Desastre en las nubes

14. Quien realmente eres

 

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Joshua abrió la boca hacia el medicamento que le daba su madre. El día anterior apenas había llegado al país, se pasó todo el día durmiendo, mientras que su mami se mantuvo esperando una llamada en su celular como en ese momento.

Su tía Yilda le dio unos cuantos regaños acerca de lo imprudente que fue por dejarse engañar por una niña celosa, que se aprovechó de su tamaño. Ahora, después de que su madre le dio el medicamento, la veía caminar por la pequeña sala con su celular en las manos, como si estuviera esperando alguna llamada de su padre. Porque sí, él adoptó a Niklas como su papá y él la quería.

Una vez, escuchó cómo su madre hablaba con su tía sobre algo que hizo, no lo entendió bien, pero ella había llorado y su tía también por otra cosa de un bebé que murió y que un hombre malo desapareció.

— Mami —Joshua la llamó desde la sala—. ¿Estás bien?

— Sí, lo siento —Nancy caminó hasta la sala—. Solo estoy pensando en algunas cosas, nada más —se sentó junto al pequeño—. Estaba pensando en algo. ¿Quieres salir?

— ¿A dónde iremos? ¿El doctor ha permitido que podamos salir?

— Salimos en Francia, te acabas de tomar tus medicamentos al pie de la letra —ella dejó un beso en la frente de su pequeño—. Iré por unas sandalias, no quiero siquiera que estés con dolores después.

Joshua asintió hacia ella, y cuando la vio entrar a la habitación, tomó el celular de su madre, para buscar entre sus contactos el nombre de su papá. Lo vio como siempre, sin ningún emoticón.

Fue hacia la cocina, en dónde se sentó entre el piso de la encimera, para hacer la llamada.

¿Hola? ¿Nancy? —indagó Niklas, al otro lado de la línea—. ¿Estás ahí…?

¿Por qué no llamaste a mi mamá? —Joshua preguntó sin rodeos—. Ella ha estado esperando que la llames.

Eso es porque sucedió algo y no pensé que ella querría que la llamaran —él sonaba realmente avergonzado—. Acabo de terminar mi turno, fue duro y…

Mi mamá me llevará a pasear ahora —Joshua sacó un poco la cabeza, para ver si veía a su madre salir—. Seguro se consigue un novio al fin, porque no me sirves como papá.

¿Eh? —el mayor parecía estar un poco ido ante las palabras del niño—. ¿Qué me estás diciendo?

Adiós, viene mi mamá.

Joshua no era estúpido, Niklas iba a llegar rápido en dónde ellos se encontraban, así que esperó con paciencia a su madre en el piso. Dejó el celular en el mismo lugar de siempre, antes de sentarse como antes. 

Nancy salió después de unos minutos de la habitación, con ropa para él, y ella tenía otra cosa más en su cuerpo.

A los pocos minutos, salieron de la casa para ir a un parque cercano, era uno de los más transitados por las familias en las tardes. Vio que su madre, después de mirar el celular, dejó salir un largo bufido que solo indicaba que esperaba mucho la llamada de Niklas, pero nada pasaba.

— Papá…

— Joshua, no lo digas —Nancy apretó la mandíbula—. Niklas no es tu padre y no vendrá.

— Pero a él le gustas, solo que tú no lo ves —Joshua levantó sus brazos—. Arriba, mamá. Estoy chiquito…

— Chiquito para lo que te conviene —lo cargó—. Niklas fue bueno con nosotros en Francia, es alguien que no le importamos en lo más mínimo.

— Pero él dijo que tú eras muy bonita…

— Lo dijo; aun así, seguro fue para jugar conmigo —sonrió ella con desgana—. No me quiero ilusionar y yo no debí decirte que me gustaba él.

— Me metí en su maleta porque lo quería para ti —el pequeño apoyó su cabeza en el hombro de su madre—. Ahora me odias por ese error, lo lamento.

— No te odio por eso —paseó la palma de su mano por la espalda del pequeño—. Nada más olvidémonos de Niklas, es mejor de ese modo.

Llegaron al parque y le compró un helado a su hijo, mismo que se comió en un parpadeo. Se sentó en un banco cercano, dejándolo jugar con otros niños de su barrio. Podía ser un sitio algo peligroso, pero los niños se pasaban esos eventos como si fueran pan caliente, como si nada pasara.

Estaba por comer un poco de su helado, cuando escuchó el murmullo de las mujeres hormonales. Debía estar alucinando por el azúcar o alguna droga del helado, pero Niklas estaba corriendo desde el otro punto del parque, llamando la atención de todas las mujeres a su alrededor. 

Era obvio que un espécimen como él lo haría, era el típico hombre blanco de dinero que no miraba a nadie por debajo del hombro y el que estuviera corriendo por el parque, ya era mucho.

— ¡Papá! —el grito del llamado de Joshua la sacó de sus pensamientos—. ¡Viniste!

— Hola… —Niklas se agachó para cargarlo, cuando Joshua levantó los brazos—… lamento llegar tarde.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —Nancy se levantó del asiento—. No debes…

— Vine a verte, porque ayer no me llamaste y tampoco el día que los traje —él la abrazó, sin importarle la mirada de las personas—. Nuestro hijo me llamó para decirme que su madre estaba en el parque.

— Yo no te dije que estábamos en el parque…

— Me llamaste del celular de tu madre, es lo que cuenta —él se encogió de hombros—. Lo siento, debí llamarte, tienes toda la razón. Fue pésimo de mi parte eso.

— No te llamé… —Nancy se estaba poniendo nerviosa, porque la mirada de las vecinas chismosas estaban sobre ella—. Puedes soltarme…




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