-Revisado-
CAPITULO 6
INICIO DEL PEQUEÑO JUEGO
Aise Rouse Winslet
Hace unos minutos se fue mi fabuloso coronel Bright, mi esposo, aún recuerdo cuando lo asignaron a Coronel y él estaba sonriendo abiertamente ante todos, su felicidad desbordaba sus ojos en alegría cada que veía su nueva insignia o bueno eso quería creer yo, el no siente emoción hacia nada, siempre dicen que es un iceberg con todos pero supongo que hasta ahora soy la única que puede derretirlo, amaba verlo así, siempre ha sido un hombre decidido desde que lo he conocido y bueno no fue diferente cuando se metió en un negocio algo explicito, algo así como una venganza fuera de los límites de la policía, al principio solo fue una idea de solo matar a violadores que quedaron fuera de la cárcel sin recibir penalización, después empezó a tener muchos caso de asesinos, violadores, personas que se atrevían a abusar de niños, adolescentes, mujeres y hombres, personas con poder social que eran una mierda en esta sociedad, muchos los idolatraban pero cuando todo salía a la luz todo el amor y admiración a dichas escorias de la humanidad acababa. Para nuestros amigos no era un secreto el hecho de que estábamos algo locos según personas externas más generalmente las personas que hemos matado, aunque ¿Quién no está loco o loca? Unos más que otros y otros menos que otros, sabían que éramos suficientemente posesivos y celosos con nosotros mismos y muchos lo veían como una relación toxica y nada sincera, pero los que realmente saben de nosotros, sabrían que yo daría mi vida por el al igual que el mataría por mí y viceversa, tengo demasiada intriga y demasiada sed de venganza por una teniente que toco lo mío, quiero sentir la adrenalina en mis venas mientras descargo toda mi furia de una manera completamente des estresante, y aquí me encontraba en la oscuridad como animal en busca de su nueva presa.
Teniente Romer
Me metí con alguien en el que entregué mi cuerpo peor que prostituta, no pedí nada a cambio más que un buen sexo, lo obtuve, claro que lo obtuve y obtuve el mejor que he tenido en toda mi vida, días después me entere que con la persona a la que le entregue mi cuerpo estaba casado y no solo eso, sino que al parecer la ama, por lo que eso me haría una amante, no me gustaba ese término pero era comprensible supongo.
.Hoy me toca guardia en el centro psiquiátrico y en el de la morgue como los presos le llaman al piso 7 y 8, no me sorprende, unos mueren otros son encarcelados con equipo altamente avanzado en el que no puedes hacer nada más que quedarse quietos, aunque esta guardia será agotadora ya que no hay ningún equipo médico cuidando a los caníbales, locos maniacos, etc…. Estoy en el piso séptimo y siento que algo está extraño siento que alguien me está observando, volteo para todos lados y no encuentro nada, siento una pequeña opresión en mi pecho y siento un frio que no comprendo, siento angustia y siento que si no salgo de este piso terminare muerta, cuando camine por el extenso pasillo con direccion a las escaleras para ir al piso sexto escucho pasos resonando de las otras escaleras del piso 8 y me volteo rápidamente, los pasos paran
-¿Quién está ahí?— dije algo temblorosa pero decidida a ir a las escaleras que conducían al octavo piso, trague en seco y volví a preguntar— ¿Quién está ahí?—dije más temblorosa que la primera vez, estaba a la mitad de las escaleras cuando…. –
-Teniente Romer— dijo una voz en la oscuridad, voltee rápidamente levantando mi arma a la voz escalofriante que me hablo—
-Chica soy yo— dijo la teniente Samira—
-Perdón—dije agachando mi cabeza y disculpándome—
-Andas un poco paranoica ¿no te parece?— dijo la Teniente Samira—
-No sabes cuánto— dije suspirando- hoy no hay ningún personal médico fuera de las celdas del piso 7- dije y ella me miro preocupada pero negué—
-Bien, vine a avisar que ya acabo mi turno y me voy a casa, te deseo suerte teniente temerosa—dijo Samira burlándose de mí y siguiendo su camino a la escaleras que daban al sexto piso mientras escuchaba sus pasos alejarse y me relajaba un poco, subí dos escalones cuando escuche una risa, inmediatamente voltee mi cuerpo con la linterna y mi pistola a la persona a la que se había reído— ¡¿Quién ESTA AHÍ?!— Grite viendo por la linterna un fuerte color rojo de algún preso del piso nueve—
-E soy yo— dijo Aise levantando sus manos- sabe que no debería gritar en este piso- dijo afirmando Aise bajando sus manos y poniendo uja de ellas haciendo una seña para que guardara silencio –
-¿Qué haces aquí?—pregunte y ella solo se recargo en la pared sin verme—
-Vine para des aburrirme— dijo Aise viendo de reojo a la caída del séptimo piso por la ventana de seguridad extrema que daba al patio—
-¿Qué estás pensando?—dije curiosa y ella solo sonrió—
-Solo veía la altura— dijo sincera y se quitó de la pared, mientras que yo había subido la mitad de las escaleras que dan al octavo piso, en cambio ella subió un escalón—Teniente Romero ¿es verdad el chisme que circula?— dijo cruzándose de brazos y yo solo sabía que yo me veía confundida ya que no sabía de qué hablaba y ella sonrió— ya sabe, le tema de que esta con alguien casado Teniente—dijo viéndome un poco seria más de lo que estaba acostumbrada, así como si no nos conociéramos desde que llego aquí—
-Es cierto, al principio no sabía que estaba casado y después de enterarme quería con todas mis fuerzas sentirme culpable pero no puedo, fue maravilloso y bueno terminamos acostándonos más de una vez— dije finalmente revelando mi más grande y pesado secreto que me cargaba en la conciencia y ella sonrió. No quería contarle mi secreto a nadie pero algo tenía ella para que le dijera la verdad—
-Sabe teniente… -se pausa y me causo un escalofrío por toda mi espalda, tenía miedo por el tono de voz que estaba haciendo Aise, no conocía a una Aise de este modo ,Esta era una nueva Aise, una nueva y Atemorizante Aise—