Desde ahora decido yo

La cena

Todos los asistentes comienzan a caminar hacia la mesa en orden y yo también, cuando soy interceptada por mamá.

 

  • Vi cómo hablabas con el novio de tu hermana y de la manera como te veía, aléjate – me señala.

 

  • ¿De qué demonios hablas?

 

  • Lo vi todo, así que no te hagas. Aceptaste hacer esto, así que entra en el papel desde ya – se da media vuelta molesta y acomoda su postura para luego dar una cálida bienvenida a todos.

 

Un poco frustrada respiré profundo e hice lo que mi psicóloga dijo, mentalizarme y tranquilizarme.

 

Debes estar tranquila, no quieres que suceda de nuevo. Eres fuerte.

 

Respiro profundamente por última vez y entro al show.

 

  • Hija – me llama papá – voy hacia él y cuando llego a su lado me toma del brazo – él es mi socio, el señor Olivares, es dueño de una de las empresas principales de España. Ella es su esposa – señala a una mujer muy bella – son españoles.

Sonrío amablemente, papá ya me había hablado sobre ellos y lo importante que es el señor Olivares para su empresa, así que trato de ser lo más amable posible. 

  • Mis padres son iraníes, al igual que yo – se señala al mismo – Pero por cuestiones de la vida, mis padres decidieron mudarse a España, donde nació mi hermana mayor. Allí fue donde crecí, donde conocí a mi esposa — le sonríe a la mujer — donde mi esposa pudo crear su propia editorial, donde nacieron mis hijas y donde me pude establecer como empresario. 

Me sorprende un poco como dice todo con tal ligereza, como si hacer todo eso fuera pan comido, no lo es por nada en el mundo. Papá tardó años en llegar hasta donde está, pero solo por un mínimo error está a punto de perderlo todo y por ello me tengo que casar. Los negocios son un juego cruel

 

  • Eso es impresionante, no debió ser fácil para ustedes hacer todo eso ¿Cuántos hijas tienen? – pregunto al recordar que dijo sus hijas nacieron en España.

 

  • Tenemos 2 hijas, una de 19, que es la mayor, y la menor que tiene 11 años – dice esta vez la esposa con orgullo pactado en su voz.

 

  • Qué bonito – digo con una sonrisa – me retiro – inclino un poco la cabeza hacia adelante – debo tomar asiento – digo cuando veo que las sillas de la mesa ya están siendo ocupadas.

 

  • No se preocupe, señorita, nosotros también debemos hacer lo mismo – dice el señor Olivares – felicidades, por cierto – me da una sonrisa amable – el matrimonio, aunque parezca algo caótico, puede llegar a ser algo hermoso si eliges a la persona correcta.

 

Asiento y me doy la vuelta mientras pienso en lo que me dijo el socio de papá, puedo decir que es feliz en su matrimonio y que ama a su esposa, por cómo la veía cuando ella hablaba sobre sus hijas.

 

Suspiro y voy a la mitad de la mesa, donde está mi asiento junto a mi prometido y tomo lugar. A los pocos segundos también llega Iván a tomar asiento a mi lado.   

 

  • Bienvenidos a todos y muchas gracias por asistir esta noche a la fiesta de compromiso de mi hija mayor – papá toma la iniciativa alzando una copa – antes que nada, cenemos para dar mano a la propuesta.

 

Todos asienten de acuerdo y mamá llama a los sirvientes, quienes con la mirada baja comienzan a llegar y servir la comida a todos.

 

Todos comienzan a comer en silencio, nada se escucha. Excepto los cubiertos en los platos y pequeños murmullos de las parejas.

 

  • Déjenme felicitar a su chef – habla uno que conozco como el señor Álvarez.

Mamá sonríe agradecida y orgullosa.

 

  • Muchas gracias – dice ella – siempre intentamos escoger a las mejores personas.

 

  • Se nota – dice esta vez la señora Di Ángelo, a quien conozco como la CEO de una empresa famosa que también se encuentra en España, pero de alguna manera rara nunca quiere hablar sobre ella.

 

  • Me siento muy honrada de que usted sea la que me diga esto. Les daré mis felicitaciones al cocinero de su parte.

 

Todos están de acuerdo con lo que dijeron los señores y siguen comiendo a gusto. Cuando todos terminan, mis nervios se ponen a flor de piel porque Iván se pone de pie para hacer la propuesta.

 

Aunque sé que esto es super falso, no puedo evitarlo. De alguna manera me pongo nerviosa.

 

Iván alza su copa y con una pequeña cuchara la golpea suavemente para llamar la atención de todos, ocasionando que todos dejen su plática y pongan atención emocionados.

 

  • Hora de llevar a cabo por qué estamos aquí – dice viendo a toda la mesa y quedando su mirada en mí – Charlotte – dice dándome la mano, la tomo y él me ayuda a ponerme de pie – hoy frene a todos y frente a tus padres, quiero pedirte que seas mi esposa – de su abrigo saca una caja aterciopelada negra, al abrirla veo un hermoso anillo dorado con detalles de flores con diamantes blancos – ¿aceptas?

 

Me quedo en silencio, con la mirada puesta en el anillo, sin poder maquinar nada coherente y con la boca abierta, aun viendo el hermoso anillo, que no había notado que tenía una pequeña abertura del lado derecho.

 

Siento una pequeña patada por debajo de la mesa que proviene de mi lado izquierdo, por certeza sé que se trata de papá queriendo que me apresure a dar una respuesta.

 

  • Si – digo como confirmación.

 

Todos comienzan a aplaudir mientras Iván desliza el anillo, por mi dedo anular. Una vez que termina se acerca lentamente a mí y toma mi rostro y mis ojos se abren impresionados.

 

Mientras más se va a cercando mi cabeza trabaja como un tren, rápido y casi oxidado. Su rostro se acerca cada vez al mío y yo me preparo para lo peor cuando sus labios se pegan a los míos y comienza a moverlos de manera lenta y casi romántica, por inercia lo sigo hasta que siento que es demasiado espectáculo y me separo de él.  



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En el texto hay: amor, odio, dolor

Editado: 26.03.2024

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