Descubrimiento (relatos Cortos de Ciencia Ficción)

Descubrimiento

Habían pasado cientos de años desde que comenzaron con la búsqueda de compañeros en la inmensidad del universo. 

Luego de haber traspasado los límites de la velocidad de la luz un grupo de valerosos tripulantes se emprendieron en esta odisea, la encomienda de sus vidas.

Este grupo liderado por su comandante Nilo, fueron en un viaje sin retorno. 

Durante los primeros años de la travesía, los viajeros comenzaban a considerarla como un fracaso. A través de ese tiempo sus únicos hallazgos eran cuerpos celestes sin vida y con imposibilidades de generarla en ella. 

Para el grupo la carencia de algún hallazgo significativo era decepcionante y preocupante.

«¿Estaremos solos?», se cuestionaba Nilo luego de cada una de las misiones que no traían consigo fruto alguno. 

La idea de estar solos en el universo como especies era casi más desconcertante que la existencia de compañeros universales.

«Ser dueños de toda esta inmensidad. ¿Para qué?»

El panorama, tiempo después, comenzó a cambiar cuando en uno de los planetas visitados dieron con algo. 

Enterrado entre arenas carmesí, hallaron la primera prueba de manufactura alienígena. 

El primer cacharro fascinó a todos haciendo que subiera la moral del grupo. Así continuaron con su viaje hasta que el día más esperado se había convertido en una realidad. 

Frente a ellos se mostraba un lugar repleto de vida, luces y objetos voladores rodeándole como satélites. 

Nilo, como otro más de los espectadores se mantuvo inmóvil observando magnificado aquel espectáculo viviente. 

—No estamos solos —comentó para sí mismo. 

—Acabo de dar con la zona idónea para el aterrizaje —alertó uno de los hombres de la tripulación—. Lo haremos antes de lo esperado —continuó listo para accionar una palanca. 

Nilo le interrumpió subiendo su mano, para así detenerle. 

—Debemos proceder con calma, es preciso el estudio antes de adentrarnos en un mundo desconocido para nosotros.

—Activaré el escudo visual —dijo casualmente una fémina frente a un panel de botones. 

—De acuerdo. 

—La dispersión también esta completada —continúo la fémina a la vez que observaba cientos de lugares al mismo tiempo a través de una pantalla. 

Gracias a “la dispersión”, el lanzamiento de diminutas cámaras a través de todo el planeta. De esta manera lograrían entender las actividades y la naturaleza de los especímenes inteligentes, habitantes de este lugar recién descubierto. 

Así comenzó el periodo de observación.

Durante la primera fase de la observación, se concentraron en analizar la flora y la fauna. 

Cada uno de ellos quedó fascinado ante la magnificencia de las criaturas. Sobretodo les fascinó la variedad de animales existentes, que le brindaban una gran gama de vida al planeta. 

Geográficamente, el territorio estaba bien proporcionado entre terrenos  y océanos. 

La flora era de ensueño, los colores eran vivaces, irreales para la vista de los tripulantes. Los alimentos habitaban por doquier, al igual que el agua,  por ende no había forma de que alguna criatura pasara hambre o sed. 

La composición de la atmósfera era ideal, esta contenía la oxigenación adecuada. 

Este nuevo mundo era un paraíso. 

La tripulación ansiaba con tocar la superficie,  sentir sus pies sobre aquellas tierras, con poder respirar aquel aire puro. Se les tornaba un nudo en la garganta el solo pensarlo. 

La primera fase los entusiasmo bastante, así que apresuraron a la siguiente; estudiar la especie inteligente del planeta. 

Hallaron que tecnológicamente los especímenes, habían alcanzado grandes avances. 

—Tienen redes de comunicación, justo como nosotros —dijo la fémina. 

—¿Podemos tener acceso a su red? —preguntó Nilo.

Ella asintió. 

Con el acceso a su red, dieron con que contenían en la misma una gran base de datos, sobre su mundo, el cual los tripulantes buscaron la forma de entender. 

Era sorprendente lo mucho que se asemejaba a estas criaturas de este lugar. Se apareaban en pares, era sociables, disfrutaban estando en manada. Poseían una gran gama de expresiones, algunas fáciles de entender, otras un total misterio. Parecían criaturas agradables, felices. En fin, estudiarlos era un proceso mágico. 

Con el paso de los días la nave se mantuvo oculta, observando actividades. 

Mientras, Nilo estudiaba lo que parecía ser la lengua más común de este mundo, con la intención de comunicarse si era posible. Cada día la idea de presentarse ante la sociedad alienígena y afianzar lazos con ellos, era más palpable. 

Pero, de un momento a otro, el panorama cambió por completo de nuevo. Un día de descubrimiento como cualquier otro fue interrumpido con el llanto de la fémina encargada de la dispersión de ojos a través del planeta. 




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