Los murmullos se escuchan por toda la sala, risas disimuladas y otras no tanto. La señora Di Ángelo comiendo todo lo que le ofrecen, mamá y papá aparentan la mejor felicidad del mundo, mi hermana está con su novio y mi “prometido” está haciendo una llamada de último minuto en su empresa.
¿Y yo?
Yo estoy en un rincón recostada contra la pared sosteniendo una copa que agarré en cuanto la vi.
Un bostezo sale de mi boca, lo tapo con la mano para no ser una maleducada, aunque nadie me esté viendo.
Veo a mi alrededor, nada impresionante que no haya visto antes, camareros, comida, personas simulando ser felices y amables, para luego hablar de ti a tus espaldas.
El living está decorado, aunque sea una propuesta mamá se esmeró mucho con esto.
Los manteles están decorados con un dorado no muy llamativo, algunas bandas que están al rededor son negras y otras blancas, sin dudas una combinación un poco rara, pero espléndida.
Los meseros que contrató mamá están con los típicos trajes elegantes de blanco y negro, con su cabeza en frente, sin ver a nadie, tal como lo ordenó papá.
Luego de unos 10 minutos Iván regresa a la habitación y al ubicarme con la mirada se acerca a mí.
Lo miro sin decir nada, luego de unos segundos sin decir nada, asiento y sigo con mi mirada al frente, sin ver nada o nadie en específico.
Estoy a punto de asentir de nuevo sin mirarlo, cuando veo que la señora Di Ángelo nos está viendo muy fijamente, más específicamente a mí.
Sé lo que intenta hacer y lograr que haga.
Suspiro disimuladamente, me acerco a Iván, pongo mis manos en sus mejillas, él me mira extrañado, pero aun así sigo con mi cometido.
Me acerco más a él y pronto nuestras respiraciones se juntan, mis ojos se cierran y junto a mis labios, con los suyos, son suaves. Iván parece tan sorprendido que tarda un poco en seguir el beso.
Es lento, es así. Iván toma mis caderas y pega contra su pecho, mis brazos se cruzan detrás de su cuello y comienzo a jugar con su cabello.
Así estamos durante unos segundos, que siento, fueron eternos. Hasta que por falta de aire nos separamos con la respiración agitada.
Con un poco de vergüenza miro a mi alrededor y noto que mamá y papá se dieron cuenta de nuestro pequeño espectáculo, ambos me miran con una sonrisa, ruedo los ojos y corriendo salgo del lugar.
Siento pasos detrás de mí, sin voltear, sé que es Iván, así que me dirijo a la salida y abro la puerta para él, aunque haya empleados para eso.
Está jugando conmigo y lo sé, por la sonrisa que tiene en su rostro, burlona. Se está riendo de mí, en mi cara.
Él se da media vuelta y se va, se dirige exactamente a un descapotable negro, muy bonito.
Siento que jalan de mi brazo de un momento a otro. La `puerta es cerrada y un grito es ahogado.
Paso por su lado y en el momento menos esperado su novio llega dando grandes zancadas hacia Abi y le propina una fuerte bofetada.
El rostro de mi hermana queda volteado de medio lado, con ella tocando esa parte de su rostro y ojos cerrados con lágrimas ya saliendo de ellos.
Su rostro aún sigue de medio lado, al parecer Óscar no se había dado cuenta de que yo estaba ahí, su rostro se vuelve pálido y su cuerpo tenso.
Mi mirada se vuelve fría, cruzo mis brazos por encima de mi pecho y tenso mi mandíbula.