Capítulo 1: Un encuentro inesperado
Era un día soleado de primavera en la pequeña ciudad de Willow Creek. Las calles estaban animadas con el bullicio de la gente y el aroma de las flores en plena floración. En medio de todo esto, se encontraba Emily, una adolescente de dieciséis años con el corazón lleno de sueños y esperanzas.
Emily caminaba por las calles, admirando los escaparates de las tiendas y disfrutando del cálido sol en su rostro. Estaba emocionada por la llegada del fin de semana, ya que planeaba pasar el sábado en el parque con sus amigos. Sin embargo, lo que Emily no sabía era que ese día iba a ser diferente a cualquier otro, gracias a un encuentro inesperado que cambiaría su vida para siempre.
Mientras caminaba distraídamente, Emily chocó con alguien que venía en dirección contraria. Ambos se tropezaron y cayeron al suelo, soltando un grito de sorpresa. Emily levantó la mirada y se encontró con unos ojos azules que la miraban con curiosidad.
"Oh, lo siento mucho", se disculpó Emily, levantándose rápidamente y extendiendo una mano para ayudar al desconocido a levantarse.
"No te preocupes, fue culpa mía también", respondió el chico con una sonrisa amable mientras se ponía de pie. Tenía el pelo castaño claro y una expresión cálida en su rostro.
"¿Estás bien? No te lastimaste, ¿verdad?", preguntó Emily preocupada.
"No, estoy bien. Solo un poco sorprendido", respondió el chico con una risa suave.
Emily se sintió aliviada al escuchar que no había causado ningún daño, pero algo en la mirada del chico la hizo sentir nerviosa. Había algo en él que la atraía de una manera inexplicable.
"Me llamo Emily, ¿y tú?", preguntó ella, tratando de romper el silencio incómodo que se había instalado entre ellos.
"Soy Lucas", respondió el chico, extendiendo la mano para estrechar la de Emily.
Fue en ese momento que Emily se dio cuenta de que Lucas tenía una sonrisa encantadora que iluminaba su rostro. Se sentía atraída por su presencia y la forma en que la miraba con curiosidad.
"¿Eres nuevo en la ciudad?", preguntó Emily, tratando de mantener la conversación.
"Sí, acabo de mudarme aquí con mi familia. Estamos viviendo en la casa de al lado", respondió Lucas, señalando hacia una casa cercana.
Emily asintió con la cabeza, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad. Nunca antes había visto a Lucas por la ciudad y se preguntaba qué lo había traído a Willow Creek.
"Bueno, es genial conocerte, Lucas. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo", dijo Emily con una sonrisa amable.
"Gracias, Emily. Eres muy amable", respondió Lucas, devolviéndole la sonrisa.
Después de intercambiar unos pocos comentarios más, Emily y Lucas se despidieron y siguieron cada uno su camino. Emily no podía dejar de pensar en el encuentro con Lucas y en la extraña sensación que había experimentado al estar cerca de él.
Esa noche, Emily no pudo conciliar el sueño. Su mente estaba llena de pensamientos sobre Lucas y la forma en que la había hecho sentir. Se preguntaba si él también estaría pensando en ella y si algún día volverían a encontrarse.
Al día siguiente, Emily se levantó con una sensación de emoción en el pecho. Estaba ansiosa por volver a ver a Lucas y saber más sobre él. Se vistió rápidamente y salió de su casa con la esperanza de encontrarlo en algún lugar de la ciudad.
Después de dar vueltas por las calles durante un par de horas, Emily finalmente vio a Lucas caminando por la acera. Se acercó a él con una sonrisa en el rostro y lo saludó con entusiasmo.
"¡Hola, Lucas! ¿Cómo estás?", dijo Emily emocionada.
"¡Hola, Emily! Estoy bien, gracias. ¿Y tú?", respondió Lucas con una sonrisa.
Los dos jóvenes comenzaron a conversar animadamente, compartiendo detalles sobre sus vidas y descubriendo que tenían mucho en común. Emily se sorprendió al descubrir que Lucas también tenía dieciséis años y asistía a la misma escuela que ella.
A medida que la conversación avanzaba, Emily y Lucas se dieron cuenta de que tenían una conexión especial. Hablaban de sus sueños, sus pasiones y sus miedos, creando un lazo entre ellos que parecía ir más allá de la amistad.
Después de un rato, Lucas invitó a Emily a dar un paseo por el parque. Los dos jóvenes caminaron juntos, disfrutando de la belleza de la naturaleza y la tranquilidad del lugar. Hablaban y reían, compartiendo momentos de complicidad que los acercaban cada vez más.
Mientras caminaban, Emily se dio cuenta de que estaba empezando a sentir algo más que amistad por Lucas. Había algo en él que la hacía sentir viva y emocionada, y no podía evitar desear estar cerca de él todo el tiempo.
Al llegar al final del paseo, Lucas se detuvo y miró a Emily con una expresión seria en el rostro.
"Emily, hay algo que necesito decirte", comenzó Lucas, nervioso.
Emily lo miró con curiosidad, preguntándose qué podría ser tan importante.
"Desde el momento en que te vi, supe que eras especial. No sé cómo explicarlo, pero siento que hay algo entre nosotros que va más allá de la amistad", continuó Lucas, mirando fijamente a los ojos de Emily.
Emily sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar las palabras de Lucas. ¿Podría ser que él también sintiera lo mismo que ella?
"Yo también siento lo mismo, Lucas. Desde que te vi por primera vez, algo cambió en mí. No puedo dejar de pensar en ti", confesó Emily, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Lucas sonrió con ternura y se acercó a Emily, tomando su mano con suavidad.
"Entonces, ¿quieres ser minovia, Emily? ¿Quieres darle una oportunidad a lo que hay entre nosotros?", preguntó Lucas, con una mirada llena de esperanza en sus ojos azules.
Emily se quedó sin aliento ante la pregunta de Lucas. No podía creer lo rápido que habían evolucionado las cosas entre ellos, pero en el fondo de su corazón, sabía que lo que sentía por Lucas era real y sincero.
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Editado: 09.03.2024