Descendientes *disponibles primeros capítulos*

Capítulo 10

 

~Gema~

Mai me mira con malestar, esta es la primera vez que le hablo con tanta severidad, a pesar de ello, no protesta. Baja la mirada y se muerde el labio. Ella siempre ha sido noble y sé que le gusta ayudar a los demás, pero quisiera que comprenda que solo intento protegerla. Danko no es como Armen, y lo que le está pasando es demasiado serio como para tomarlo a la ligera. Fui testigo cuando intento herirse con una de las espadas. Recuerdo la mirada demente que tenía y su expresión perversa. En el momento en que entre en la sala, él tenía la intensión de asesinarla, lo pude leer en su mente, quería beber hasta la última gota de su sangre, eso era lo único en lo que pensaba mientras la sujetaba contra la pared. Perder a alguien más no podría resistirlo, sobre todo, ahora que mi padre me aborrece. No quiero que ella tenga que pasar por lo mismo. Quiero que ella viva feliz, que cumpla su sueño, que tenga una vida distinta.

―Vamos ―Irina la conduce hacia el pasillo, donde Pen ya espera.

―Gracias, Pen. Cuídala ―pido. Él asiente mirando intrigado a Mai, quien mantiene la cabeza gacha.

Nos vemos ―dice tomando del brazo a Mai. Ella avanza sin mirarme. Esta bastante molesta. Pero quizás sea mejor así.

―No creo que este siendo manipulada por Danko ―susurra Irina mientras desaparecen.

Sé que tal vez no sea así, pero estar con un vampiro es tan adictivo, que puede convertirse en algo indispensable, como respirar. Y no deseo eso para Mai.

―Nos esperan ―digo dándome la vuelta y comenzando a caminar hacia la habitación de él. Donde se encuentran los demás.

Irina se percata de mi estado de ánimo y permanece en silencio. Ella ha mantenido una postura neutral, pues entiende lo que significa Mai para mí. Creo que nadie desea ver sufrir a sus seres queridos, mucho menos morir.

“Ahí viene”. Escucho decir a Elina, antes de abrir la puerta.

Al entrar, Danko continua sentando en el mismo lugar, Armen está a su lado, Rafael y Uriel de pie junto a la ventana y Elina apoyada en el tocador. Irina entra y cierra la puerta. Todos me miran expectantes. Es como esas reuniones en las que el tema de conversación era yo, solo que ahora los motivos son diferentes.

― ¿Tú le pediste que viniera? ―pregunto sin darle vueltas. Danko pone los ojos en blanco.

―No está manipulándola ―asegura Elina. Mantengo mi atención sobre Danko, que hace lo mismo.

―Es verdad que use mi control cuando la mordí ―admite con expresión seria―, pero fue sin proponérmelo.

Es como Armen aseguró, Danko perdió el control debido a su condición. Por lo cual, no puedo permitir que Mai se exponga de nuevo.

―Entonces es mejor que esté alejada de ti ―declaro. Todos me miran sorprendidos. 

―Por favor, Gema… 

― ¡Elina! ―la interrumpe Danko. Ella hace un mohín, pero guarda silencio―. Entiendo tu preocupación, Gema. Y por eso seré franco, como lo he sido con ella ―asegura. ¿Qué habrán hablado? ―. No sé si es porque bebí su sangre, pero cuando la toco, el dolor desaparece… ¿Tienes idea de lo que eso significa? ¿Crees que a mí me gusta la idea de depender de ella o de tu consentimiento? ―pregunta frunciendo el ceño―. ¿Crees que me agrada mostrar lo débil que me encuentro? No, no es sencillo y me asquea como no tienes idea, pero ella alivia todo y yo estoy desesperado…

―Lo siento, Danko ―digo sinceramente―, pero Mai no será una donante.

Yo lo hice por las circunstancias, por mi familia y porque no había otra opción, aunque no me arrepiento de ello. Sin embargo, ahora las cosas son distintas y ella no está obligada a hacerlo.

―Y no quiero que lo sea ―afirma. Lo miro sin comprender―. No es su sangre lo que quiero. Me basta con tenerla cerca.

Eso es absurdo. Aunque no puedo negar la mejoría que ha tenido gracias a su sangre, pero… ¿Realmente basta con tenerla cerca?

―Es demasiado arriesgado ―murmuro―. Podrías perder de nuevo el control y...

―No voy a hacerlo de nuevo. De eso puedes estar segura, Gema.

―Alguien podría estar con ellos y vigilarlos, si tanto te preocupa ―sugiere Elina. Comprendo que ella haría todo para ayudarlo, y posiblemente yo también, pero no con Mai.

―No y es mi última palabra.

No voy a arriesgarme a perderla, no lo hare. Mi padre no me lo perdonaría, como no me ha perdonado la muerte de ellos, como no me perdonara haber cambiado. Si algo le pasara a Mai, terminaría por odiarme y yo también.

 

~Mai~




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