y miró fijamente la televisión que tenía enfrente. Mostraban un anuncio en dónde aparecía Niklas, mismo hombre que su mamá hablaba que la trató mal. Sin embargo, él lo veía como alguien grandioso…

— Hola —llegó una mujer con un niño más grande que él—. Tengo que irme. Mi vuelo sale temprano… y adivina con quién estaré al fin por unos días gracias a un vuelo privado.

— ¿Estarás con Niklas Lemann? —indagó la encargada—. Dios mío, estás de suerte. Solo lo he podido ver de lejos…

— Sí, después de tantos meses trabajando aquí me toca…

Joshua observó con determinación a la mujer que estaba ahí. No se veía como su mamá, pero tampoco era tan inteligente. Si pudiera conocerlo, sería su momento. Su cerebro comenzó a maquinar un plan, porque nunca lo había visto de cerca.

— ¿Puedo ir al baño, señorita? —preguntó Joshua, levantando la mano—. ¿Por favor?

— Sí, ve con la guía…

La mujer no le prestó atención a lo que decía. Era una buena hora. La guía no estaba por ningún lado, solo tenía que ir y listo. Nunca había ido directamente al trabajo de su mamá, porque ese sitio estaba vigilado, pero al parecer era el cambio de turno. Se escondió bien, hasta que de manera disimulada, se agarró de la maleta de la mujer, la cual estaba tan concentrada hablando por teléfono que no se daba cuenta de nada.

Entró al aeropuerto, aun con la mujer hablando por teléfono, y cuando las personas estaban pasando de un lado a otro, alguien chocó con él, y perdió el equilibrio…

— Hey, lo lamento —alguien lo agarró de la mano—. ¿Estás bien?

— No —hizo un puchero, viendo que la mujer se había ido—. Quiero a mi papá —cristalizó lo mejor que pudo sus ojos—. Iba con mi papá…

— Tenemos un vuelo, Jedward —una mujer se puso al lado del hombre—. ¡Deja eso, Jasha!

— Lo siento, mami —se disculpó una niña—. No encontraba dónde limpiarme.

— Pues no te limpies de mí, animal del monte —farfulló otro niño más grande—. Búscate una familia a la cual molestar.

— Pues soy tu única hermana —se burló Jasha, del otro niño—. Mira que vas a crecer…

— Viene otro niño, dejarás de ser la única niña…

— Papi —Jasha abrazó a Jedward—. Jadiel me odia, por favor…

— ¡Quiero a mi papá! —gritó Joshua, llamando la atención de todos—. Lo perdí por su culpa —comenzó a llorar—. Me quiero ir, por favor —comenzó a temblar—. Por favor, por favor…

— ¿Quién es tu padre, pequeño? —preguntó la mujer—. Soy Dasha, él es Jedward —apuntó al hombre—. Él es mi hijo Jadiel y ella es Jasha. No le hagas caso, está loca.

— ¡Soy tu hija!

A Joshua le pasó una enorme idea por la cabeza, había visto a esas personas en las noticias, siempre haciendo de las de ellos y esa mujer que estaba ahí, se veía a punto de dar a luz. Hizo un puchero más pronunciado, dando su mejor drama del momento, porque si su mamá lo veía por esos rumbos, lo iba a matar por ser un niño desobediente.

— Mi papá me dijo que estará tomando un vuelo… es el piloto —hizo que sus labios parecieran temblorosos—. ¿Pueden llevarme?

— No —Jasha se metió—. Ve a buscar a tu familia lejos de la mía. No te darán mi dinero.

— Está loca —masculló Jedward—. Iremos a buscar a tu padre. ¿Es piloto?

— Sí, me dijo que tenía un vuelo importante hoy —él se quedó un momento en silencio—. Lo siento…

— Podemos ir a buscarlo al centro de pilotos —propuso Dasha, mirando a su hijo—. Tenemos que ganar tiempo. El vuelo sale unos minutos.

— No, mamá —Jasha gimoteó—. Por favor, déjalo morir aquí con la gente pobre. Míralo…

— Jasha, hemos hablado de esto antes —su madre le pellizcó la nariz—. Vamos a caminar a ver si vemos a tu padre, pequeño.

Joshua asintió y le sacó la lengua a la niña, que era un poco más alta que él por mucho. Su mamá le comentó que no podía darle sus medicamentos del crecimiento, debido a que su corazón no los quería y tuvo que correr al hospital. Es por eso que era mucho más pequeño que cualquier niño de su edad, a duras penas podía meterse en cualquier lado.

— Vamos a dejar a los niños en el avión —propuso Jedward—. Supongo que…

— Mi papá es él —apuntó Joshua al cartel de Niklas—. ¿Pueden llevarme con él para despedirme? —puso su mejor carita de niño abandonado—. No lo he visto en muchos días…

— Vaya, es nuestro piloto el día de hoy —Jedward levantó las cejas—. De estar en el avión ahora.

— Maldito niño mugroso…

— Vamos a llevarlo con su papá —recomendó Jadiel—. Solo para que Jasha termine de morirse porque otro niño más bonito que ella tiene la atención de ustedes.

— Es por eso que vas a crecer y te irás de aquí —Jasha gimoteó.

Ambos padres apretaron el puente de su nariz al escuchar a su hija hablar de ese modo. Si hubieran sido otras personas, pues llevarían al niño a las autoridades correspondientes, pero iban un poco retrasados con su vuelo, así que era mejor llevarlo directamente con el hombre.

Caminaron por el pasillo directo, en dónde había una mujer que ni siquiera revisó sus pasaportes. Literalmente, ellos eran los sobrinos de la realeza y todos los conocían. Por su parte, Joshua mordió su labio inferior, viendo cómo su plan iba tan bien, que esperaba buscar la manera de que siguiera de ese modo por mucho más tiempo del debido.

Era la primera vez que subía a un avión, así que estaba muy nervioso con todo eso. Miraba hasta las escaleras del avión privado con alegría, deseando que ese momento nunca terminara del todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.